La carrera de los aspirantes
a la nominación priista para el gobierno del estado toma un curso muy trillado
como lo es la guerra sucia. Y es que luego de que el gobernador Malova
anunciara hace unos cuantos días que venía un tsunami de guerra sucia, y alguna
información debe poseer, se rompieron las buenas maneras, y los pasivos de cada
uno de ellos, hoy son o podrían ser utilizados para un ataque que los
descalifique ante quien o quienes vayan a tomar la decisión sin que parezca
importar a la todavía dirigente estatal y el delegado del CEN del PRI.
Así, los ataques contra la
senadora Diva Hadamira Gastélum, vinculados a las propiedades que ha estado
construyendo en Guasave —una de ellas violando la reglamentación ambiental—, y
que por cierto mucho antes de las publicaciones de El Debate, está la
investigación y entrevista a la senadora de Ismael Bojórquez, Director de
Ríodoce.
De aquella publicación en las
páginas del semanario, sus críticos se han agarrado para exhibirla como un
personaje insensible al entorno social donde construye sus “mansiones” y muy
alejada de llevar beneficios a su comunidad.
Al también senador Aarón
Irízar no le ha ido mejor, con un despliegue en su contra tanto con encartes
difamatorios en El Debate, como mensajes en las red digital y de telefonía.
Heriberto Galindo ha recibido
varios ataques desde el diario digital Proyecto 3, vinculado al diputado Héctor
Melesio Cuen, acusándolo prácticamente hasta de que haya nacido en Guamúchil o
estar en compañía de Ruiz Massieu el día en que fue acribillado.
A Sergio Torres, el alcalde
de Culiacán, no le ha ido mejor con la resolución de los magistrados del
Tribunal de lo Contencioso Administrativo, donde estos solicitan juicio
político para el alcalde culichi.
Y, curiosamente, muchos
intuyen que los ataques que reciben es “fuego amigo” que baja desde el tercer
piso del Palacio de Gobierno. Más específicamente, desde la oficina de Gerardo
Vargas, el secretario de Gobierno, quien al ser interrogado sobre su
responsabilidad en esos ataques y si se lavaría las manos en estos casos
respondió enfático: No pienso lavarme las manos, porque no las tengo sucias.
Al margen de la utilidad de
las campañas sucias para neutralizar o definir quién será el candidato priista,
en lo personal me parece que su efecto si lo tiene es mínimo; la definición del
candidato se resuelve de otra forma y en ello influyen consultas a los poderes
fácticos, dirigentes políticos, ex gobernadores, incluidos a quienes están en
funciones, todo ello soportado en sondeos y encuestas de percepción, y en
última instancia, quién de todos ellos garantiza el triunfo.
Esto ya no es como en el
pasado, cuando el dedazo resultaba imperturbable ni antes ni después de la
decisión. Y si esto ya no es así, la explicación de esta guerrita entre
priistas obedece a otras motivaciones que buscan mover las fichas del tablero
político.
Y, no puede ser otra, que no
sea la que resulte del cálculo sobre los efectos de la polarización entre Jesús
Vizcarra y Gerardo Vargas, y es que a una mayor confrontación mediática que
susciten ambos personajes, se traduce en mayores posibilidades a un tercero en
discordia.
En esta hipótesis, a los
priistas que veo mejor posicionados son a Diva Hadamira, Heriberto Galindo y
Aarón Irízar, entonces, no es aventurado señalar que se les ataca como una
palanca para levantar a otro posible candidato.
Y de resultar exitosa esa
guerra de lodo, podrían verse favorecidos Oscar Lara o Enrique Chuchiqui
Hernández.
Si es así, estamos que la
lucha por la nominación abrió un tercer círculo entre los pretensos que hasta
ahora en los hechos reconocía a dos de ellos, o que de plano estemos ante un acto
desesperado de los malovistas que tampoco hay que descartarlo.
Y esto pasa por el descarte
paulatino de Vizcarra y Vargas porque polarizan y hasta pueden romper al
partido; los ataques que estamos viendo en el segundo círculo y ante un vacío
de aquellas figuras dar visibilidad a un tercer círculo emergente.
Se podrá discutir la
racionalidad de este razonamiento, pero en política no hay nada escrito en
forma definitiva y todo, todo enroque es posible.
(RIODOCE/ Ernesto Hernández Norzagaray/
15 noviembre, 2015)
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