La Viña del Señor
En su libro “El Poder: los
genios invisibles de la ciudad” Guillermo Ferrero, publicado cuando su autor se
encontraba en Ginebra en su huida del régimen nazi que arrasaba Europa, abarcó
los factores que comprenden la legitimidad del poder, esos mismos que en la
elección del 5 de junio, dejaron maltrechos a algunos contendientes y a otros
bien empoderados.
Como es sabido la corrupción
fue uno de esos factores que marcó el voto de castigo en las urnas. Otros
factores fueron inducidos desde los grupos de presión en algunas regiones del
país sujetas al escrutinio público utilizando a los partidos en contienda como
instrumento.
Por algo se dice que Enrique
Peña Nieto es un neto producto del poder de la televisión. Televisa lo difundió
en sus pantallas como bolsa de papitas o coca-cola desde que era gobernador del
Estado de México.
Esos poderes fácticos se
achacan haber influido sobre el electorado para forzar el resultado, lo que
deja mal parados a los partidos como contendientes de la jornada. De paso se
llevaron entre las patas a los candidatos independientes.
Si tal tesis es cierta,
tenemos entonces que los partidos y sus candidatos fueron instrumentos de la
capacidad desplegada por dichos grupos para castigar o apoyar a quienes
quisieron. Luego entonces, el acceso al poder estuvo determinado por esas
fuerzas invisibles del sistema político mexicano, cuyas dos piezas identificaba
Daniel Cosío Villegas, eran la presidencia y el PRI, cuando este era el partido
hegemónico, organizado como una extraordinaria maquinaria electoral ideada por
Plutarco Elías Calles, “El Turco”, para frenar la pugna entre los caudillos
revolucionarios y permitir el traspaso pacífico del poder.
LAS INOPERANTES PIEZAS DEL SISTEMA POLÍTICO
Luego de la elección ambos
pilares terminaron maltrechos. La presidencia muy debilitada y con reducida
fuerza para imponer decisiones, de ahí la mano dura mostrada con quienes
identifica como sus contrapartes, en una aplicación puntual de conceptos del
“Derecho penal del enemigo” y a quienes desde el poder y sus aliados trata de
presentar como un peligro al orden establecido, tal como lo detectó el filósofo
francés Michel Foucault en su texto “Los Anormales”.
El ejemplo es el de la CNTE y
sus líderes encarcelados en el Cefereso de Hermosillo, junto a José Manuel
Mireles, exlíder de las autodefensas michoacanas, lo que ha llevado a denunciar
al dirigente estatal de Morena, el exsecretario particular de Luis Donaldo Colosio
y Vicente Fox Alfonso Durazo, que la capital se está convirtiendo en un gulag o
una especie de prisión de San Juan de Ulúa, en donde Stalin y sus herederos
soviéticos o Porfirio Díaz encerraban a sus enemigos políticos.
Carlos Salinas, al asumir la
presidencia bajo el estigma del fraude perpetrado en 1988, buscó legitimarse
con medidas espectaculares como el encarcelamiento del líder del sindicato
petrolero Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”. En 1994 el levantamiento del
EZLN lo hizo temer el fin de su proyecto económico y el resquebrajamiento de su
legado, cosa que si logró la ejecución de Colosio.
En el 2000, el modelo priista
hizo agua con la alternancia, aunque en los doce años de gobierno panista pocas
cosas variaron, el modelo económico se profundizo y con ello sus males y con
Calderón, su guerra contra el narco –otros de los poderes fácticos—inundó de
sangre al país, llegando actualmente a 150 mil muertos y más de 27 mil
desaparecidos, según cálculos moderados.
El PRI luego de su triunfo de
2012, en cambio, perdió votos en comparación del 2015 y quedó sumido en una
crisis interna. No por nada es gratuito que su dirigente Manlio Fabio
Beltrones, convoque a iniciar una etapa de reflexión, es decir de sobarse el
chipote que le propinaron las urnas, mientras viejos dinosaurios como César
Augusto Santiago, reconocido alquimista tricolor se haya ido duro y a la
cabeza.
No hay que confundir, una
cosa es que el partido oficial haya recibido un severo golpe electoral y otra
que no pueda ser competitivo para el 2018 con su 25% de la votación.
EL PODER DEL CAPITAL EN ACCIÓN: EL MALESTAR SOCIAL
Así como a partir de la
nacionalización de la banca en 1982 por José López Portillo, detonó el paso a
la oposición de un sector del empresariado, quienes nutrieron las filas del
PAN, los llamados “neopanistas”, dicho partido entró de lleno a la competencia
electoral, siendo su primera prueba de fuego la elección local de Chihuahua en
1984, de donde emergió la figura de Francisco Barrio. Gracias al arribo de esa
camada encabezado por el sinaloense Manuel Maquío Clouthier el albiazul agarró
fuerza en algunas entidades federativas y se le vio con mayor capacidad
competitiva, cayendo las primeras gubernaturas para el partido en Baja
California y Guanajuato.
