En otoño pasado, los comandos
de élite de la Marina tuvieron en la mira de sus fusiles de asalto la cabeza de
Joaquín “El Chapo” Guzmán o estuvieron en condiciones de capturarlo en la
sierra de Durango, con lo que habría terminado rápidamente la persecución a los
pocos días de haberlo detectado en Tamazula. No lo hicieron por diferentes
razones. Una fue que cuando sorprendieron a Guzmán en el primer escondite al
que llegó en la sierra, dispararle habría causado daños colaterales, por lo que
la orden de matarlo no se dio. La otra fue por la petición del Gobierno de
Estados Unidos, de suspender la operación para atraparlo vivo o muerto, porque
varias celebridades de Hollywood que habían estado con él se encontraban aún en
la zona de operaciones.
Los dos momentos fueron
referidos por la procuradora general Arely Gómez el viernes, cuando dio a
conocer detalles generales, sin contexto ni precisión, sobre la investigación
que condujo a la recaptura de “El Chapo” Guzmán. La exposición de la
procuradora es la narrativa oficial que quiere dar el Gobierno federal sobre
cómo fue la investigación y la cacería del criminal, que por razones
probablemente para no dar a conocer métodos y recursos utilizados en el
proceso, esconde detalles importantes de cómo se pudo aprehender a Guzmán a los
seis meses de escaparse del Altiplano.
Estos episodios son más
contextuales que determinantes en la recaptura del “Chapo”, como el Gobierno
federal sugiere, en particular el de la visita de la actriz Kate del Castillo,
el actor Sean Penn y dos productores españoles que, según la procuradora,
preparaban una película autobiográfica de Guzmán. La prensa enfatizó ese ángulo
el fin de semana, presentando al criminal como un personaje egocéntrico. El
episodio abre muchas dudas. Guzmán siempre ha sido muy disciplinado y metódico,
de acuerdo con personas que lo combatieron, y es obsesivo con sus
comunicaciones. En esta ocasión estableció comunicación por mensajes de
BlackBerry en momentos donde sabía que ya lo estaban buscando, lo que parece más
una acción deliberada que un descuido.
Según la procuradora, varios
participantes en la película se reunieron con los abogados de Guzmán. Fueron
Óscar Manuel Gómez Núñez y Andrés Granados, en un lugar cercano a Culiacán.
Funcionarios federales dijeron que el encuentro fue previo al 2 de octubre,
porque en esa fecha estuvieron en la sierra con “El Chapo”. La procuradora dijo
que ese encuentro dio la localización exacta de Guzmán, aunque hay
inconsistencias que no responden a errores. La procuradora dijo que Guzmán se
encontraba en Pueblo Nuevo, en las colindancias con la parte sur de Sinaloa,
cuando en realidad se encontraba en Tamazula, en la parte norte. A Pueblo Nuevo
se puede llegar por carretera; a Tamazula sólo se llega por aire, o por una
brecha de tierra de seis horas. En la entrevista que Guzmán le dio a Penn,
publicada en la revista estadunidense Rolling Stone, se menciona un mensaje
detallado del “Chapo” a Penn y Del Castillo sobre la operación de la Marina el
5 de octubre en Tamazula.
La narrativa del Gobierno
deja fuera de la cronología el trabajo de inteligencia de la DEA, aunque aún no
se pueden establecer los tiempos que aclaren si la vigilancia estadunidense
sobre Penn y del Castillo fue detonada por su información, o como consecuencia
de información mexicana cuando descubrió el contacto de la actriz con el
narcotraficante. Los agentes mexicanos tenían bajo vigilancia a los abogados
del “Chapo” desde su fuga, por lo que es probable que descubrieran en ese
proceso el contacto con la actriz. Cuando se dio el encuentro con “El Chapo” en
Tamazula, los comandos de la Marina ya lo tenía ubicado. De hecho, contrario a
lo que se informó oficialmente, no ayudó esa reunión con las celebridades de
Hollywood a su ubicación exacta, sino que se tuvo que aplazar la operación por
72 horas. La razón fue una petición del Gobierno estadunidense ante el temor de
que quedaran atrapados en los enfrentamientos y hubiera daños colaterales de su
compatriota. La operación comenzó hasta el 5 de octubre, en el inicio del final
de la cacería contra “El Chapo”.
Ese día, la operación de los
comandos fue por aire, intercambiando fuego con las escoltas de Guzmán, quien
comenzó a correr hacia la barranca. De acuerdo con funcionarios federales,
Guzmán salió de la casa acompañado por la cocinera y sus dos hijas. Esto no fue
inusual. Desde que vivió como prófugo en Tamazula, tras su primera evasión de
la cárcel, Guzmán siempre estuvo acompañado por una cocinera. Los comandos lo
vieron desde el aire y uno de ellos lo tenía en la mira de su arma. La
valoración instantánea fue que haberle disparado en ese momento, por las
condiciones del tiro, podría haber puesto en peligro la vida de la cocinera y
sus hijas, por lo que no se autorizó la acción.
Las mujeres no pudieron
seguir corriendo y fueron detenidas –la cocinera se encuentra bajo arraigo–,
mientras que Guzmán tropezó, cayó en una barranca y fue detenido por un alambre
de púas. Ahí comenzó una huida a pie y en mula, perseguidos por los comandos
que, con el paso de las semanas, cambiaron la estrategia de persecución con lo
cual lo engañaron y crearon las condiciones para su recaptura en Los Mochis el
viernes pasado.
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE
PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 11 DE ENERO 2016)
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