viernes, 29 de enero de 2016

LA VERDADERA HISTORIA DE ABELANDIA

La siguiente es una cronología elaborada por Ricardo Bours Castelo, uno de los fundadores de este evento anual



El primer año que fuimos al rancho de Don Abel fue en enero de 1997, éramos un grupo de seis amigos: el Octavio (Rungo) Gutiérrez, Felipe Calzada, German (Alemán) Esquer, Alejandro Fierro, Abel Murrieta y yo.

Esto se dio a raíz que en los años 1995 y 1996 los primeros dos y yo habíamos ido de cacería sin mucha suerte al rancho de Don Ramiro Valdés Fontes, no cazamos nada pero nos divertimos mucho.

Inclusive, la segunda vez que fuimos al rancho de Don Ramiro que no permitía que se tomará en su rancho, nos recibió con una comida y música de takatakas de ahí de Batacosa con su gran amigo Don Vicente Guerrero, Don Alberto Ruiz y José Luis Luzanía, el caso es que se puso buena la fiesta y de la comida nos amanecimos (así como íbamos a cazar pues).

Don Ramiro que fue un gran hombre, verdadero socialista en el sentido auténtico, de una gran calidad moral y apariencia dura, ya con el frío, que en la hoguera un leño que tenía guardado para una ocasión especial -cosas que uno no aprecia a simple vista- y canto de la manera más entonada, con gran voz y de la forma más sentimental que uno pudiera imaginar, con lágrimas en sus ojos la del "collar de perlas" nos dijo que esa canción le recordaba a su madre cuando por falta de dinero no habían tenido para comprar medicinas para una hermana que había fallecido. Ese hombre duro de aspecto era Don Ramiro Valdés Fontes, gran líder cetemista y sencillo en su forma de ser.

 Y sencillo en sus gustos y en la interpretación de las cosas, práctico -te lo digo porque el primer año en el 95 cuando regresamos de la cacería y ver que veníamos sin trofeo me preguntó si no habíamos atinado tiro y le respondí, no tuvimos oportunidad pues vimos solamente hembras (a esas no se les mata en cacería) y me respondió con una cara medio picara e inocente "pues les hubiera tirado Ricardo, los cuernos no se comen y la carne sabe mejor"; el Rungo, Felipón y yo nos tiramos de la risa.

Al día siguiente, para ayudar a curar la resaca, llego Don Abel Murrieta Rascón a visitar a su vecino de rancho y gran amigo Don Ramiro y ahí nos dijo el próximo año si gustan, mi rancho está a su disposición para que ahí vayan de cacería si gustan -era un honor pues el rancho de Don Abel era de fama de buenos venados y que tenían varios años que no permitía que se cazara ahí!

Eso fue lo que dio origen a Abelandia en 1997.

Ese año, recuerdo que llegamos los cinco amigos un viernes, Abel nos esperaba en el rancho con su papá, cenamos algo ligero y tomamos un poco de vino tinto pues el sábado íbamos a salir temprano de cacería (ya con la experiencia del año anterior no quisimos alargarla) y efectivamente, a eso de las 5 AM salimos en dos grupos, el Rungo, Felipón y el Ing Fierro en uno y en el otro el Alemán Esquer y yo.

Para las 6:30 AM ya había cobrado yo el venado al que tenía derecho y feliz nos regresamos a la pequeña casa del rancho.

Para cuando llegamos, Don Abel y Abel que se había quedado acompañando a su papá ya tenían preparado un desayuno de campeones, menudo, cabeza y queso frito al estilo ferrocarril que tanto nos gustaba y un galón de bacanora elaborado por supuesto por Don Abel con su fórmula secreta -no sé por qué razón le dice el 21- recuerdo hasta el envase del bacanora –una botella verde de concentrado de 7 Up que usaban en las máquinas expendedoras de refrescos en los cines, pero llena al tope del mejor bacanora que se puede tomar (el de Don Abel es reconocido por los más exigentes productores como uno de los mejores o el mejor bacanora).

Y durante ese sábado ya contentos por habernos "desocupado" jajaja pues nos dedicamos a dar cuenta del galón, Don Abel nos atendió a cuerpo de rey, durante todo el día y en un lugar muy modesto, pero comimos costillas asadas, carne adobada, requesón recién hecho, tamales, panela fresca, frijoles con hueso, tripitas y por supuesto nos cenamos el venado que había cazado.