Es obvio que el PAN no es un
partido monolítico, sino que en su interior, como en el PRD coexisten las
diferentes tribus de diverso origen en la izquierda, se mueven grupos con
diferente fuerza y posicionamiento, reconocidos o no, como el Yunque, los tecos
o los masones al lado de panistas puros o de familias de fuerte raigambre
doctrinal como la Abascal, fundadora del movimiento sinarquista. El catolicismo
o los movimientos de ese corte ha sido otro de sus bastiones de que se nutre.
En 2015 fue claro que detrás
de la candidatura “independiente” de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, en Nuevo
León estuvieron poderosos empresarios de Monterrey y de influyentes medios de
comunicación y políticos de derecha como Rodolfo “El Negro” Elizondo, su
operador de cabecera. La reforma fiscal peñanietista fue el motivo del enojo de
la clase empresarial.
Y si en 2015 el cobro de
facturas al sistema priísta marcó la elección de ese año, el del 5 de junio fue
peor.
Ante el madruguete
senatorial, con motivo de la reforma anticorrpción, que obliga a los
empresarios que hagan negocios con el gobierno a presentar su 3 de 3, la
Coparmex ya alzó la voz y Emilio Gamboa, reviró afirmando que así como los
hombres de negocios se encaprichan, ellos (la clase política) también. El
frente quedó abierto.
LA CURIA AL ATAQUE: UN ATENTADO AL PLAN DE DIOS
Este 2016 la jerarquía de la
Iglesia Católica, esa que Benito Juárez, el fundador del sistema político
mexicano, con la presidencia, la suya obvio y el partido oficial, el liberal
entonces, separó del Estado, para controlarlos ellos, los liberales claro, jugó
su rol de poderoso medio de presión en contra de Peña Nieto y a favor del PAN,
como dicen que sucedió en Aguascalientes.
Su coraje deriva de la
propuesta de reforma que incluye los matrimonios igualitarios hecha llegar al
Congreso por parte del presidente. Esa acción fue tomada como una traición a
los principios del catolicismo, enarbolados por Francisco, definido en el
programa “Sacro y profano” del canal Once del Politécnico como un papa pastor
por Leonardo Boff, partidario de la teoría de la liberación y lo está
demostrando al mandar a su rebaño y a su grey en contra del PRI y Peña,
supuestamente un católico convencido al que el clero le perdió la fe.
En 2010 el entonces cardenal
de Buenos Aires, Jorge Bergoglio arremetió contra la presidenta Cristina
Fernández por el mismo tema y el peronismo en Argentina terminó derrotado en
las urnas. La tregua pactada con motivo de su visita al país se acabó. El
atentado al plan de Dios ya está dado.
CLIENTELA Y POLÍTICA: PATEAR EL BITACHERO
Se afirma que a Emilio
Chauffet, cuando fungió al frente de la SEP nunca lo convenció la reforma
educativa de Peña Nieto. Viejo zorro de la política, el mexiquense sospechaba
lo que venía. El encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, aliada de Fox y
Calderón y de muchos gobernadores que le debían el cargo, fue la gota que
derramó el vaso.
Si en 2000 el PRI demostró
que la clientela de sus sindicatos y sectores popular, obrero y campesino eran
un fracaso, en 2016 quedó otra vez demostrado. En contraparte MORENA de 2015 a
la fecha creció en votos –auténticos-- el 86%, un logró que ningún partido ha
alcanzado por la capacidad del Peje de galvanizar la molestia ciudadana.
Si la guerra calderonista
contra el narco disparó la violencia incontrolable en México, este año fue la
CNTE, el otro poder fáctico, el que puso de cabeza al proyecto de reforma
educativa de Peña y provocó la debacle tricolor en sus zonas de influencia, le
aplica toda la fuerza del Estado y el derecho penal del enemigo, con la Iglesia
el trato cambia. Mientras una del centro al sur del país y otra del centro al
norte, socavan –o aprovechan su debilidad— lo poco que le queda de operatividad
a su desgastada y desprestigiada presidencia.
En México cuando los extremos
se juntan ¡aguas!
A Porfirio Díaz, le aconteció
algo parecido y terminó embarcado en el Ypiranga y sus restos desde de su
destierro, no han podido regresar al país a descansar en paz…
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL
SEÑOR/ COLUMNA INVITADA / 17 Junio 2016)
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