La falta de decisión del Ejecutivo para
enfrentar la impunidad, la corrupción, la violencia y el hartazgo social fueron
algunos de los factores que marcaron la debacle del Partido Revolucionario
Institucional este domingo. Analistas consideraron que los bajos niveles de
popularidad del Presidente y los altos índices de desaprobación a su Gobierno,
impidieron que su PRI pudiera respaldarse en la figura presidencial durante la
campaña, hacerlo, lo hubiera hundido aún más, expresaron.
El Presidente Enrique Peña Nieto y su
esposa Angélica Rivera ayer durante la jornada electoral en la capital del
país. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo
Ciudad de México, 6 de junio
(SinEmbargo).- Una figura presidencial debilitada, los casos de corrupción a
nivel federal y local, y el hartazgo social fueron una parte importante del
caldo de cultivo que llevó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) a ser
el gran perdedor de las elecciones de este domingo, principalmente en entidades
en las que había sido Gobierno por casi 90 años, consideraron analistas.
A pesar de que dos días antes
de la elección el Presidente Enrique Peña Nieto inauguró obras viales en el
Estado de México y repasó las acciones de seguridad emprendidas durante su
administración, sus bajos niveles de popularidad tanto personal como de su
Gobierno le impidieron, durante todo el proceso, realizar algún tipo de acción
a favor de su partido.
“Peña no pudo hacer campaña a
favor de su partido a nivel local porque sabía que con sus bajos niveles de
aprobación no podía hacer campaña. Con una popularidad de entre 30 por ciento y
la percepción general negativa de su Gobierno, que ronda el 60 por ciento, era
imposible que hiciera algo para ayudar al PRI”, señaló a SinEmbargo Gerardo
Rodríguez Sánchez Lara, Coordinador académico del Centro de Estudios sobre
Impunidad y Justicia (CESIJ) de la Universidad de las Américas en Puebla
(UDLAP).
Escándalos como la “casa
blanca” – que la Primera Dama, Angélica Rivera Hurtado, compró a Grupo Higa–,
la concesión de obras a grupos de constructores como la española OHL e Higa, el
exceso en gastos durante las giras presidenciales y la compra de otras casas a
contratistas que nunca se aclararon por parte del mismo Peña Nieto y de su
Secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, son sólo algunas
razones por las que el PRI sabía que el Presidente “no podía ser factor de
ayuda a las candidaturas”.
La reacción del Gobierno
federal ante casos de impunidad, como la desaparición los 43 estudiantes de la
Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, en septiembre de 2014 en
Iguala, Guerrero, y matanzas como Tlatlaya y Tanhuato, también abonaron a la
derrota priista en entidades como Veracruz, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas.
“El Presidente tenía todo a
su favor para hacer una administración ganadora. Ha tenido factores en contra
como los precios del petróleo, pero algo de lo que la gente se dio cuenta es
que en primer lugar no debió apoyar la corrupción de gobernadores; en segundo
lugar, solapar la corrupción e impunidad de personas allegadas a él y a su
partido político; sólo ha sido una tapadero de corrupción, su misma actuación
ha sido corrupta por los favoritismos que han tenido empresas como Grupo Higa.
Se ha dedicado a ser la tapadera de otros y a no solucionar crisis como la de
los 43, la masacre que involucró a militares en Tlatlaya, Tanhuato…”, expresó
Guadalupe Correa Cabrera, profesor Asociado de la Universidad de Texas.
TODO A SU FAVOR
Sepúlveda dijo a Bloomberg
Businessweek que la de Peña Nieto fue una de las campañas más sucias de América
Latina en los tiempos modernos.
Sepúlveda dijo a Bloomberg
Businessweek que la de Peña Nieto fue una de las campañas más sucias de América
Latina en los tiempos modernos.
La profesora de la
Universidad de Texas consideró que como ningún Presidente, Peña Nieto ha tenido
todo a su favor: gobernadores en los estados más importantes, mayoría en las
cámaras de diputados y senadores, así como la aprobación de sus reformas
estructurales más importantes, como la Energética y la Educativa, sin embargo,
no pudo capitalizarlo.
“No ha podido ni con toda la
clase política a su favor. El Presidente no ha podido hacer nada y, al
contrario, vemos la corrupción, la debilidad del Estado de Derecho, la falta de
resultados, creo que ya nos demostró que no puede hacer las cosas, yo no le veo
ningún futuro al resto de la administración de Peña Nieto, yo creo que esto va
a ser un desastre”, agregó.
El PRI llegó a los comicios
del domingo gobernando nueve de los 12 estados en disputa, de acuerdo con los
conteos preliminares, lleva ventaja en cinco.
El número de estados que
controle el partido de cara al 2018 tendrá un impacto importante en la cantidad
de recursos que tenga y el número de votos que pueda reunir para la contienda
presidencial.
“El PRI perdió la presidencia
en el 2000 por primera vez en 71 años, y la recuperó en 2012. Pero el
Presidente Enrique Peña Nieto enfrenta bajos niveles de aprobación, intensa
violencia por el narcotráfico en partes del país y lo que algunos ven como la
falta de compromiso para combatir la corrupción”, señaló por su parte la
agencia Associated Press (AP) en un análisis sobre la jornada electoral del
domingo.
EL MAL HUMOR
El académico de la UDLAP
observó que en la debacle del PRI influyó también la confianza que el partido
tenía en la estructura priista nacional y local, además de la ventaja que
mostraban las encuestas “y no activaron mecanismos de movilización del voto”.
El “mal humor social”, al que
alguna vez se refirió el Presidente, consideró el académico, también influyó de
manera importante.
“Este Gobierno nunca entendió
que no entiende. Los casos terribles de corrupción a nivel local y federal
también molestan al mexicano común y la impunidad en los gobiernos locales y
federal, el hecho de que no se castigue a los gobiernos corruptos está siendo
una variable de cambio político y está apoyando los extremos ideológicos. Este
Gobierno no entiende que debe de dejar de ser cínico”, añadió.
Enrique Gutiérrez,
catedrático de la Universidad Iberoamericana, coincide con los análisis
anteriores y afirma que los ciudadanos en todo momento han estado al tanto de
la impunidad y violencia y en esta elección cobraron la factura, aunque más que
atribuirle la responsabilidad a la figura presidencial, se la atribuyó al
Revolucionario, “más que la figura de Peña son las condiciones en su conjunto
lo que ha llevado a la ciudadanía a ejercer un voto de castigo para el PRI”.
Indudablemente, consideró, el
resultado debilita al PRI como institución política, sobre todo de cara a las
elecciones presidenciales de 2018, que es algo que todos los partidos políticos
del país tienen ya en la mira.
“Porque en el esquema que el
partido planteaba, estaba ganar al menos 7 gubernaturas, y es algo que no se
está cumpliendo, entonces eso nos está dejando un PRI que se está debilitado,
un PAN [Partido Acción Nacional] que está ganado fuerza, un PRD [Partido de la
Revolución Democrática] desdibujado y casi desaparecido y un Morena [Movimiento
Regeneración Nacional] que se está consolidando como una opción política para
los ciudadanos”.
Aunque responsabilizó al PRI
de la derrota, recordó que los tres primeros años de una Presidencia son los
más fuertes, en los que el Ejecutivo debe generar iniciativas, consolidar
proyectos para fortalecerse en los siguientes años y encaminar la sucesión, sin
embargo, “la situación actual es de desánimo respecto al Ejecutivo y hacia la
imagen del partido”.
(SIN EMBARGO.MX/ JULIANA FREGOSO/ JUNIO 6, 2016 - 11:10 AM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario