Entre la comentocracia tiene
rato manejándose la idea de que con la creación de nuevos partidos se busca la
pulverización de voto que favorece al PRI. Igual se dice del abstencionismo que
se espera de un 60% del padrón.
Un panista de viejo cuño, de
esos que sienten la camiseta, pero que por equis razones decidió no apoyar la
candidatura a la alcaldía del PAN, comentaba con signos de interrogación al por
mayor, que cuando ofreció apoyar a Marco Antonio Ulloa Cadena, con quien
simpatiza, con botellas de agua para la campaña, su interlocutor, otrora
panucho de hueso colorado y actualmente sumado a la campaña del Cachorro, le
dijo que no ocupaban agua, pues desde el PAN estatal les iban a llegar montones
del vital líquido.
Lo dicho por Martín González,
el Changoleón, le dejó los ojos cuadrados y más cuando le aclaró que a él lo
habían enviado a apoyar al partido naranja por órdenes superiores. ¡Orale!
DE LOS PARTIDOS SATÉLITES DE ANTAÑO A LA CHIQUILLADA
ACTUAL
Verdad o mentira la versión
hace recordar la existencia de aquellos partidos llamados satélites o
paraestatales, que como el PPS, el PARM o el PFCRN, el ferrocarril de Rafael
Aguilar Talamantes, mentor de Jesús Ortega, jefe de la corriente Nueva
Izquierda del PRD, mejor conocida como “Los Chuchos”, servían para legitimar al
PRI hegemónico y dar un aura de pluralidad a las elecciones.
Eran los tiempos del partido
aplanadora cuya fractura vino en 1987 con la salida de la Corriente
Democrática, el surgimiento del neocardenismo y la conformación un año después
del Frente Democrático Nacional llevando a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato
presidencial.
Pasados los comicios y
puestas de moda las “concertacesiones” salinistas que hicieron posible el
primer gobierno ganado por Acción Nacional por Ernesto Ruffo en Baja California
en un camino abierto por Francisco Barrio en Chihuahua en 1984, siendo éste,
uno de los iniciales empresarios neopanistas adheridos a Acción Nacional luego
de la nacionalización bancaria, fue creado el PRD a partir del registro del
Partido Mexicano Socialista y a partir de ahí se pensaba que la era de los
partidos satélites había sido enterrada.
Con el tiempo fueron
constituidos nuevos partidos, a la par que otros no pasaron la prueba del ácido
del 2% de la votación que se exigía para sobrevivir. Así llegaron y se quedaron
en el mapa político el PT, el PVEM, Movimiento Ciudadano, antes Convergencia y
el PANAL brazo electoral del SNTE y desaparecieron el PSD de Gilberto Rincón
Gallardo, Fuerza Ciudadana de Jorge Alcocer, el PAS y Centro Democrático de
Manuel Camacho.
De nueva creación Morena, el
Partido Humanista (humorista le dicen algunos) y Encuentro Social, tienen el
reto de alcanzar el 3% de la votación para seguir con vida, al igual que el
resto de los partidos reconocidos, en un proceso electoral costoso, con mucha
desinformación consecuencia de la sobrecarga de spots que no dicen nada y cuya
contribución no ha originado un vida pública sana, a pesar de la llegada de la
pluralidad y la alternancia en lo que se llama gobiernos divididos a partir del
voto diferenciado de los electores y cuyo uno de sus saldos fue causar
parálisis legislativa tanto en el Congreso de la Unión como en el Congreso del
Estado, hasta antes del Pacto por México, según explica Herman Aarón García
Luna en su tesis de maestría en Ciencias Sociales del Colson.
Y son tantas las barreras que
se exigen para crear un partido que solamente quienes tienen dinero o
clientelas numerosas pueden hacerlo. Ahí están los ejemplos de Elba Esther
Gordillo y AMLO que sí lo lograron.
En todo ese proceso han
tenido que ver la reforma electoral de 1997, que conformó la primera ola
reformista que incluía el respeto del sufragio y la ciudadanización de los
órganos electorales y posibilitó la alternancia en 2000 y las contrarreformas
de 2007 y la posterior derivada del Pacto por México.
EL JUGO DEL PARTIDO NARANJA
Francisco Kiko Soto,
coordinador de Movimiento Ciudadano en el estado ha sabido moverse entre las
aguas turbulentas de la política estatal y sacarle provecho al igual que Jaime
Moreno Berry en el PT, el partido del tic, tac y quien hizo público el
conflicto en Alejandro López Caballero y Damián Zepeda.
Y si en el PRD Guadalupe
Curiel representa el pactismo con el gobierno de Guillermo Padrés y sus
candidatos, Movimiento Ciudadano no se ha quedado atrás. La desbandada
perredista propició que gentes como Conrado Rivera y Miguel Angel Haro y demás
miembros de la Corriente Progresista identificados con Marcelo Ebrard (fallido
candidato pluri de Movimiento Ciudadano por obra y gracia del TEPJF), hayan
decidido apoyar a Claudia Pavlovich.
