Hay señales de que son los normalistas,
señala una fuente en el lugar del hallazgo de fosas
Iguala,
Gro., 4 de octubre.- Nomás usted lo va a saber, dijo el ojeroso policía
ministerial, aunque luego se lo contara a medio mundo: son nueve cuerpos. ¿Que
por qué el procurador dijo que eran huesos? Pos porque los quemaron con diesel.
La
espera, en una calle –si así pudiera llamársele– de una colonia precaria al
norponiente de esta ciudad, pegada a los cerros, era larga y tensa. Para
acabarla de joder, a un ministerial se le fue un tiro.
Contra
la costumbre, las autoridades prohíben a los medios acercarse a dos lugares
donde se hallaron fosas con restos humanos. De seis personas, dicen primero. De
20, circula la especie ya de noche (aunque una fuente del gobierno del estado
afirmó, al filo de las 21 horas, que son nueve los hallados). Ahí, porque un
par de reporteros que equivocaron el camino fueron a dar a otro paraje donde
tampoco les permitieron el paso. Lo que miraron era semejante al operativo
realizado en el remate de Pueblo Viejo.
Una
fuente confirmó, desde la excavación de las fosas, que pese al estado de los
restos hay indicios de que se trata de los estudiantes.
En
esta misma zona, entre abril y mayo, las autoridades hallaron en varias fosas
un total de 30 cadáveres. Entonces, los reporteros pudieron acercarse al lugar.
Todos
pueden estar asombrados, menos los vecinos del lugar. Aquí, para que más que la
verdad, es un cementerio de narcotraficantes, dijo una muchacha que parecía
divertida con el macabro trajín. Pasan camionetas apestosas muchas noches, pero
de veras apestosas.
Los
militares y los policías han estado viniendo toda la semana, completó su madre.
Eso nunca había pasado. Lo que siempre pasaba es que en las noches entraban
camionetas, como ese sábado de los estudiantes, pero nosotros ni nos asomamos.
En
eso apareció, a bordo de una camioneta blanca, el procurador estatal, Iñaky
Blanco Cabrera, quien pidió comprensión a la tropa periodística. Soltó dos
datos: es un número indeterminado y se trata de restos óseos.
Horas
más tarde, el fiscal acompañó al gobernador Ángel Aguirre en una conferencia de
prensa en la que completó: Sería irresponsable de mi parte decir que se trata
de los normalistas. Lo dirán los estudios de genética forense.
Si
no se trata de los normalistas, se comentaba en la inútil espera, ¿será menor la
responsabilidad de las autoridades de todos los niveles?
No
lo creen muchos. Reunidos en Ayotzinapa, los dirigentes de la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), los alumnos de la normal de
Ayotzinapa y los familiares de los desaparecidos fueron convocados a Casa
Guerrero, una de las sedes del gobierno estatal.
Al
invitarlos, les dijeron que se trataba de aclarar rumores y que serían
recibidos por Ernesto Aguirre, asesor del gobernador. Para sorpresa de la
comisión, los recibió el mandatario estatal. Los normalistas, que tienen el
acuerdo de no dialogar con Ángel Aguirre, se salieron de la reunión. Se
quedaron los secretarios generales de la CNTE, quienes, entre otras cosas,
exigieron que en la identificación de los restos participe el célebre equipo de
forenses argentinos que ha actuado en otras ocasiones en México (el mandatario
estatal sólo había ofrecido lo que dijo en su conferencia de prensa: esperar
estudios de ADN).
Los
normalistas salieron, gritaron consignas, lanzaron algunos cohetones y
zarandearon la puerta; afortunadamente no pasó de ahí, dijo desde Chilpancingo
Pedro Hernández, de la sección 9 del Distrito Federal.
UN DETENIDO ESCUPIÓ TODO
En
Iguala, luego de que el procurador se marchó, los policías que antes llamábamos
judiciales –ahora ministeriales– se quedaron, encanijados, frente a los
reporteros.
Desde
hace una semana dormimos en la calle. No tenemos viáticos ni para tragar
mientras los pinches políticos se lucen, dijo uno, al tiempo que señalaba a
otro de sus compañeros que, en ese momento, engullía un pastelillo chatarra.
