¿EL ÚLTIMO Y NOS VAMOS?
Hermosillo,
Sonora.- A unas horas de que inicien las primeras reuniones de trabajo entre
los equipos del gobernador del estado y la gobernadora electa, Guillermo Padrés
y Claudia Pavlovich, respectivamente, para de entrega - recepción de la
administración estatal, los escándalos de corrupción no amainan en el Nuevo
Sonora y por el contrario, brotan como hongos reafirmando la nada honrosa
condición de este gobierno de ser el más corrupto que se tenga memoria en los
anales históricos de Sonora.
Ayer
fueron los señalamientos a Teresa Lizárraga, Bernardo Campillo y Héctor Ortiz
Ciscomani, de acumular riqueza en forma acelerada y exorbitante mientras el
campo y los servicios de salud agonizan en el estado. Más adelante el lodo
salpicó al mismo mandatario cuando se conoció la presa que levantó Padrés para
dotar de agua a los miles de árboles de nogal (nuez) que sembró en las tierras
del Rancho Nuevo, de su propiedad, mientras los habitantes del poblado más
cercano, Bacanuchi, sufrían los estragos de un río contaminado por los desechos
tóxicos derramados "accidentalmente" por la mina de Cananea; y los
clubs hípicos, las caballerizas con aire acondicionado para cientos de caballos
finos Cuarto de Milla y Pura Sangre y los terrenos frente al mar en una zona
privilegiada de San Carlos, Nuevo Guaymas, adquiridos por el mandatario en este
sexenio fueron materia para que un día sí y otro también el "brutal
desprestigio" del "Memo" fuera harto señalado en prácticamente
todas las columnas políticas del país... y más allá de sus fronteras. La
prestigiada publicación The Wall
Street Journal sobre la investigación
abierta que enderezó el gobierno federal mexicano a Padrés por los pagos a la
familia Padrés Elías de 3.3 millones de dólares recibidos de firmas que ganaron
contratos públicos con el gobierno sonorense, equivalentes a 20 millones de
dólares, es un claro ejemplo de ello.
Roberto
Romero, Carlos Navarro Sugich, Vicente Sagrestano, Carlos Tapia, Martín López y
Martín Quintanar, Javier Neblina, Eduardo Romero, Luis Felipe Romero, Ramón
Acosta, Agustín Rodríguez, Luis Terán Balaguer, John Swanson, Jorge Morales, y
muchos funcionarios más fueron señalados también por encajar la uña en los
dineros del pueblo.
Y cuando se creía que al menos de aquí a septiembre que entregue la administración Padrés ya no se darían más escándalos, enfrascados todos en la limpieza de la casa, aparece la figura del tesorero, Mario Cuén, en la pantalla de televisión (Tv Azteca), acusado de haber adquirido a un amigo suyo un software con valor de 75 millones de pesos, para llevar el control contable presupuestal del Estado. Bueno para encontrar la forma de hacer el negocio de su vida resultó este gran amigo del gobernador, al vender ese programa al gobierno estatal --donde precisamente él es tesorero-- en la friolera de 400 millones de pesos; es decir, que de mano a mano este deshonesto funcionario realizó una operación que le dejó alrededor de 325 millones de pesos de ganancia.
(DOSSIER POLÍTICO/ REDACCIÓN /
2015-07-21)
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