El póquer de ases del
presidente Enrique Peña Nieto para la sucesión en 2018 tendrá este jueves y viernes
su primera pasarela. Será en la plenaria de los senadores del PRI ante quienes
desfilarán los secretarios de Gobernación, Hacienda, Desarrollo Social y
Educación. Con ello arrancará una especie de elección primaria que le servirá
al Presidente para ir midiendo si sus cartas fuertes para sucederlo crecen, se
consolidan y se vuelven competitivas. Arranca de esta manera, se quiera
reconocer o no, la sucesión presidencial dentro del partido en el Gobierno.
Amárrense los cinturones porque la lucha empieza.
Los prolegómenos de esta
batalla por la candidatura del PRI llevan algún tiempo, con continuas
confrontaciones entre los equipos de los secretarios Miguel Ángel Osorio Chong,
de Gobernación, y Luis Videgaray, de Hacienda.
Los secretarios mantienen una
buena y respetuosa relación, pero la tensión existe. Videgaray es quien le
lleva delantera a Osorio Chong, al haber sido el gran ganador en el ajuste del
Gabinete el año pasado y estar a la cabeza, hasta ahora, en la colocación de
candidatos y aspirantes a las gubernaturas este año.
Ganó la elección en Colima
con Ignacio Peralta, impuso a Lorena Martínez en Aguascalientes, prácticamente
tiene asegurado Tamaulipas para Baltazar Hinojosa, y maneja dos cartas en
Oaxaca, Alejandro Murat y Gerardo Gutiérrez Candiani. Perdió en Sinaloa, donde
tampoco ganó Osorio Chong –Quirino Quiroz Coppel fue una propuesta directa del
Presidente–, quien está colocando sus piezas en Durango y probablemente
Hidalgo.
La desventaja en posiciones
frente a Videgaray es irrelevante para la contienda presidencial. Si uno se
atuviera a las encuestas de preferencias electorales de aspirantes a la
Presidencia, el secretario de Hacienda está totalmente anulado. Videgaray está
en el fondo de un paquete creciente de suspirantes, donde no importa quién se
incorpora a la lista, él siempre aparece al final de la cola. La reforma fiscal
de otoño de 2013 se volvió su monstruo de mil cabezas, donde todos los
negativos se le sumaron a él, a lo que se le han agregado los del bajo
rendimiento de la economía a lo largo de la primera mitad del sexenio.
Osorio Chong, que ha tenido
deficiencias más serias en materia de gobernabilidad y seguridad, no tiene los
negativos en ese campo, que siempre le pegan a Peña Nieto.
En las encuestas que ven el
2018, Osorio Chong deja en un lugar muy remoto a Videgaray, aunque aún no
alcanza al Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, quien está más lejos
en el ánimo del Presidente y es mal visto por una buena parte de los mexiquenses
en el Gobierno, aunque no por el secretario de Hacienda, de quien es muy
cercano.
Si Videgaray no fuera
candidato a la Presidencia, ¿apoyaría a Ávila? Es una de las preguntas más
inquietantes, porque dentro del póquer de ases presidencial se encuentra José
Antonio Meade, el secretario con más experiencia dentro del Gabinete peñista y
al único en ese nivel al que Videgaray respeta técnicamente.
Meade encabeza la Secretaría
de Desarrollo Social, donde sí se construyen candidaturas presidenciales, y
forma parte de la élite del Gobierno que más allá de las preferencias
electorales, ha sido la más eficiente en la gestión del actual Gobierno. Meade
ha guardado un bajo perfil porque se ha dedicado más a ordenar una Secretaría
que dejó de cabeza Rosario Robles, con lo cual en las preferencias electorales
aún se encuentra muy abajo –pero igual o arriba de Videgaray en algunos
estudios–, y atrás de Aurelio Nuño, el secretario de Educación.
De Educación no salen
candidatos presidenciales, pero Nuño ha gozado de un enorme impulso del
Presidente, quien lo sacó de una posición de Gabinete en el verano pasado y lo
colocó en su primer trabajo dentro de la Administración pública para que jugara
en la sucesión. Una parte de Los Pinos trabaja para él, y el propio Presidente
ha estimulado la idea de que es su verdadero delfín para 2018, a la usanza de
las monarquías que heredan no al hermano –menos aún al consejero–, sino al
hijo. Como ningún otro secretario, Nuño ha tenido la mayor exposición pública,
en gran parte porque es el querubín de los medios de comunicación.
Empero, de acuerdo con varios
estudios demoscópicos, aunque la exposición del secretario de Educación creció
en 360% con respecto al anterior, Emilio Chuayffet todavía está muy lejos de
acercarse al nivel que mantiene Osorio Chong desde finales de 2013.
Pero a escasos dos años para
que se decida quién es el candidato del PRI a la Presidencia en 2018, el
momento de arrancar con los hombres del Presidente y que empiecen a jugar de
forma más abierta, es el adecuado.
Dentro de los priistas, el
gobernador Ávila es quien mejor posicionado está, aunque aún debajo del dos
veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, y peleando por el
segundo lugar con el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel
Mancera. Sus posibilidades dependerían, se puede argumentar, que nadie del
cuarteto alcance niveles de competitividad –Osorio Chong ya los tiene– hacia
finales de 2017 y jugará como la opción para evitar la derrota. Ávila no estará
en la pasarela, pero sí en el imaginario de los senadores, que escucharán
también al presidente del partido, Manlio Fabio Beltrones, quien se ha
descartado para la contienda, aunque los tomadores de decisión en el país sigan
inclinándose por él.
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL”
DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 28 DE ENERO 2016)
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