Si hay una constante en el tiempo, en
los hechos y en los personajes que se relacionan con la planta de amoniaco de
Topolobampo, en Sinaloa, esa es Francisco Labastida Ochoa. El ex Gobernador y
especialista en temas energéticos, es el gestor de este proyecto a través de su
despacho Consultores en Desarrollo, Economía y Finanzas. Para el también ex
presidente de la Comisión de Energía del Senado, sin embargo, no existe
conflicto de interés en la promoción del proyecto industrial ni tampoco
controversia ambiental aun cuando la factoría de fertilizantes se construirá
dentro del noveno humedal más importante del país.
Gabriela Soto y Francisco Cuamea
SEGUNDA PARTE DE UNA SERIE
Ciudad de México, 21 de junio
(SinEmbargo/Noroeste).- A Francisco Labastida Ochoa le gusta utilizar la figura
de aviación para explicar la situación energética de México.
“La figura que yo identifico
es como un avión que va volando a toda velocidad, pero rumbo a una montaña,
entonces ese avión se va a estrellar con la montaña. ¿Para dónde le damos
vuelta? Para la izquierda, para la derecha, para arriba, para cualquier lado”,
expuso, por ejemplo, en el Foro de Debate en Materia Energética, organizado por
el Senado de la República en octubre de 2013.
“No tengo ninguna duda que
hay que darle vuelta a ese avión porque si no se va a estrellar, vamos por un
mal camino, en pocas palabras, y tenemos pocos años para hacer un cambio de
poco tiempo para hacer un cambio de fondo, en el sistema energético nacional”.
Quizá al sinaloense se le
recuerda más como el primer candidato del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) que perdió la Presidencia de México después de más de 70 años de detentar
el poder, pero Labastida tiene una trayectoria ligada al tema energético y de
planeación que a veces se deja de lado ante el tema político.
Ingresó en el servicio
público a sus 20 años. Con el tiempo, fue subsecretario de Programación y
Presupuesto con José López Portillo; Secretario de Energía y Minas con Miguel
de la Madrid; Gobernador de Sinaloa de 1987 a 1992 y presidente de la Comisión
de Energía en el Senado durante el sexenio de Felipe Calderón, por lo que ahora
que está al frente de su despacho Consultores en Desarrollo, Economía y
Finanzas tiene los recursos técnicos, políticos y los contactos necesarios.
¿QUIÉN NO LE ABRIRÍA LA PUERTA?
Francisco Labastida Ochoa. Foto:
Cuartoscuro
El priista no esperó las
decisiones del Congreso de la Unión respecto a la Reforma Energética. Como
insistió en distintas ocasiones, habría que virar el rumbo para no estrellarse,
así que tomó el control del avión sinaloense y giró la trayectoria hacia el gas
natural y, en concreto, se convirtió en el piloto de la planta de amoniaco que
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó de
manera condicionada para que se construya en una superficie de 267 mil 500
metros cuadrados que está dentro del polígono Ramsar Topolobampo-Santa María-Ohuira,
el noveno más importante del país por su relevancia para la conservación de las
aves migratorias.
Labastida Ochoa llevó por
tripulación al Gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, “Malova”, político
surgido del grupo Mochis a quien impulsó, primero como compañero de fórmula al
Senado en 2006 y luego como candidato a la gubernatura; Pedro Joaquín Coldwell,
compañero en el Senado y ahora Secretario de Energía con el Presidente Enrique
Peña Nieto.
También incluyó a su amigo,
“hermano” como lo identifica, Eduvigildo “Leovi” Carranza, empresario atunero y
propietario inicial de la empresa Gas y Petroquímica que desarrolla la planta
de fertilizantes; y a Rubén Félix Hays, empresario inmobiliario que vendió las
tierras para el proyecto, con quien Labastida tiene una relación de amistad en
su natal Los Mochis, lo invitó a ser candidato a Diputado federal en 2000
cuando compitió por la Presidencia y, luego, en 2010, operó la campaña de López
Valdez en la zona norte.
Y a su hijo, Francisco
Labastida Gómez de la Torre, hoy Secretario de Desarrollo Económico, pero
quien, desde su cargo anterior como coordinador de Proyectos Estratégicos,
operó la instalación del gasoducto en Sinaloa y promovió la inversión de la
planta de amoniaco.
