Con bajo presupuesto, equipo deteriorado
y otro más en reparación, la Dirección Estatal de Protección Civil enfrenta
este año una temporada de lluvias más intensa, más fuerte, más destructiva y aparentemente desde la esfera oficial, se
pierde la memoria y tragedias de décadas anteriores se esfuman entre el pleito
presupuestal y la administración de recursos
Aun cuando la tormenta estaba
anunciada para el arranque de 2016, específicamente lluvias más intensas que en
años anteriores, sobre todo en la Zona Costa -Tijuana, Playas de Rosarito y
Ensenada-, el gobierno no se preparó para la contingencia. Por ejemplo, el
vehículo anfibio para rescate, la llamada “Oruga”, se encuentra en reparación y
ha estado parado desde hace al menos tres años. Aunque aseguran estará listo
“en una semana”.
Aparte, la infraestructura
básica para la Dirección Estatal de Protección Civil ha quedado rezagada, no
hay vehículos, la mayoría están en el taller, y en zonas como Ensenada ni
siquiera hay personal; además de que el presupuesto de Protección Civil no ha
variado en los últimos 11 años.
Con decir que hasta las
oficinas principales de la Dirección en la colonia Francisco Villa, tienen
goteras.
Sin embargo, Antonio
Rosquillas, titular de Protección Civil, se muestra cauto en sus declaraciones
sobre la precariedad de su infraestructura. Asegura que la UEPC es un organismo
que coordina esfuerzos y que una buena parte de la prevención operativa le corresponde
a otras instancias, sobre todo a las relacionadas con el ordenamiento
territorial.
Igual se muestra reticente a
criticar la burocratización de los recursos, aunque sí cuestiona que sea el
área administrativa de la Secretaria General de Gobierno, la que defina tiempos
y acciones, mientras el responsable de esa instancia, José Valdivia, enfatiza
que hay que cuidar muy bien “los chelines”, ya que se trata de dinero público y
hay que hacer eficiente el gasto.
“NIÑO” FUERTE O DÉBIL, PREOCUPAN LLUVIAS: ROSQUILLAS
Según Antonio Rosquillas
Navarro, el fenómeno “El Niño” tiene implicaciones a nivel global, explicando
cómo ese fenómeno se presenta en la zona ecuatorial del Océano Pacifico y a
distancia influye en el clima de las regiones del mundo. En el caso de Baja
California provoca mayor cantidad de lluvias en invierno, por consiguiente,
cuando se espera mayor influencia del “Niño” con precipitaciones -como las que
se presentan esta semana- durante enero y febrero. El funcionario agrega que
toda esta información se ha estado proporcionando desde hace varios meses.
Dice que el fenómeno
meteorológico tiene que ver con el calentamiento superficial del agua en la
zona ecuatorial del Pacífico y se espera sea más fuerte incluso que el de 1950
o similar al de 1998. “Independientemente de la magnitud de la fuerza del
‘Niño’, a nosotros nos ha provocado lluvias muy importantes ‘Niños’ débiles
-1977,78 o el 80-; en el 93 ‘El Niño’ estaba neutral, con aguas superficiales
dentro de la normalidad.
“Para mí como Protección
Civil no tiene un peso específico que sea un ‘Niño’ muy fuerte o no, a mí me
preocupan las temporadas de lluvia, todas las temporadas de lluvia, ‘El Niño’
cada dos a siete años puede ir y venir, pero las temporadas del lluvia son
todos los años”.
Rosquillas considera que
debemos estar preparados todo el tiempo ante la temporada de lluvias, y en la
de este año se eleva muchísimo la probabilidad de fuertes, abundantes chubascos
por el fenómeno “El Niño”.
El experimentado funcionario
refiere las principales zonas de riesgo en toda la entidad.
Menciona el caso de Mexicali,
en la zona del Rio Nuevo -en las colonias Agualeguas y El Vidrio-, que
históricamente se han inundado y se van a seguir inundando hasta que no se haga
todo un sistema pluvial que incluya la reubicación con el involucramiento de
diferentes niveles de gobierno, sobre todo de quienes se encargan del
ordenamiento territorial.
