México, DF.- Con la
“disciplina del silencio”, como la describió a Proceso un alto funcionario del
gabinete de seguridad, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera operó su fuga sin
descuidar el control de sus negocios desde el penal del Altiplano.
Las distintas autoridades de
la Secretaría de Gobernación (Segob) encargadas de su vigilancia lo dejaron
actuar a pesar, incluso, de que su evasión fue advertida cuando se supo de su
interés por obtener los planos de ese reclusorio federal.
Apoyado por dos de sus
abogados que se encargaron de contactar a funcionarios de la Segob y a
dirigentes de otras organizaciones delictivas, “El Chapo” logró además una
tregua con otro grupo delictivo en el Centro Federal de Readaptación Social
(Cefereso), Número 1, El Altiplano, en el Estado de México.
Información de inteligencia
obtenida por este semanario a través de Méxicoleaks y ratificada por un representante
del gabinete de seguridad y funcionarios penitenciarios, revela que la Segob
dejó actuar al líder del cártel de Sinaloa a pesar de la información detallada
que tuvo de sus operaciones mientras estuvo en el penal.
De Guzmán Loera, las
autoridades policiales y penitenciarias lo supieron todo mientras estuvo preso.
Sus contactos con el exterior y negociaciones con otros internos no fue lo
único de lo que estuvieron al tanto. Su expediente carcelario, el 3578, registró
parte de su historia personal que lo revela como padre de 18 hijos.
Identificado con la clave R-5
en el expediente, Joaquín Guzmán Loera, de 58 años, procreó a su descendencia
con siete mujeres. Una de ellas, Devany Vianey Villatoro López y/o Lucero Guadalupe
Sánchez López, la diputada local del PAN por el Distrito XVI de Sinaloa.
De acuerdo con otras
versiones policiales conocidas por este semanario, “El Chapo” fue apadrinado
por Roberto Ornelas López en el mundo del narcotráfico y quien lo introdujo con
Rafael Caro Quintero, uno de los jefes del desaparecido cártel de Guadalajara,
que también se encuentra prófugo.
Ornelas, además, coincidió en
el penal del Altiplano con Arturo, “El Pollo”, hermano de “El Chapo”, quien fue
asesinado en ese reclusorio en 2004.
En los códigos
penitenciarios, Joaquín Guzmán Loera era identificado también como “Benito”, el
preso de la estancia número 20, ubicada en el pasillo 2 del área de
Tratamientos Especiales de El Altiplano, de donde se escapó el 11 de julio de
2015.
La fuga fue un escenario que
advirtieron en distintas ocasiones los policías federales encargados de su
vigilancia en el penal. A través de las escuchas de sus conversaciones,
supieron que con la ayuda de sus abogados, de otros internos de El Altiplano, y
contactos en la Segob estaba tras los mapas de ese penal.
Los agentes federales
reportaron esos hechos desde el reclusorio federal a quienes tenían que saberlo
en la División de Inteligencia, en la Ciudad de México. La información acabó
perdida en la red de funcionarios de esa área de la Policía Federal.
Los reportes de los agentes
federales desde El Altiplano se recibían en la dirección general del Centro de
Monitoreo y eran entregados para su análisis al entonces comisario de
Inteligencia, Ramón Eduardo Pequeño García. La evaluación era entregada al
entonces titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), Monte Alejandro
Rubido García, quien debía pasar el producto de inteligencia al titular de la
Segob, Miguel Ángel Osorio Chong.
La información producida por
todas esas instancias de la Segob en torno a Guzmán Loera en el penal del
Altiplano existía y era extensa. Lo que se hizo con toda ella no se sabe.
EL PLAN…
Concretada la noche del
sábado 11 de julio, los encargados de la vigilancia del líder más conocido del
cártel de Sinaloa reportaron cinco días después: “El área a cargo de dicho
seguimiento se hizo cargo de informar a los mandos que correspondía, la
intención de dar un seguimiento puntual de las relaciones que el capo iba
consolidando mientras se encontraba en reclusión”.
El primer intento por obtener
los planos ocurrió el 14 de marzo de 2014, cuando Guzmán Loera apenas llevaba
un mes preso en el Altiplano. Según reportaron sus vigilantes, ese día
ingresaron al penal José Rodolfo Ordoñez Arce y Miguel Ángel Razo Quevedo,
representantes de la empresa Systemtech, quienes recorrieron diferentes áreas
del Cefereso para ver si era factible instalar un sistema de monitoreo
georreferenciado que se activaría por medio de radiofrecuencia.
Seis días después de ese
recorrido, el 20 de marzo, el técnico de la empresa Mario Alberto Portela Gil,
entró a la celda del “Chapo”.
El técnico colocó un contacto
para que Guzmán Loera pudiera cargar el brazalete, por lo menos durante dos
horas al día. El propósito era que lo usara como reloj. El brazalete le fue
colocado ese mismo día.
Los funcionarios
gubernamentales aseguraron a este semanario que el brazalete fue del todo
inútil durante su vigilancia. Dijeron también que las investigaciones por la
evasión incluyen a Systemtech.
‘BENITO’
Según la información, los
encargados de vigilar a Guzmán Loera en el penal transcribieron las
conversaciones que tenía “El Chapo” en las salas familiares, las visitas
íntimas, los locutorios y los juzgados.
El contenido era enviado a la
Dirección General del Centro de Monitoreo, adscrita a la Coordinación de
Servicios Técnicos de la División de Inteligencia, en las instalaciones de la
PF en Constituyentes.
Tan sólo entre el 5 de
septiembre de 2014 y el 10 de julio de 2015, el día previo a la fuga, hubo
cerca de 400 mensajes electrónicos dirigidos a 14 agentes de inteligencia en
Constituyentes sobre lo que ocurría en el penal. De los 390 mensajes enlistados
en ese periodo, 249 eran sobre “Benito”.
OPERACIONES
Para sus operaciones dentro y
fuera del penal, de acuerdo con la información, Guzmán se auxilió en dos de sus
abogados: Andrés Granados Flores y Oscar Manuel Gómez Núñez. El Chapo
complementó esa operación con lo que un funcionario del gabinete de seguridad
describió como la “disciplina del silencio”.
La actitud “mesurada, de bajo
perfil” que dan cuenta los reportes siguió a su pretensión inicial de buscar
una negociación con las autoridades para no ser extraditado a EU.
Los abogados fueron su
principal contacto con el exterior. Según los reportes, llegó un momento en que
ya estaba “relajado en cuanto a la comunicación que mantiene con sus abogados,
a los cuales utiliza como mensajeros, al igual que a su pareja Emma Modesta
Coronel Aispuro”.
(ZOCALO/ PROCESO/ 22/11/2015 - 04:03 AM)
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