El 5 de enero de 2011,
Labastida Gómez de la Torre recibió del Gobernador López Valdez el nombramiento
como titular de la Coordinación General de Proyectos Estratégicos, la cual no
existía en el nuevo Reglamento Orgánico de la Administración Pública Estatal.
Fue incluida después.
Aun cuando estas personas
están vinculadas con él y con el proyecto de la planta de fertilizantes, para
el ex Gobernador de Sinaloa no hay conflicto de interés.
En esa fecha, se le cuestionó
que haya elegido a personas tan cercanas a él. A lo que respondió: “pues no es
extraño, tengo 73 años y soy de Los Mochis, lo extraño sería que no fueran
amigos.
Después de soltar un “je” de
risa, se compone y asegura: “No hay conflicto de intereses”.
¿Ninguno?, se le cuestiona.
Ninguno, responde.
GESTACIÓN DE LA PLANTA
Para 2006, Francisco Labastida Ochoa no pensaba en repetir como candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Seis años después de su derrota ante Vicente Fox Quesada, el primer panista en ganar la primera magistratura de México, intentó, incluso, convencer a Roberto Madrazo para que no se lanzara y diera espacio a sangre fresca.
El tabasqueño no lo escuchó y quedó en tercer lugar ante el nuevo triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) con Felipe Calderón Hinojosa.
Labastida, sin embargo, tenía su plan… y sus temas de interés.
“Dadas las condiciones dije, ‘yo me voy a meter [en 2006] a ser candidato a Senador, me voy a jugarla por mi tierra y voy con proyectos bien claros, yo me quiero meter en energía y me quiero meter en seguridad pública’, son los dos temas”, dijo a Sabina Berman y Katia D’Artigues en el programa de entrevista “Shalalá”, en agosto de 2013.
En 2012, el mochitense dejó de ser Senador y, por lo tanto, se retiró de la presidencia de la Comisión de Energía de la Cámara. Después de eso, reactivó su consultoría privada, Codefi.
Al año siguiente, en 2013, a la mitad del sexenio de Malova, ya exploraba la posibilidad de producción de amoniaco, el cual se procesa en parte a base de gas natural y del cual México es deficitario, a pesar de la demanda de la agricultura local.
El primer paso fue ubicar a los mejores productores de amoniaco en el plano internacional.
“Vimos las tablas de quiénes eran los productores de fertilizantes más eficientes en el mundo, e identificamos que ProMan estaba trabajando todas sus plantas de fertilizantes con más del 100 por ciento de utilización de la capacidad de diseño, es decir, si una planta está diseñada para 2 mil 200 toneladas, ellos producen 2 mil 250 o 2 mil 300”, explica Labastida Ochoa en entrevista para Noroeste.
ProMan, dice, es la empresa alemana número cuatro en producción de fertilizantes en el mundo.
También ha sido anunciada como inversionista en la planta de amoniaco de Topolobampo, Sinaloa, aunque al cierre de este reportaje no hay documentación de ello en el Registro Público de la Propiedad de la entidad. Noroeste revisó en las delegaciones de Ahome, Culiacán y Mazatlán.
Además, directivos rechazaron dar su versión de la historia, cuando se les buscó en sus oficinas ubicadas en Los Mochis, Ahome, Sinaloa.
Apenas dejó la Senaduría, Labastida Ochoa viajó en 2013 a Alemania y a Trinidad y Tobago, donde Proman tiene plantas.
“Buscamos que se vinieran para acá”, cuenta Labastida en entrevista, “les llevamos los estudios de preinversión que habíamos hecho, y los estudios decían que era competitivo producir en Sinaloa para todo el Pacífico Norte: Baja California y llegar hasta Chile para producir fertilizantes y en su caso exportar”.
Codefi es la consultoría de donde el ex candidato presidencial dice que “saca para el chivo”. Y hasta presume que trabaja desde muy temprano. Despierta a las 6:30 horas, hace ejercicio y se activa hasta las 21:00 horas.
En la consultoría, según describe, participan ingenieros petroleros, ingenieros químicos y especialistas en petroquímica, por ejemplo, que son los que se encargan de desarrollar y hacer los estudios. Este proceso incluye las corridas financieras para llegar a lo que se llama estudios de preinversión.
“Nosotros somos un despacho que se encarga de promover proyectos de inversión”, expone Labastida.
