Se está volviendo un
escenario común, adultos ensimismados en su teléfono celular, y a su lado,
niños cada vez más jóvenes absortos ante una tablet, las frases como “yo ni le
sé mover y él bien que lo hace” se escuchan en las reuniones familiares.
Las nuevas generaciones están
teniendo acceso a tecnologías que muchos
adultos todavía no comprenden del todo, y algunos de ellos, todavía no aprenden
ni a hablar.
Pero, ¿cuáles son los riesgos
o beneficios que trae poner en las manos de niños un aparato tan sofisticado
como un iPad? Y más importante, ¿están los padres conscientes de ellos?
Ciudad de México, 10 de mayo
(SinEmbargo).- Jorge, de 7 años, llega de la escuela alrededor de las tres de
la tarde, su abuela es quien está a su cargo de lunes a viernes, lo recoge,
cuida y alimenta, hasta cerca de las 19 horas. Luego de comer y ver un poco la
televisión, sabe que llega el momento de jugar un rato con el iPad de su tutora
de medio tiempo, pues el suyo está sólo disponible para los fines de semana y
vacaciones, en donde ya tiene algunos juegos de superhéroes y aventuras
descargados. Pasa alrededor de media hora antes de que lleguen sus padres a
ayudarlo a hacer la tarea y llevarlo a su casa.
En entrevista con SinEmbargo,
la madre de Jorge dice que el primero de sus dos hijos utiliza este dispositivo
desde los cinco años, cuando decidió comprársela “para complacerlo ya que la
estaba pidiendo por ver que sus primos la tenían y él no”, y asegura que desde
entonces existen restricciones para su uso (alrededor de dos horas en todo el
día, durante fines de semana y vacaciones).
Como cualquier niño de su
edad, es fanático de The Avengers, por lo que los juegos y aplicaciones de
superhéroes o personajes de películas son sus favoritos, aunque también gusta
de invertir su tiempo en las construcciones tridimensionales de Minecraft.
Prefiere, aunque estén disponibles en la pantalla de su casa, ver caricaturas y
filmes en Netflix, desde su propio iPad y también, toma fotos de su hermano
menor.
Al igual que sus primos, de
11 y 9 años, quienes a decir de su madre le inyectaron el gusto por esta
tecnología, no piensa dos veces si alguno de sus familiares adultos le ofrece
salir a jugar al parque o una “cascarita” callejera. Sin embargo, el iPad es
por mucho el “juguete” más sometido a condición si de conseguir algo se trata.
Si se porta mal, no hay tablet, si contesta de manera grosera, se le retira
entonces ese aparente privilegio.
PROS Y CONTRAS, DEPENDEN DEL CONTEXTO: EXPERTO
“¿Para qué usan los
dispositivos y en qué contexto? Eso matiza todo, tanto los beneficios como los
riesgos”, dice a SinEmbargo el académico de la Facultad de Psicología de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
Javier Alatorre Rico.
El especialista, quien suele
trabajar con niños desde los tres años en su proyecto “Entornos de
aprendizaje”, dice que no existe una edad ideal para acercar a los menores a
estas tecnologías, pues lo importante es preguntarse en sí “¿a dónde los voy a conectar?, ¿qué quiero
que aprendan?, ¿qué quiero que conozcan?, ¿sobre qué quiero que piensen?”.
Lo que no se puede sustituir,
dice, es el acompañamiento de los padres en este proceso de aproximación a la
red y los dispositivos que le dan acceso.
Por su parte, la psicóloga de
la misma casa de estudios, con maestría en psicopedagogía, Sandra Martínez,
coincide en entrevista, en que no se puede hablar de una edad recomendable,
pero “por los signos de nuestros tiempos, los niños están inmersos en las nuevas
tecnologías y en los avances acelerados, alejarlos de la realidad que estamos
viviendo y del lenguaje que ha cambiado a partir de la tecnología, sería
hacerlos analfabetos tecnológicos y quedarían rezagados incluso socialmente.
Por otra parte, podríamos pensar que al ingresar a la escuela, en edad
preescolar, se pueden utilizar estos dispositivos con contenido educativo”.
