Aunque José Luis Abarca ya está en la cárcel y se anunció el hallazgo de los desaparecidos, la crisis no da tregua. Los inconformes siguen en las calles y los padres no aceptan los resultados de las investigaciones
Las protestas
con saldos rojos ocurren después de que el procurador anunciara que existen
indicios de que los estudiantes fueron asesinados y calcinados
Lejos de enfriar las
protestas, el último informe de la PGR sobre la desaparición de los estudiantes
de Ayotzinapa ha radicalizado las manifestaciones que se han teñido de actos
violentos.
En las últimas
protestas convocadas en la Ciudad de México y en el estado de Guerrero los
reflectores los han acaparado hechos violentos presuntamente cometidos por
grupos radicales anarquistas que apoyan este movimiento.
Las protestas con
saldos rojos ocurren después de que el viernes el procurador Jesús Murillo
Karam anunciara de que existen indicios de que los estudiantes fueron
asesinados y calcinados en el estado de Guerrero.
Entre los
organizadores de las protestas por los estudiantes de Ayotzinapa circula la
versión de que detrás de estos actos incendiarios podrían estar grupos de
infiltrados en el movimiento.
La noche del sábado
una protesta, que comenzó de manera pacífica en las instalaciones de la PGR y
terminó en el Zócalo, concluyó con el incendio de una de las puertas de Palacio
Nacional, donde despacha el presidente Enrique Peña Nieto.
No existen en los
últimos años antecedentes de un acto así en contra de Palacio Nacional.
Los primeros actos
vandálicos se registraron hace una semana en la movilización multitudinaria del
pasado 5 de noviembre, que se desplazó por Paseo Reforma y terminó con un mitin
en el Zócalo capitalino donde los padres de los estudiantes desaparecidos
exigieron a las autoridades justicia para sus hijos.
Ese día la manifestación
transcurrió sin hechos violentos, sin embargo el incendio de una estación del
sistema de transporte Metrobus en el sur de la ciudad opacó la protesta masiva.
Casi al mismo tiempo
en que celebraba la manifestación de estudiantes grupos presuntamente ligados
al movimiento anarquista del Distrito Federal atacaron con bombas molotov la
estación Universidad del Metrobus y uno de los autobuses que terminó calcinado.
El viernes pasado,
el procurador Jesús Murillo Karam dio a conocer los avances de la investigación
sobre los hechos ocurridos el pasado 26 de septiembre en el municipio de
Iguala.
De acuerdo a Murillo
Karam, existen indicios de que los 43 estudiantes fueron detenidos por la
Policía de Iguala y entregados al grupo criminal de Los Guerreros Unidos.
Los integrantes de
este grupo delictivo –según los testimonios de tres de los detenidos – habrían
asesinado y calcinado a los estudiantes en el basurero de Cocula.
Los restos
incinerados habrían sido tirados al Río San Juan, que cruza esta zona del
estado de Guerrero, con el propósito de borrar cualquier evidencia.
La Procuraduría
General de la República no pudo confirmar la muerte de los estudiantes por la
imposibilidad de llevar a cabo pruebas de ADN de los restos calcinados
rescatados.
También en Guerrero,
las protestas como en la Ciudad de México, se han radicalizado.
El sábado jóvenes de
Ayotzinapa incendiaron vehículos de transporte de empresas privadas y una
patrulla de la Policía Federal afuera del Palacio de Gobierno.
El inmueble oficial
fue atacado con pedradas dañando cristales de sus ventanas.
El día de ayer
arribó a la Ciudad de México la marcha #43x43, que inició hace una semana en el
municipio de Iguala para protestar por la desaparición de los normalistas.
La caravana, que
durante cinco días recorrió 200 kilómetros, fue convocada por organizaciones
sociales en apoyo a los padres de los estudiantes desaparecidos.
En el mitin
celebrado en el Zócalo se condenó el
informe rendido por el procurador Jesús Murillo Karam y se exigió su renuncia
como titular de la PGR.
ENCIENDEN PALACIO NACIONAL
Hidalgo Neira
En las
movilizaciones por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en la
Ciudad de México cada vez aparecen actos violentos que terminan por empañar las
manifestaciones.
La noche del 8 de
noviembre será recordada como la noche en que una de estas protestas convocadas
por los estudiantes concluyó con el incendio de una de las puertas de Palacio
Nacional.
La movilización
comenzó a las 20:00 horas con un plantón frente a las instalaciones de la PGR,
en Paseo de la Reforma.
La manifestación se
había convocado a través de redes sociales para protestar por el informe que
presentó el viernes el procurador Jesús Murillo Karam donde asegura que hay
indicios en la investigación para establecer que los estudiantes fueron
asesinados y calcinados por el cártel de los Guerreros Unidos.
Luego de la PGR, el
grupo de manifestantes se desplazó hacia el Zócalo exigiendo justicia para los
estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos el pasado 26 de septiembre.
En la plancha del
Zócalo un grupo de manifestantes –identificados como parte de los grupos
anarquistas- se abalanzaron contra lasvallas de seguridad instaladas en la
explanada.
La protesta, que
había transcurrido sin disturbios, se tornó violenta con el lanzamiento de
bombas molotov y piedras contra uno de los accesos principales de Palacio
Nacional.
Las llamas
comenzaron a surgir en las puertas de Palacio Nacional, que fueron mitigadas
por el sistema contra incendios de este inmueble federal.
El clamor de la
gente no bajaba y siguieron amedrentando y golpeando la entrada del Palacio.
El enfrentamiento
entre los radicales y los elementos de seguridad provocó que muchos
manifestantes abandonaran la protesta por los estudiantes.
Los manifestantes
–algunos encapuchados o con máscaras del personaje Guy Fawkes de la cinta “V de
Venganza”- arremetían contra el portón de madera.
Los elementos del
Estado Mayor Presidencial intentaban con agua y con gas disuadir en vano los
ánimos enardecidos de los manifestantes.
El operativo que
implementó la Policía concluyó con la detención y presentación de 18 personas
por los actos violentos ocurridos en Palacio Nacional.
(REPORTE
INDIGO/ CÉSAR CEPEDA /Lunes 10 de noviembre de 2014)
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