El pulso del electorado solía
tomarse mediante encuestas, hasta que los políticos mexicanos le tomaron la
medida a las encuestas. El dirigente de uno de los principales partidos recordó
recientemente que en el proceso de selección de candidato en uno de los 12
estados que se juegan la Gubernatura en tres semanas, cada aspirante llegó con
su medición donde iba arriba de los demás, y con grabaciones tóxicas de sus
adversarios. La anécdota, ilustra el proceso en curso, pero sobre todo define
las elecciones más sucias y violentas que se han vivido hasta la fecha. ¿Cómo
saber cómo van las campañas? Si usted no está metido en los cuartos de guerra
donde se diseñan las guerras electorales, algunas sugerencias no sobran.
1.
Lo primero es no
creer las encuestas publicadas en la prensa, salvo aquellas que tengan el aval
de los medios que las difunden. Desde las elecciones federales de 2015, la
venta de encuestas a la medida con la garantía que sería publicada en un medio,
es una práctica recurrente. Se han perdido los escrúpulos frente al sonido del
dinero. Uno de ellos no tuvo prurito en publicar la encuesta de una campaña
donde el candidato que la pagó tenía una cómoda ventaja, y días después,
publicar otra encuesta pagada por la campaña contraria, donde era su candidato
quien encabezaba las preferencias. En un caso extremo, cuando uno de los
brokers no pudo cumplir con el ofrecimiento de publicación, le respondió a
quien le pagó (en un chat al que se tuvo acceso): “No te apures. Te la compenso
con otra encuesta que quieras”.
2. Lo segundo es ver cuánta
información que no es de fácil acceso público, comienza a diseminarse en la
prensa. Esto es lo que llaman algunos candidatos como guerra sucia, que si bien
es un recurso que utilizan los partidos contra sus oponentes en forma amplia y
profesional –desde la campaña presidencial de Vicente Fox se crearon equipos
que buscaban los trapos sucios de los candidatos, para cuando se presentara la
oportunidad utilizarlas y dañar al adversario-, suele mezclarse y confundirse
con trabajos periodísticos auténticos que buscan explorar el récord y los
antecedentes de candidatas y candidatos. Hay momentos donde no es posible
discernir cuál tiene una fuente interesada, y cuál es producto de un trabajo de
investigación. En cualquier caso, quien es cuestionado en esos trabajos, suele
resultar dañado electoralmente en diferente medida.
3. Lo tercero lo da la
frecuencia y la intensidad con la que fluyen esos materiales en los medios de
comunicación. Por ejemplo, en las dos últimas semanas ha estado bajo fuego
político y mediático el candidato del PAN a la Gubernatura de Tamaulipas,
Francisco García Cabeza de Vaca, por imputaciones de presuntos nexos con el
crimen organizado. El domingo pasado un periódico de distribución nacional
difundió una encuesta de Tamaulipas –la primera pública-, donde el candidato
del PRI, Baltazar Hinojosa, aventajaba a García Cabeza de Vaca por ocho puntos.
Pero si alguien quería saber quién había hecho la encuesta, no pudo encontrar
quien había sido el responsable, ni tampoco el periódico la asumía como suya.
Al día siguiente, podría uno pensar por las presiones recibidas, el mismo
periódico publicó la encuesta de una empresa reconocida donde señalaba que la
contienda en Tamaulipas estaba en un empate técnico. Obviamente, las dos
encuestas sobre los mismos candidatos, fueron utilizadas como herramientas de
golpeteo electoral.
4. La feria de encuestas,
enviadas a la prensa desde los equipos de campaña para su difusión –aunque en
ocasiones se envían fragmentos de los estudios realizados con el propósito de
manipular periodistas y alterar la fotografía tomada-, se acompaña por la
difusión de grabaciones ilegalmente obtenidas que suelen salir bajo el sello de
“Anonymous”, que según la biblioteca Wikipedia, “es un seudónimo utilizado
mundialmente por diferentes grupos e individuos para realizar en su nombre
acciones o publicaciones individuales o concertadas”, de protesta a favor de la
libertad de expresión o contra abusos.
“Anonymous” se ha metido de
lleno a las campañas en México, aunque de acuerdo con expertos que han estudiado
su comportamiento, la cuenta mexicana es un clon, y no la original. Esas
grabaciones, sin embargo, han tenido la puerta abierta en los medios, como fue
evidente desde que llovieron los ataques a Jorge Luis Preciado, el candidato
del PAN que perdió las elecciones de Colima.
5. Así como la intensidad de
materiales negativos contra un candidato o candidata revelan la complejidad de
una contienda, la difusión de los materiales videograbados elevan los grados en
el termómetro político. En los últimos días han aparecido grabaciones sobre la
presunta corrupción y pederastia del candidato del PAN a la Gubernatura de
Veracruz, Miguel Ángel Yunes, así como documentación explosiva en contra de
Jorge Castillo, operador político y financiero del Gobernador de Oaxaca, Gabino
Cué, que sugiere también actos de corrupción.
Si la premisa de esta
hipótesis para ubicar las contiendas más competidas se da por el grado de
violencia magnificada en los medios, se puede argumentar que los candidatos del
PRI en Oaxaca, Tamaulipas y Veracruz están sufriendo para doblegar a sus
oponentes, y que esta vía de lucha es la única que se encontró para hacerlos
competitivos. No se asuste. Son los tiempos que vivimos. La última sugerencia
que se podría hacer, empero, es que no apueste por nadie, porque todo se
embrolló de manera tan inmunda, que el próximo 5 de junio cualquier cosa puede
pasar.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa
(NOROESTE/ “ESTRICTAMENTE PERSONAL”
DE Raymundo Riva Palacio/ 19/05/2016 |
04:00 AM)
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