César, de 42 años, tiene dos
hijos, quienes usan las tabletas desde los tres y un año respectivamente, y él,
como programador, es un ferviente defensor de este tipo de herramientas. “Me
parece que mientras más temprano tengan acceso a la tecnología, mejores
habilidades pueden desarrollar a largo plazo en esos terrenos cada vez más
imprescindibles”, dice a SinEmbargo.
Alatorre Rico, experto en
desarrollo infantil, refuerza que la idea de familiarizarse con los recursos
electrónicos desde temprana edad les ayuda a construir una alfabetización
digital, “eso abriría la posibilidad de una inserción a la sociedad, a la
escuela, al trabajo, con mucho más facilidad”.
ARMAS DE DOBLE FILO
Para Brenda, madre de
Santiago de cinco años, la idea de comprar un iPad vino como una especie de
distractor para su pequeño mientras ella y su esposo estaban en el trabajo o en
algún viaje. Con el tiempo se dieron cuenta que ésta era una herramienta
valiosa para su desarrollo intelectual, con aplicaciones matemáticas, de
reconocimiento de palabras o para agilizar la memoria, así como para la
pronunciación, pues una de las actividades favoritas del niño es ver películas
o videos.
“Te ayudan, pero son un arma
de dos filos”, dice a SinEmbargo, y explica que aunque no es su caso, ha visto
a algunos niños que “se pueden enajenar” con el dispositivo, que al carecer de
límites de tiempo por parte de sus padres, pueden pasar horas y horas jugando,
viendo películas o incluso explorando la web.
“Está la inversión de tiempo,
que es una discusión que se dio en el siglo pasado, con la televisión. Y es que
si yo invierto tiempo e intereses en el dispositivo, eso va a competir con la
posibilidad de participar en otras actividades, en cuestiones de
entretenimiento de otro tipo, de relacionarme con los amigos, con la comunidad,
de invertir un tiempo que sea disponible para los trabajos escolares, va a
haber una competencia en ese sentido, y claro que es muy seductor el
dispositivo. En ese sentido puede ser un obstáculo para desarrollar otras
cosas”, explica el académico de la Faculta de Psicología.
Señala que en el ámbito
emocional, los niños pueden desarrollar una cierta dependencia, sobre todo si
se les permite entrar en redes sociales. “Hay una necesidad de estar metido, de
estar sabiendo qué pasa, quién me contesta, quién me pone dentro de sus
vínculos, quién le da manita para abajo o para arriba a lo que escribí. Y
pienso que sí puede afectar, dependiendo de la respuesta que reciba de los
medios”.
Para Vera, esposa de César,
mencionado anteriormente, es mejor andar con cautela ante estos temas, pues con
la diferencia de opiniones entre los padres, es fácil que los límites se
desdibujen y se caiga en un desequilibrio. “se debe tener mucho cuidado con
algunas cosas, pero la principal es que es una nana que te da tiempo libre a ti
como adulto y eso es un problema, por eso se llega a no haber equilibrio en su
uso, que es lo que creo que nos ha pasado”, acepta.
En el caso de su hijo mayor, actualmente
de ocho años, de los cuales cinco ha tenido contacto con tablets, dice que
debido al entretenimiento que el pequeño puede obtener del iPad se han
descuidado otros aspectos de su desarrollo, como las actividades físicas. “Y
aunque es un niño sano, es muy sedentario y cuesta trabajo convencerlo de ir al
parque por ejemplo y eso es más responsabilidad de los papás. Otro problema con
nosotros es que los papás siempre estamos con un aparato en las manos y así es
casi imposible prohibírselos”, dice.
“A veces no promovemos
suficientes salidas o actividad física, pero eso es independientemente del
iPad, me parece. Creo que lo mismo
podría pasar con la tv si no hubiera iPad”, coincide por su parte César.