“Los estudios tienen varias etapas. La etapa más barata, que es la que siempre se tiene que hacer, es una etapa que cuesta una parte muy pequeña el costo total del proyecto, pero eso sirve para decir si es atractivo o si no es atractivo para no gastar grandes cantidades”.
Entonces, ¿ustedes fueron contratados para hacer el estudio de preinversión (de la planta de amoniaco de Topolobampo)?
-Sí, eso es lo que hago y lo hago con varias empresas, todas privadas, y la única que está en Sinaloa es ésta.
¿Quién lo contrató para el estudio de preinversión (de la planta de fertilizantes)? ¿El Gobierno de Sinaloa?
-No, no, no, no… yo no le cobro 5 centavos al Gobierno de Sinaloa. Me lo contrataron directamente los alemanes (ProMan).
¿Cómo llega a aparecer “Leovi” Carranza en este proyecto?
Porque lo fuimos a convencer. Leovi y yo somos amigos, casi hermanos, entonces lo fui a convencer de que se metiera porque era un proyecto bueno. Entonces, él se convenció de que era un proyecto bueno, y que te conviene diversificarte, y luego por razones personales decidió no continuar.
¿Le dijo las razones
personales? ¿Hubo una plática al respecto?
Sí, platicamos bien, salieron
en buenos términos, ojalá se hubiera, quedado, pero simplemente no lo quiso
continuar, a mí me hubiera gustado que hubiera sido un paisano, entraron otros
de capital nacional.
¿Está enterado de la
controversia ambiental que se ha dado en este tema, de que el terreno está
dentro de un sitio Ramsar, ambientalmente protegido?
Leí algo que se decía que se
estaban afectando unos mangles, ahí no hay mangles, los mangles están como a 2
kilómetros de donde está ubicada la planta. Son unos terrenos salitrosos.
Me parece poco serio engañar
a la gente diciendo cosas que no son verdad.
“No sé qué tan fuerte (es la
controversia) lo que sí estoy seguro es que es una mentira”, defiende.
TOPOLOBAMPO DEJÓ DE SER LA UTOPÍA
La planta fue anunciada como
una de las obras más importantes de América Latina, pero ha sido cuestionado
por el daño que puede provocar al ambiente. Foto: YouTube.
Casi tres décadas atrás de
cuando Labastida Ochoa gestionó la planta de amoniaco en Topolobampo, el
mochitense asumió la Gubernatura de Sinaloa. Entonces, el puerto de su natal
Ahome, entró en la agenda de prioridades.
Su administración impulsó
este punto del Pacífico para sentar las bases del desarrollo de la industria,
dadas sus ventajas logísticas. El entonces ex subsecretario de Programación y
Presupuesto y ex Secretario de Energía sabía que el mercado estaba por abrirse.
Estados Unidos, Canadá y
México trabajaban el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Cuando
Labastida Ochoa concluyó su administración en 1992, se firmó el TLCAN, el 17 de
diciembre de ese año; y para el 1 de enero de 1994, cuando la economía derribó
las fronteras con la entrada en vigor del tratado, Topolobampo estaba listo.
Nacido en Los Mochis y
conocedor de la zona, Labastida se empeñó en que el puerto dejara de ser una
utopía.
“Mi administración ha
impulsado el desarrollo de Topolobampo como un futuro polo industrial que
aproveche las inversiones federales realizadas en el pasado y los recursos con
que cuenta esa zona de nuestra entidad”, presumió en su Primer Informe de
Gobierno en 1987.
“Su disponibilidad de agua
dulce para utilización industrial, la facilidad de comunicaciones que lo
conectan con el centro sur de los Estados Unidos y el este asiático, así como
con la región noroeste del país, habrán de complementarse con su consolidación
como un puerto comercial de altura”.
Al cuarto año de su
administración, el entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari y compañero de
Gabinete en la Presidencia de Miguel de la Madrid, vino a Sinaloa a inaugurar
la primera etapa del puerto de Topolobampo.
“El primero de junio de 1991,
Topolobampo dejó de ser una utopía”, proclamó en su Quinto Informe de Gobierno.
“Cuando el Presidente Salinas
de Gortari inauguró la primera etapa del puerto de altura, no sólo cumplió
nuevamente con hechos, con un compromiso que hiciera durante su campaña
política, sino que sentó las bases para que Sinaloa se transforme y modernice.