Se le plantea que pareciera
no se ha hecho nada para contrarrestar esa situación, Rosquillas responde: “A
mí no me gustaría meterme a fondo en eso, porque yo no soy el que determina el
ordenamiento territorial...”.
- Pero ¿a ustedes les toca
lidiar con las repercusiones de esa situación?
“A nosotros nos toca avisarle
a la gente, coordinarnos para que la gente que vive en zonas de alto riesgo
esté lista para enfrentar el problema y básicamente coordinar la atención”,
dice al mencionar áreas como la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y
Urbano a nivel federal, o a la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano
estatal y municipal, entre otras instancias encargadas de ese ordenamiento
territorial y determinar si se reubica o no, o si se hace una obra más grande,
un mejor desarrollo y cuánto se invierte. “No es mi tema”, elude Rosquillas.
En el caso de Tijuana, indica
que la ciudad está asentada sobre 32 cuencas, la mayoría ya tienen
infraestructura pluvial, pero hay dos que le preocupan: la que está en la
delegación El Centenario -Cañón Las Torres y Nido de las Águilas, que vienen
del cerro de Otay desde Estados Unidos, traspasa la frontera y cruza una zona
con importante densidad poblacional para desembocar en el Río Alamar.
“Aquí hay asentamientos
irregulares y no hay infraestructura pluvial”, sugiere en relación a que se
trata de un cauce natural, además de invadido. En esa zona no ha llovido fuerte
como en el 78, 80 o el 93, aparte de que en ese entonces estaba despoblada en
un 90 por ciento.
En Ensenada -aclara se trata
de detalles más del Municipio- señala una cuenca “preocupante”, la del arroyo
que desemboca en El Sauzal, por un lado del CICESE.
De Rosarito, Rosquillas
apunta el Cañón de Huauatay, que inicia cerca del Corredor 2000, cruza una
extensión despoblada pero cuando entra a la zona poblada de la ciudad no hay
infraestructura, y con asentamientos prácticamente en el lecho del rio. “Ahí
hubo siete muertos en el 98 y no se ha hecho ninguna modificación a su
estructura”, anota. Otras áreas de riesgo en esa misma zona son los cañones del
Morro y del Descanso, aunque en este último hay gente viviendo ahí desde hace
muchos años.
“ORUGA”, ADMINISTRACIÓN DE SECRETARÍA Y
RESPONSABILIDAD DE PROTECCIÓN CIVIL
Para el presente año, a la
Dirección de Protección Civil -parte de la Secretaría General de Gobierno- se
destinaron 9.5 millones de pesos, exactamente lo mismo que en 2015 y el mismo
monto que han recibido desde hace 11 años.
En el caso de la “Oruga”,
Antonio Rosquillas detalla que el vehículo anfibio está en reparación en los
talleres de Mexicali, ya que de acuerdo al Reglamento Interno de la Secretaría,
corresponde al área de administración repararla, pero con presupuesto de
Protección Civil.
Afirma que desde que entró
esta administración -diciembre de 2013- el vehículo estaba parado y tenía seis
meses en esa situación. El vehículo especializado es de origen noruego con
motor Mercedes Benz, pero todas sus piezas son muy especiales, entre ruedas
guía, bandas, rótulas de tracción, dirección.
Rosquillas Navarro refiere
que son cerca de 200 mil pesos el monto necesario para la reparación. El
vehículo adquirido por el gobierno estatal en 1992 fue prestado hace unos años
al gobierno de Tabasco durante las inundaciones.
Le han asegurado que la
“Oruga” estará lista en dos semanas y funcionando al 100 por ciento.
El titular estatal de
Protección Civil se muestra cauto al abordar el tema de la burocratización del
mantenimiento del equipo y solo cita que de acuerdo al Reglamento Interior de
la Secretaría, corresponde al administrador tomar la responsabilidad de esas
acciones. Aun así suelta:
“Debería de ser mía, yo debería
tener la autonomía total, porque yo soy el responsable de responder, de tener
el equipamiento adecuado, pero eso tendremos que buscar la manera de
corregirlo”.
- ¿Eso implica que el seguir
ese reglamento hace lento el proceso de reparación?
