Los reporteros de Mexicali lo
escucharon en conferencia de prensa y lo publicaron el 7 de enero, “con la
mayor humildad, esa es la retribución que creemos y que estamos convencidos que
nuestra función merece”, dijo Javier Garay Sánchez, consejero presidente del Instituto Estatal
Electoral (IEE), al referirse al auto-aumento de sueldo que se otorgaron, pese
a no existir recursos suficientes en su presupuesto.
En ZETA (edición 2176) y
diferentes medios de comunicación ya se había explicado que la intención de los
consejeros -que finalmente concretaron- era crecer su salario de 68 mil a 95
mil pesos al mes, y al Presidente, de 68 mil a 110 mil pesos mensuales. Además,
la partida de dietas y retribuciones de consejeros, que era de 7.6 millones de
pesos, la aumentaron a 21.2 millones de
pesos para 2016.
La cita con los reporteros
era para hablar del proceso electoral, pero los representantes de medios
cachanillas decidieron preguntar sobre el abuso al erario y recordarles que
ahora disponen de menos facultades porque ya no tienen la responsabilidad de
capacitar funcionarios ni fiscalizar los recursos.
Acompañado de los consejeros
Graciela Amezola Canseco, Helga Iliana Casanova López, Lorenza Gabriela
Soberanes Eguía y Rodrigo Martínez Sandoval, Garay intentó defender el
injustificado incremento salarial sin argumentos sólidos -imposible que
existan, dadas las condiciones de la economía mexicana-, pero repitió aquello
de que otros consejeros en otras entidades federativas ganan más.
Ahora, debe haber algunos
consejeros en todo el país que cobren menos, pero eso no los inspiró a
reducirse el sueldo.
Retórica vacía resulta que el
señor Garay Sánchez refiera en su discurso
la palabra “humildad”, considerando que se trata de la virtud que tiene
algunas personas de quitar importancia a sus logros y capacidades, al tiempo de
admitir los defectos, sobre todo porque vemos que sin haber hecho nada aun sin
haberlo merecido, los señores se aumentan el salario. Esta acción alcanza el
punto de la grosería.
Suben su pago en un 46 por
ciento y los recursos que reciben en general en más de un 60 por ciento,
mientras el grueso de la gente que paga sus opulentos sueldos, a través de
impuestos, recibió un miserable incremento del 4.2% al salario mínimo. En este
punto la actitud de los consejeros electorales sabe más a soberbia, egolatría y
abuso que a humildad.
Mal empieza la jornada
electoral de Baja California cuando de entrada las personas designadas para
funcionar como árbitros del proceso deciden llegar abusando.
Basta una suma superficial
para darse cuenta del sinsentido económico-administrativo con el que se están
manejando: los consejeros. Pidieron 417 millones para el año 2016 y les
asignaron 187 millones de pesos. Inician con un presupuesto deficitario,
entonces, optan por reasignar recursos, pero poco les importa la falta de
recursos e igual aumentarse el sueldo.
Humildes serían si decidieran
ser empáticos y solidarios, si optaran por admitir su error al no reconciliar
sus aspiraciones económicas con la realidad del país, por no ajustar lo que
pretenden gastar con el presupuesto existente. Si recularan al recordar que
“equivocarse es de humanos, rectificar es de sabios”, entonces estaríamos
hablando de humildad.
Pero repetir con descaro una
necedad -que se merecen un aumento de
46%- conferencia tras conferencia, no explica el aumento, ni convierte en
verdad el merecimiento.
Tocaría ahora a los grupos
organizados, a los ciudadanos en general y particular, reclamarle su total
falta de comedimiento y respeto a estos recién estrenados consejeros
electorales que parecen querer convertirse a la brevedad posible en personajes
VIP. Recordarles que fueron designados para administrar los recursos, no para
gastarlos a manos llenas como nuevos ricos.
(SEMANARIO ZETA/ Rosario Mosso
Castro/ 11 de Enero del 2016 a las
12:00:14)
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