Después del primer año en el 97 y obviamente con la invitación y autorización de Don Abel, empecé a invitar a una parte del grupo de amigos de cacerías que nos juntábamos (hasta la fecha) a cenar en el "Bunker" una pequeña casa que rentamos en un callejón a cenar todos los martes. No invitaba a todos pues Don Abel nos limitaba la cacería a dos venados durante el fin de semana, pero como ya habíamos presumido mucho el deleite de las atenciones de Don Abel, Abel hijo, la excelente comida y buen bacanora, pues todos iban contentos aunque no todos tuviéramos la oportunidad de cazar.

Una persona que nos ha acompañado desde el primer año y malamente no lo mencione, será porque iba a ayudarnos y siempre me había acompañado a mis cacerías o paseos a Yécora y muchos otros lugares, es el buen Silas, mi mesero de toda la vida hasta que me lo piratearon del gobierno jajaja.

Así el 98 acudieron los mismos del primer año, más David (Chori) Artee QPD, Miguel Puig, Enrique Antillón, Javier (Pipo) Zubia, Pancho Almirudis y así poco a poco unos más el 99 y el 2000, ya en enero del 2001 invitamos a unos pocos de amigos que nos acompañaban en la Administración a Abel y a mí; pero la reunión era solamente de convivencia no de trabajo y obviamente las salidas a cacería eran mucho más limitadas, la música que poníamos era la que traían los estéreos en los carros y con la comida, ya nos repartíamos responsabilidades.

El nombre de Abelandia fue una ocurrencia del gran amigo de Abel y mío, Guillermo Silva Montoya, porque decía: aquí hay de todo como en Disneylandia solo que a la inversa, puras carencias, el único toro que veo es el que está fotografiado en el almanaque y el único caballo era el aditamento que sirve para guardar monturas y de ahí vienen el nombre Abelandia.

Hay muchas anécdotas de esos tiempos, una de ellas, cuando Roberto Tapia Chan quedo de llevar las carnitas que íbamos a desayunar un día, pues nunca llegaron porque se perdió en el camino y para cuando dio con el rancho ya había dado cuenta de las carnitas. Otra, cuando el Lalo Romero preparó de comida unos chicharrones en salsa verde y a eso de las 11 de la noche ya con unas cervezas dice el Beto Flores "estaba buenísimo los tacos de chicharrón en salsa verde, llevo como seis tacos" lo curioso es que no captaba que los chicharrones se habían agotado hacía rato y solo estaba comiendo los tacos de salsa verde sin saberlo.

En enero del 2002 fuimos a ver Abel y yo para unas gestiones propias de la presidencia municipal al entonces Secretario de Gobierno Lic Oscar López Vucovich y le platicamos que el fin de semana anterior habíamos ido al rancho de Abel y lo que habíamos comido y disfrutado y nos dijo, invítenme.

El caso es que a como se acercaba la edición 2003 le fuimos a correr la invitación y le dijimos que eran instalaciones muy modestas, pero que con gusto le cedíamos uno de los dos cuartos para que pasara la noche, le dijimos que no había baños formales, que nos bañábamos con manguera a un lado de la pila y bebedero de agua del ganado y que los sanitarios eran todo el monte.

Él pensaba que le decíamos todo eso para persuadirlo y que no fuera y nos dijo, pues yo voy, no soy de Hermosillo, soy de Villa de Seris y los de ahí estamos acostumbrados a eso y más. El caso es que se llegó el día y llegó acompañado de Jorge Gastélum y de Daniel Trélles I, la pasamos de maravilla, el grupo para esos entonces ya pasaba de cien.


El 2002, había festejado mis 40 años en mi casa de Obregón y había amenizado la fiesta un conjunto de rock de Toluca que tocaba en él Bananas de Hermosillo, se llamaba Punto y Coma.

Luego me enteré que La Tierra, SA quienes tocaban en mis épocas de estudiante, pues para tarde los contactamos y les preguntamos que si se animaban a tocar en el monte con una planta de luz, nos dijeron que sí y pues desde el 2003 nos han acompañado en Abelandia los viernes con música de rock de nuestros años. Y así hasta la fecha no han faltado amigos que se han aventado un palomazo con La Tierra, SA en uno de ellos el Gildardo Caballero (Wero Kamarón) tocó la batería después de muchos años y quien no ha faltado, e inclusive el año pasado ya se integró al elenco con su banda completa es nuestro hoy alcalde Faustino Félix Chávez quien durante muchos años tocaba el bajo en algunas canciones con La Tierra, SA.


