En realidad, Ismael
Zambada Imperial había dejado de usar las redes sociales desde hace meses.
Detenido ayer en La Estancia de los Burgos, un caserío camino arriba de El
Salado que pasa por El Álamo, el pueblo donde nació su padre, Ismael Zambada
García, seguía viviendo la vida de un junior cualquiera.
Siempre traía
seguridad, comía en restaurantes de Las Quintas y cenaba en el Desarrollo
Urbano Tres Ríos, se movía a los ranchos bajo control de su padre y no se
perdía una fiesta de su clica donde hubiera banda, grupos norteños, mujeres y
cerveza.
El 25 de julio de
este año subió una fotografía en su cuenta de Twitter @ismaelimperial, donde
aparece rodeado de mujeres, solo con una cifra a manera de comentario: “90”.
Cuando detuvieron a
su hermano Serafín Zambada Ortiz, y se conoció su actividad en Twitter, se supo
que su padre le había recriminado que publicara textos y fotografías en las
redes sociales como si no fuera hijo de quien es.
“El Chino también lo
hace”, le habría respondido el Mayito Gordo. “El Chino no es mi hijo”, fue la
respuesta del Mayo.
Un mes después, el
31 de diciembre de 2013, Rodrigo Aréchiga Gamboa, el Chino Ántrax, fue detenido
en el aeropuerto internacional de Ámsterdam.
El uso de redes
sociales por partes de los jóvenes ligados de algún modo al narco y que se
conoce en Sinaloa como la “farándula buchona”, tomó fuerza con Metroflog, luego
acudieron al Facebook y más recientemente al Instagram.
En todas estas
redes, siempre lo han hecho, muchos se exponen con armas, joyas, dinero, droga,
autos de lujo… y hacen alarde del “poderío” de sus familias.
Con una impunidad
casi nunca trastocada.
(RIODOCE/
REDACCION/ noviembre 13, 2014)
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