Pueblo y Gobierno vimos materializarse un viejo sueño que nos abre un nuevo
futuro”.
A la mitad del sexenio
labastidista, se reportaba la desincorporaron de 162 hectáreas de terrenos
nacionales, donde se asienta el pueblo de Topolobampo; y al menos se
expropiaron otras 513 hectáreas para la constitución de reservas territoriales
para uso industrial y habitacional.
La planta de amoniaco, que la
Semarnat autorizó que se construya sobre una superficie que pertenece al noveno
humedal más importante del país, será posible por la llegada del gas natural a
Sinaloa.
Para la producción de
fertilizantes, como el amoniaco, el gas natural es un insumo primordial y,
además, económico.
El 12 de noviembre de 2012,
el aún Presidente Felipe Calderón atestiguó en Mazatlán la firma de convenio
para el arranque de obra del gasoducto en Sinaloa, entre la Comisión Federal de
Electricidad, la empresa Transcanada que transportará el gas y el Gobierno de
Sinaloa.
Concluían dos años de
gestiones para conseguir que la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
instalara en Sinaloa la tubería para transportar el energético. En ese periodo,
siendo Senador, Francisco Labastida Ochoa estuvo ocupado.
“Todo nació de la inquietud
del Gobernador de Sinaloa, de Mario López Valdez, quien me pidió que
promoviéramos que llegara el gas a Sinaloa, cuando yo era Senador”, comparte en
entrevista a Noroeste.
“Entonces, le dije, ‘con todo
gusto’, y promoví una cena con el Secretario de Energía, Jordy Herrera; el
director de CFE y con el Director de Pemex.
Les planteamos entonces la
idea y la solicitud para traer gas importado desde Texas”.
El entonces presidente de la
Comisión de Energía del Senado logró persuadir a los responsables del tema
energético del Gabinete de Felipe Calderón. Les resultó interesante el ahorro
de 800 millones de dólares que conseguirían si las plantas de la CFE en Sinaloa
cambiaban de combustóleo y diésel a gas natural en la producción de
electricidad.
“Ellos me dijeron”, cuenta
Labastida, “‘la idea está buena pero no tenemos dinero para hacer los
gasoductos’; entonces yo les propuse que hiciéramos un estudio con algún
despacho de su confianza, que le tuvieran respeto para que calculara cuál era
la mejor ruta y en dónde se podía ahorrar más dinero.
“Resultó que, pasando por
Chihuahua, por Sonora y Sinaloa, Topolobampo y Mazatlán, se ahorraban más de
800 millones de dólares al año. A partir de ese momento, yo les dije, ‘ya ven,
es un proyecto prioritario para ustedes y constrúyanlo con un margen para que
la industria en el estado se pueda desarrollar”.
“Esa fue mi aportación, a
partir de ahí lo tomó el Gobierno del Estado, y se encargó de desarrollarlo. Yo
les di la idea, hicieron el estudio y ya luego se encargaron el Gobierno del
Estado y las dependencias federales, de impulsarlo, y yo me encargué de
impulsar industrias que se vinieran al estado a desarrollarse”.
TOPOLOBAMPO, HOY, A OJOS DE LABASTIDA
Ahora, 24 años después de su
sexenio, comenta sobre el potencial de desarrollo que tiene Topolobampo.”Qué
ventaja tiene Topolobampo con respecto a otros lugares”, plantea, “primero el
muelle, el puerto, tiene la profundidad más alta en todo el estado; segundo,
tienen la ventaja de que tienen tierras salitrosas que su uso más útil es
dedicarlo a la industria”.
–¿Cuál es el potencial de
desarrollo que tiene Topolobampo?
–En mi opinión personal no
sólo en Topolobampo sino en todo el estado de Sinaloa porque el gasoducto llega
por Topolobampo, pero luego se continúa hasta Mazatlán, o sea, cubre las
ciudades más importantes del estado y va a posibilitar que terrenos que hoy son
agrícolas o simplemente no se están utilizando puedan utilizarse para fines
industriales.
ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON
AUTORIZACIÓN EXPRESA DE NOROESTE.
(SIN EMBARGO.MX/ NOROESTE/ REDACCIÓN / JUNIO 21, 2016 - 1:33 PM)
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