Vea lo que tragamos.
El
enojo soltó las lenguas de los ministeriales (ninguno de la región, todos
venidos de las comandancias de la capital y las costas):
Hubiéramos
querido toparnos a esos hijos de la chingada, pero nada. Les caímos hasta a las
casas, pero no había nadie (ningún miembro del grupo criminal Guerreros Unidos,
se entiende).
Pero
sí hay detenidos, por eso estamos aquí.
El
gobernador dirá más tarde que se realizaron 30 aprehensiones relacionadas con
la investigación de las fosas.
Siguieron
de largo los policías: Uno de los detenidos escupió todo. Nos trajo y señaló
dónde los enterraron. ¿Por qué? Pues porque él participó.
El
detenido, comentan reporteros locales, podría ser un individuo que hace un par
de días fue capturado después de una balacera. Se metió al CBTIS 56, cuando
había clases, y disparó ahí dentro; ya ves que a esos cabrones les vale madre
matar a quien sea, confirmó un profesor de Iguala.
El
operativo había comenzado poco después de las 8 de la mañana. El grupo
antisecuestros de la fiscalía estatal estuvo a la vanguardia. Luego llegaron
los ministeriales
Pasado
el mediodía, el panorama era el siguiente: arriba, un helicóptero de la Armada,
luego otro de la policía estatal y más tarde un tercero que los reporteros
locales reconocen como el artefacto en que suele viajar Ernesto Aguirre,
sobrino y asesor del gobernador Ángel Aguirre (el verdadero gobernador,
comentaron reporteros locales).
Abajo,
todas las policías del estado, la Federal, el Ejército, la Marina, el Servicio
Médico Forense y las camionetas de funerarias con las que tiene contrato. Vaya,
hasta el H. Cuerpo de Bomberos.
Para
llegar a la zona, desde la que se tiene una panorámica de la ciudad de Iguala,
hay que recorrer calles que parecen riachuelos. Los vecinos no conocen el agua
potable ni el drenaje.
Donde
terminan las casas comienzan los huizaches. Los cuerpos fueron encontrados
arriba, en una cañada, entre una espesa vegetación.
Varios
colegas hicieron el intento de ir más allá, pero incluso los más osados no
lograron pasar el último círculo de seguridad a cargo de la Marina.
EL COCO Y LA RAJA POLÍTICA
Fue
día de hallazgos en la cuna de la Bandera. Al filo de las 5 de la tarde,
militares y policías federales y del estado catearon la casa ubicada en la
calle Jardín Campestre número 15: en el patio, enterradas, encontraron ocho
creaciones del señor Kaláshnikov, seis R-15, 56 cargadores, seis M16 y dos
lanzagranadas.
De
Pueblo Viejo, vehículos de la Policía Ministerial abandonaron el lugar
escoltando una grúa que arrastraba una camioneta Grand Cherokee color verde.
Quizá
una de las trocas de los Guerreros Unidos, cuya participación en las balaceras
de los días 26 y 27 de septiembre, igual que la de policías municipales, ha
sido confirmada por el gobierno del estado.
Las
conferencias de prensa sin preguntas no han sido suficientes para el gobernador
Ángel Aguirre, quien por la mañana, sonriente, se tomó foto con Jesús Zambrano
en su despedida de la presidencia del PRD, y por la noche se sintió obligado a
desempolvar sus mejores lugares comunes en las redes sociales: Sería altamente
condenable, quienes quisieran sacar provecho o raja política, de una situación
como la que hoy no embarga y nos entristece (textual).
Aunque
los demonios andan desatados, en Iguala cayó la noche con procesión (Paz y
Bien, dice la manta que encabeza) y fiesta para honrar a San Francisco de Asís,
santo patrono de la ciudad. Se encendieron los juegos pirotécnicos y la banda
musical cerró con un “no, no, no, El Coco no”.
(LA
JORNADA/ ARTURO CANO/ ENVIADO/ DOMINGO 5
DE OCTUBRE DE 2014, P. 5)
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