“No me gustaría meterme en
camisa de once varas, el pisar los cables con la misma gente de mi gobierno.
Pero como no ha estado en mis manos arreglarla y yo no soy ‘el jefe de’, ahora
sí que estoy en manos de que cuando él considere llevarlos a reparar y dónde
los va reparar, con qué y cómo, pues
ahora sí que la responsabilidad interna recae en el administrador”.
- Pero a ustedes les recae la
responsabilidad en cuanto a poder desarrollar sus tareas…
“La responsabilidad ante la
población es mía, ante el propio gobernador es mía, ante el propio secretario
es mía, lo cual no debería ser una excusa decir que no lo han arreglado. Creo
que son de esas inercias que es muy sano romperlas para que, si voy a ser el
responsable de atender una emergencia y de mí dependa que muera o viva gente,
que se destruya o no infraestructura, pues que yo sea cien por ciento
autónomo”, expone en referencia a la reparación de vehículos, equipo de
comunicación y demás equipamiento.
“Esa responsabilidad la tiene
el administrador y él aplica sus tiempos, los suyos, no los míos...”.
“Espero que todo eso haya
servido, la población haya tomado su lugar, hayan hecho sus planes familiares
de protección civil y estén listos y preparados porque la lluvia ya está; si no
lo hiciste en los últimos cuatro meses, te queda un día para hacerlo”:
Antonio Rosquillas
CUIDAR EL DINERO
José Guadalupe Valdivia,
director de Administración de la Secretaría General de Gobierno, justifica que
el vehículo anfibio tenía más de tres años averiado, que las piezas para la
reparación se mandaron pedir a China y se esperaba que llegasen esta semana. Se
trata de unos engranes que hacen girar las cadenas.
Calcula que por las piezas se
gastaron 80 mil 759 pesos, aunque aclara que originalmente les habían dado un
presupuesto de 200 mil pesos, pero se buscó reducirlo. Un tercer presupuesto
era por cerca de 250 mil pesos.
Valdivia explica que desde
octubre del año pasado dio inicio el trámite para la reparación que -asegura-
quedará concluida esta semana. “Una de las tareas del administrativo es cuidar
el dinero como si fuera tu lana”, reflexiona en alusión a un primer presupuesto
para reparar la “Oruga” por 252 mil pesos.
En cuanto a otro equipo de
Protección Civil pendiente de reparar, hace mención de dos unidades pick-up Ram
en las que calculan gastar cerca de 18 mil pesos y que estarán listas en un par
de semanas.
Aparte, existe un paquete de
infraestructura que se está entregando, incluida la reciente dotación de diez
aparatos de televisión -para monitores- más un par de teléfonos satelitales que
costaron 120 mil pesos el par.
Además de un equipo de
cómputo, sillas y escritorios, también le aportaron a Protección Civil diez mil
sacos para arena y lo que llama “diverso equipamiento”.
En cuanto al presupuesto de
9.5 millones de pesos para la Coordinación de Protección Civil, Valdivia
refiere que desde hace 11 años es el mismo monto destinado a esa instancia. Del
tema presupuestal, la tramitología y burocratización del proceso para
reparación y adquisición, sintetiza:
“Presupuestalmente ha crecido
poco porque no hay más lana, si le destinas más recursos habría que ver a que
otra área se lo quitas. La lana es de todos y a veces unos queremos el recurso
de otros, la sábana es la misma, tienes que buscar cómo armonizar todo el
recurso.
“Estamos articulados, de
alguna forma tenemos comunicación, yo confío en que él (Rosquillas) sabe lo que
tiene que hacer y espero que él confíe en lo que yo tengo que hacer. Tenemos
que ajustarnos a la normatividad. Protección Civil tiene su razón de ser porque
es el seguro de que alguien va a tomar el liderazgo y sabe todas las posibles
eventualidades que se pueden presentar
en determinado fenómeno, y va a estar para conducir los trabajos y saber a
dónde los tiene que llevar. En el momento en que ocurran las cosas la lana va a
salir, de donde tenga que salir…”, concluye.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ Sergio Haro
Cordero / Fotos. Sergio Haro/ 11 de
Enero del 2016 a las 12:00:46)
No hay comentarios:
Publicar un comentario