Los sábados volvían a tocar los estéreos de los carros y los Takatakas de Batacosa o siempre algún improvisado, hasta que el 2005 Daniel Trélles y Rodolfo (Burro) Johnson llevaron como invitado a Jorge Vázquez de Suaqui Grande que llegó con su guitarra y una voz tremenda, de esa especial para cantar en el campo, acompañada por amigos y tragos. Estaba amenizando el de Suaqui cuando dice el Burro Johnson, aquí lo que hace falta es una Tambora, pero como no hay teléfono no la puedo mandar pedir, si hubiera yo la pago (en aquellos años no había recepción de celular y hasta la fecha se batalla), pues no había terminado de decir el Burro cuando saqué de mi carro un teléfono satelital e inmediatamente le hablé a Sergio Amavizca, de la Banda Guamúchil y le dije, Sergio junta a los muchachos, los subes al camión rumbo a Batacosa y ahí los van a esperar, te van a guiar al rancho de Don Abel Murrieta que el Burro Johnson quiere escuchar la tambora. Y a partir de ese año la música de tambora nos ameniza los sábados.

La comida es muy buena, variada y gracias a Dios abundante, creo que es de los motivos por los cuales nunca ha habido un solo pleito, una discusión seria, ni ninguna broma intolerable y vaya que nos hemos hecho muchas bromas, ahí nadie se escapa.

La comida es un festín, en una ocasión había visto yo en Alemania que en el Oktoberfest (la fiesta de la cerveza) en un puesto de comida tenían un becerro a la vuelta y vuelta; el caso es que un año le dije a Don Abel, le compro un becerro para hacerlo asado a la vuelta y vuelta; Don Abel me respondió, no te lo vendo Ricardo, te lo regalo, siempre y cuando tú lo mates y destaces! Ah caray, pues para luego, escogimos el becerro y ahí mismo lo sacrificamos y a como Dios me dio a entender (y con mucha ayuda de un tractorista que trabajaba en el rancho, mis grandes amigos y compañeros de Cabildo ya fallecidos Octavio Parra -que había sido carnicero y el Capi Meza -que era cazador, nos pusimos a destazar el animal) luego entre Nazario y Arturo Murrieta idearon la manera de poner el palo para ponerlo a las brasas entero, lo cual resultó un espectáculo visual y culinario y a la fecha casi siempre lo hacemos, este año lo vamos a repetir. Cosa curiosa, hace un par de meses dijeron que los Sres Fernández de Molinos la FAMA de Hermosillo habían traído un Cheff de quien sabe dónde para festejar el 80 aniversario de la compañía y como platillo principal habían hecho por primera vez en Sonora un becerro a la vuelta y vuelta y el famoso Cheff daba detalles de técnicas y complicaciones para poderlo llevar a cabo, yo reí por dentro. Desde cuándo lo hacemos en Abelandia y por lo que vi en los periódicos, nos sale mucho mejor a nosotros y sin tanto rollo, nuestro Cheff es el Chapo Sepúlveda que trabajaba en el Bar la Parcela con Nuestro amigo Don Víctor Manuel Zarate Urbina.
  
Muchas veces preguntan porque no invitamos mujeres, pues sencillamente para que no se preste a malas interpretaciones, es un lugar alejado, sin servicios adecuados, ni manera para atenderlas como se merece cualquier dama.

Es una fiesta muy enfadosa, solo se platica, se come, se canta, se bebe y se convive con amigos.

Hay mucho que contar de Abelandia, son muchos años, muchas anécdotas y muchos amigos, esa es la clave.

Te decía del secreto, el único secreto es que jamás borramos a nadie de la lista, si fuiste invitado una vez, siempre lo serás, ya se pueden considerar invitados permanentes. No es una fiesta de políticos, por supuesto que van muchos políticos, pero en torno a la amistad, porque muchas veces la política te lleva por caminos diferentes, te genera desavenencias y en Abelandia tratamos de volver a vernos sin tener en mente eso que nos pudo haber separado por cosas circunstanciales como la política. Por eso hablar de personalidades que asisten, es difícil medirlo por posiciones políticas, los que un día están arriba, otro día ya no, pero en Abelandia todos son atendidos igual, se ofrece la misma comida y la misma bebida a todos y al mismo tiempo. A la lista siempre solo le sumamos, jamás le restamos ese es el secreto, ah!! Y el que no esté en la lista no entra!!


(MARQUESINA POLÍTICA/ ESPECIAL /    2016-01-28)

No hay comentarios:

Publicar un comentario