La psicopedagoga utiliza como
ejemplo la película de Pixar “Wall-E”, en donde los humanos pasan todo el día
sentados ayudándose de computadoras, pantallas y todo lo que la tecnología les
proporciona sin necesidad de realizar actividad física, y por lo tanto son
personas obesas, para ilustrar una situación fuera de control “estos aparatos
no permiten que los niños realicen actividades físicas, se vuelven personas
sedentarias y se incrementan los problemas de sobrepeso. Estos aparatos son tan
llamativos y adictivos que los niños, e incluso los adultos, se sumergen en
ellos alejándose del entorno social”, dice.
El sedentarismo, así como la
mala alimentación son los principales culpables del sobrepeso y la obesidad, de
acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), y México, tiene el
primer lugar a nivel global, con uno de cada tres menores con alguna de estas
condiciones.
LA NUEVA “NANA”
Actualmente, el iPad, entre
las tablets la más popular, tiene un costo en el mercado de 3 mil 999 pesos, en
su versión más económica (iPad Mini), en las siguientes generaciones y tamaños
los precios se disparan hasta los 14 mil 300 pesos , según sus características.
Entre los papás
entrevistados, la inversión varía, pues algunos complacen a más de un hijo con
este regalo. El gasto, que en ocasiones incluye también compras de apps o
dentro de ellas, juegos, micas o carcasas, varió de los 6 mil a los 10 mil pesos.
Una “niñera” cara, pero en
una sola emisión. Aunque a veces frágil.
En el caso del matrimonio en
el que la tecnología muchas veces divide opiniones, la madre de familia acepta
que quizá su error fue dejarle un objeto tan complejo a un niño tan pequeño.
Eso, y la falta de límites.
“Casi nunca tuvo límites de
tiempo y como su papá es pro estas nuevas tecnologías era muy difícil
equilibrar”. Con su segunda hija, actualmente de un año, empezaron con una
tableta “súper sencilla y mucho más barata”, pues dice, el niño de ocho años
hasta el momento ha roto un par de iPads.
Un común denominador entre
los padres entrevistados es que ambas figuras trabajan, y la tablet puede
fungir más que como un entretenimiento o una distracción, como una “nana” que
los dota del tiempo de descanso necesario después de una jornada laboral.
“No es que haya buenos o
malos en ese sentido, pero hay condiciones objetivas que llevan a esto”, dice
el psicólogo Alatorre Rico, “sí creo que por ejemplo, se sustituyen relaciones
y las posibilidades de construir cosas con los hijos”.
A diferencia de la
televisión, que popularmente se criticó, había criado a ya varias generaciones,
las tabletas o los celulares se pueden llevar a todos lados con mayor
facilidad, “y en cualquier momento que el adulto necesite entretener al niño,
inmediatamente le da cualquier dispositivo y el niño no lo importuna”, dice
Sandra Muñoz.
“Los padres en la actualidad
necesitan trabajar tiempos completos, y creen no poder brindar la atención que
los niños demandan, por lo tanto los padres buscan compensar la falta de
atención sustituyéndola con juegos, aparatos y juguetes costosos”, continúa.
Y no sólo eso, resulta
también un buen instrumento de control paternal, como dice César: “No usar el
iPad es el método favorito de castigo, a veces se condiciona su uso a cumplir
alguna tarea”.
Brenda coincide, al decir que
en ocasiones el aparato se le sanciona según su conducta, y él sabe que se
trata de una especie de recompensa cuando ha cumplido con todas sus tareas cabalmente,
aunque acepta que de repente sí se pone medio rebelde y quiere imponer ‘es mi
iPad y entonces yo la manejo el tiempo que yo quiera” y pues no”.
“Yo tengo un trabajo que me
deja toda la tarde con ellos y tengo los recursos para pagar para que me ayuden
y aún así no ha resultado fácil hacerme de una rutina diferente, pero
definitivamente sí creo que es muy importante intentarlo”, concluye otra de las
madres.
LOS PELIGROS DEL CONTENIDO
Ambos expertos, así como los
padres consultados coinciden en que la supervisión adulta debe estar (y está,
según dicen) presente cuando se le da uno de estos regalos a un niño pequeño y
sobre todo si se le permite el acceso a la web.
