domingo, 22 de noviembre de 2015

SEGOB LO SABÍA TODO SOBRE FUGA DE ‘EL CHAPO’


México, DF.- Con la “disciplina del silencio”, como la describió a Proceso un alto funcionario del gabinete de seguridad, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera operó su fuga sin descuidar el control de sus negocios desde el penal del Altiplano.

Las distintas autoridades de la Secretaría de Gobernación (Segob) encargadas de su vigilancia lo dejaron actuar a pesar, incluso, de que su evasión fue advertida cuando se supo de su interés por obtener los planos de ese reclusorio federal.

Apoyado por dos de sus abogados que se encargaron de contactar a funcionarios de la Segob y a dirigentes de otras organizaciones delictivas, “El Chapo” logró además una tregua con otro grupo delictivo en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso), Número 1, El Altiplano, en el Estado de México.

Información de inteligencia obtenida por este semanario a través de Méxicoleaks y ratificada por un representante del gabinete de seguridad y funcionarios penitenciarios, revela que la Segob dejó actuar al líder del cártel de Sinaloa a pesar de la información detallada que tuvo de sus operaciones mientras estuvo en el penal.

De Guzmán Loera, las autoridades policiales y penitenciarias lo supieron todo mientras estuvo preso. Sus contactos con el exterior y negociaciones con otros internos no fue lo único de lo que estuvieron al tanto. Su expediente carcelario, el 3578, registró parte de su historia personal que lo revela como padre de 18 hijos.

Identificado con la clave R-5 en el expediente, Joaquín Guzmán Loera, de 58 años, procreó a su descendencia con siete mujeres. Una de ellas, Devany Vianey Villatoro López y/o Lucero Guadalupe Sánchez López, la diputada local del PAN por el Distrito XVI de Sinaloa.

De acuerdo con otras versiones policiales conocidas por este semanario, “El Chapo” fue apadrinado por Roberto Ornelas López en el mundo del narcotráfico y quien lo introdujo con Rafael Caro Quintero, uno de los jefes del desaparecido cártel de Guadalajara, que también se encuentra prófugo.

Ornelas, además, coincidió en el penal del Altiplano con Arturo, “El Pollo”, hermano de “El Chapo”, quien fue asesinado en ese reclusorio en 2004.

En los códigos penitenciarios, Joaquín Guzmán Loera era identificado también como “Benito”, el preso de la estancia número 20, ubicada en el pasillo 2 del área de Tratamientos Especiales de El Altiplano, de donde se escapó el 11 de julio de 2015.

La fuga fue un escenario que advirtieron en distintas ocasiones los policías federales encargados de su vigilancia en el penal. A través de las escuchas de sus conversaciones, supieron que con la ayuda de sus abogados, de otros internos de El Altiplano, y contactos en la Segob estaba tras los mapas de ese penal.

Los agentes federales reportaron esos hechos desde el reclusorio federal a quienes tenían que saberlo en la División de Inteligencia, en la Ciudad de México. La información acabó perdida en la red de funcionarios de esa área de la Policía Federal.

Los reportes de los agentes federales desde El Altiplano se recibían en la dirección general del Centro de Monitoreo y eran entregados para su análisis al entonces comisario de Inteligencia, Ramón Eduardo Pequeño García. La evaluación era entregada al entonces titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), Monte Alejandro Rubido García, quien debía pasar el producto de inteligencia al titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong.

La información producida por todas esas instancias de la Segob en torno a Guzmán Loera en el penal del Altiplano existía y era extensa. Lo que se hizo con toda ella no se sabe.

EL PLAN…

Concretada la noche del sábado 11 de julio, los encargados de la vigilancia del líder más conocido del cártel de Sinaloa reportaron cinco días después: “El área a cargo de dicho seguimiento se hizo cargo de informar a los mandos que correspondía, la intención de dar un seguimiento puntual de las relaciones que el capo iba consolidando mientras se encontraba en reclusión”.

El primer intento por obtener los planos ocurrió el 14 de marzo de 2014, cuando Guzmán Loera apenas llevaba un mes preso en el Altiplano. Según reportaron sus vigilantes, ese día ingresaron al penal José Rodolfo Ordoñez Arce y Miguel Ángel Razo Quevedo, representantes de la empresa Systemtech, quienes recorrieron diferentes áreas del Cefereso para ver si era factible instalar un sistema de monitoreo georreferenciado que se activaría por medio de radiofrecuencia.

Seis días después de ese recorrido, el 20 de marzo, el técnico de la empresa Mario Alberto Portela Gil, entró a la celda del “Chapo”.

El técnico colocó un contacto para que Guzmán Loera pudiera cargar el brazalete, por lo menos durante dos horas al día. El propósito era que lo usara como reloj. El brazalete le fue colocado ese mismo día.

Los funcionarios gubernamentales aseguraron a este semanario que el brazalete fue del todo inútil durante su vigilancia. Dijeron también que las investigaciones por la evasión incluyen a Systemtech.

‘BENITO’

Según la información, los encargados de vigilar a Guzmán Loera en el penal transcribieron las conversaciones que tenía “El Chapo” en las salas familiares, las visitas íntimas, los locutorios y los juzgados.

El contenido era enviado a la Dirección General del Centro de Monitoreo, adscrita a la Coordinación de Servicios Técnicos de la División de Inteligencia, en las instalaciones de la PF en Constituyentes.

Tan sólo entre el 5 de septiembre de 2014 y el 10 de julio de 2015, el día previo a la fuga, hubo cerca de 400 mensajes electrónicos dirigidos a 14 agentes de inteligencia en Constituyentes sobre lo que ocurría en el penal. De los 390 mensajes enlistados en ese periodo, 249 eran sobre “Benito”.

OPERACIONES

Para sus operaciones dentro y fuera del penal, de acuerdo con la información, Guzmán se auxilió en dos de sus abogados: Andrés Granados Flores y Oscar Manuel Gómez Núñez. El Chapo complementó esa operación con lo que un funcionario del gabinete de seguridad describió como la “disciplina del silencio”.

La actitud “mesurada, de bajo perfil” que dan cuenta los reportes siguió a su pretensión inicial de buscar una negociación con las autoridades para no ser extraditado a EU.

Los abogados fueron su principal contacto con el exterior. Según los reportes, llegó un momento en que ya estaba “relajado en cuanto a la comunicación que mantiene con sus abogados, a los cuales utiliza como mensajeros, al igual que a su pareja Emma Modesta Coronel Aispuro”.


(ZOCALO/ PROCESO/ 22/11/2015 - 04:03 AM)

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