En ese circo político en que
se ha convertido el proceso electoral, el PRI, PVEM y PANAL exigieron que el
INE atraiga el proceso y acusan al gobierno del estado de tener las manos
metidas en el IEE y de PC, cuando es Sonora el estado que más denuncias penales
tiene metidas en la FEPADE por delitos electorales.
A José Ordaz Aguiar, le tocó
en 2006 llegar al cabildo guaymense como el primer regidor pluri de
Convergencia, un partido al que se integraron ex priístas como Francisco Chico
Vázquez, fundador de la agrupación Ciudadanos Ejemplares y quien fue candidato
a la diputación local en los comicios de entonces y su esposa Sara busca
actualmente la diputación federal por el 04 distrito por los mismos colores.
Librado Navarro, candidato a
la alcaldía en 2012 y edil del partido en la presente administración ha sabido
“negociar” su apoyo en cabildo a cambio de prebendas al por mayor, incluida
chamba para los suyos.
La candidatura de Marcos
Ulloa a la presidencia municipal, quien de capturista de datos en Pemex emergió
a la palestra política, se rumora se inscribe dentro de una estrategia del
juego de espejos y las campañas negras, por eso es visto como el abanderado de
un partido palero y un candidato roba votos, para favorecer al PAN y perjudicar
a su ex partido el PRI, el cual dirigió localmente, siendo el único presidente
emanado de un proceso interno en el cual participaron curiosamente José Ordaz,
Chico Vázquez, Alfredo Ortega López (los tres fuera del partido) y el doctor
Julio César Márquez, de quien se sacaba la botana aquella de que le preguntó un
sagaz priísta de la vieja guardia: “¿Cómo vas médico?” y éste respondía: “Bien,
bien” y luego le retrucaban “¿Y con el gobernador, cómo andas?”, “Mal”
respondía; “¿Y con el presidente del PRI cómo estás?”, “Mal”, contestaba, “¿Y
con el presidente municipal cómo andas?”, “Mal” repetía. “Y eso que anda bien”,
se comentaba entre risas en los pasillos del edificio priísta.
DEMOCRACIA CASTRADA Y PARTIDOS TRAMPOSOS
En efecto, dentro de un
escenario en donde tanto Padrés como Manlio Fabio Beltrones se juegan el resto
y su futuro, a Movimiento Ciudadano le tocó desempeñar el rol de partido
tramposo, lo que es permitido por nuestra democracia simulada en un contexto de
proceso electoral burocratizado, ajeno a los ciudadanos, en donde el INE tiene
como función contar spots y hacerla de tribunal y tribuna de los partidos.
Por eso hay voces que piden a
los candidatos el 3 x 3, es decir su declaración de impuestos, su declaración
de conflicto de interés y su declaración patrimonial y promueven votar por
quien las haya presentado públicamente.
Lo anterior como medida
mínima para evitar la llegada de tanto vándalo a los cargos públicos y cuyo
prototipo más mediático es el famoso Layín, Hilario Ramírez Villanueva, el
alcalde de San Blas, quien declaró que robó, pero poquito o la perpetuación en
el poder de clanes familiares como el del Mijito Vicente Terán en Aguaprieta y
al cual se enfrenta el exsacerdote Iván Bernal.
Así las cosas, la candidatura
del Cachorro, que no es hombre de izquierda y es seguro que ni el “Marx para
principiantes” de Rius ha ojeado y quien es identificado al igual que Alberto
Albín Cubillas, como miembro del grupo de Germán Uribe Corona, el Chimpitas con
amplios nexos con los jefes del Nuevo Sonora, se explica dentro de la lógica de
quitarle votos y meterle zancadilla al candidato priísta José Luis Marcos León
Perea, ahijado político de Marco Antonio Llano Zaragoza, el Morrroño, poder
detrás del trono en el PRI y quien gana con cualquier candidato.
Y ha tomado rumbos tan
tortuosos la campaña que se viene insinuando en los medios de comunicación por
fieles creyentes en la teoría del complot, el apoyo de Alejandro López
Caballero, alcalde panista de Hermosillo al Maloro Acosta candidato del PRI a
la alcaldía capitalina a raíz de que Damián Zepeda cayó de su gracia o de que
Otto Claussen Iberri, tiene un candidato favorito a sucederlo que no es León
Perea.
En una elección sobre
regulada y saturada de incertidumbre en donde no se sabe quién va a ganar la
presidencia de la república en 2018, cuando hace treinta o cuarenta años atrás
se tenía certeza a ese respecto, lo único cierto es el retorno de los partidos
paleros o tramposos, que como el PVEM a nivel nacional o Movimiento Ciudadano y
un sector del PRD a nivel estatal, se ofertan al mejor postor, en una
concepción de la política como medio de vida y no como vocación.
¿O no?
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA LA
VIÑA DEL SEÑOR/ 08 MAYO 2015, 09:07)
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