De manera técnica, el experto
Javier Alatorre señala como un peligro la vinculación a cierto tipo de
comunidades con las que se podrían encontrar los jóvenes. “Existe mucho la
posibilidad de con qué valores me voy a encontrar, con qué intereses, puede ser
objetos de abusos, puede inducir a incurrir en conductas de riesgo de todo
tipo”.
Además del impacto que podría
tener el sinnúmero de información en su incipiente construcción de la realidad.
“Nosotros sabemos de qué está llena la red, puede haber cosas maravillosas,
pero también puede tener acceso a interpretaciones de la realidad llenas de
violencia, de destrucción. Y tiene un peso muy fuerte, la interpretación que
puede construir de la realidad a partir de lo que ofrecen los medios
electrónicos. Ya sea en un contenido de un juego, del personaje que va matando
y destruyendo lo que tiene enfrente, o puede ver videos terribles de suicidios,
de decapitaciones, guerras, hasta catástrofes naturales”.
“Es como ver el noticiero,
está lleno o de catástrofes y cuestiones terribles o de banalidades
insospechadas […] la fuerza que tienen esos dispositivos es que puedo acceder a
cualquier hora, a cualquier tipo de contenido, sin ninguna restricción”,
complementa.
La maestra en psicopedagogía
destaca la capacidad de los padres para poner filtros: “pero recordemos que los
niños por estar inmersos en este universo tecnológico llevan la delantera a los
padres y con el placer que da burlar a la autoridad, sin dificultad saben
quitar los candados. Siendo esto muy peligroso para ellos por que no tienen la
experiencia para detectar cuando se trata de fraudes, abusos de todo tipo,
incluso sexuales, son presa fácil para cualquier persona que quiera abusar de
ellos”.
PADRES INSUSTITUIBLES
“El uso de los dispositivos
móviles por los infantes es controversial ya que por una parte pueden
desarrollar habilidades motrices de coordinación fina, mejora en la atención e
incluso puede prepararlos para un adecuado desempeño en sus funciones
ejecutivas como planeación, anticipación, cambios, etc. Por otro lado, todos
estos dispositivos llevan a los niños a una sobre estimulación de tipo visual y
auditiva manteniéndolos en una excitación constante la cual genera dificultades
de comportamiento y aprendizaje. No obstante, si los adultos tiene el control
del tiempo de uso y acompañan a sus hijos podrían tenerse mayores beneficios”,
dice Martínez.
Para Jorge, jugar o ver
películas en el iPad sigue siendo más divertido si lo hace junto a sus primos o
con alguno de sus padres. Al final, si escucha que afuera alguno de los vecinos
comienza a jugar con su pelota, no dudará en bloquear el aparato y pedir
permiso para salir.
Santiago por su parte, y
aunque complementa sus cursos de aprendizaje matemático y de idiomas con la
ayuda del iPad, le gusta también jugar “Avión”, ese viejo juego de cuadros
pintados en el suelo o con sus Legos.
Vera continúa con los
esfuerzos para convencer a su hijo de unirse a un equipo de futbol y salir a
nada más seguido, y está de acuerdo que la mejor opción no es prohibir estos
dispositivos, pero no dotarlo de una importancia tal que se convierte en el
juguete principal. “Yo creo que debería estar dentro de la vida de los niños
como parte de una dinámica llena de actividades diferentes de tal forma que no
les quede mucho tiempo para tener que usarla”, dice.
La psicopedagoga destaca la
oportunidad de los padres de informarse sobre los productos educativos que
existen en el mercadopara estimular las habilidades de la etapa del desarrollo
en la que se encuentren. “Sin embargo, lo que es insustituible es la compañía
de los padres, ningún juego, juguete o tecnología por más sofisticado que sea,
por sí solo brindará la estimulación que el niño requiere y la satisfacción que
el contacto con los padres proporciona”, concluye.
(SIN EMBARGO.MX/ REPORTAJE DE
INVESTIGACION/ Daniela Medina /mayo 10, 2015 - 00:00h)
No hay comentarios:
Publicar un comentario