Los soldados que entraron a la bodega niegan haber
actuado por su cuenta, dicen en PGR y Sedena
“Los
agresores gritaron: ‘¡ya estuvo, nos rendimos!’, pero nos ordenaron no dejarlos
vivos”
La noche del pasado
29 de junio, el joven teniente Ezequiel Rodríguez Martínez pernoctaba en el
cuartel militar del 102 batallón de infantería de la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena), ubicado en Santa María Ixtapan, municipio de Tejupilco,
estado de México, y aproximadamente a las 2:20 horas del siguiente día, el cabo
de guardia le avisó que una llamada anónima reportó la presencia de sujetos
armados en una bodega localizada en la zona de Tlatlaya, a unos 50 kilómetros
de la base castrense.
Debido a la hora, el
teniente decidió no consultar al general responsable de la 22 Zona Militar y
acudir al lugar reportado para realizar un patrullaje.
Su sección,
integrada por 30 soldados, no estaba completa, por lo que Rodríguez asumió que
era el momento preciso para acudir a Tlatlaya y sorprender en flagrancia a los
presuntos delincuentes. Ordenó a siete elementos que tenía a la mano que lo
acompañaran.
Cerca de las 3 de la
madrugada, los militares llegaron a una vieja y desvencijada bodega, en la
comunidad de San Pedro Limón, en el municipio de Tlatlaya, donde asegura que
fueron recibidos a balazos. Después de la refriega entre los militares y los
agresores, que no duró más de ocho minutos –de acuerdo con la declaración de
los efectivos castrenses–, cesaron los balazos y tres soldados entraron a la
bodega.
UN MISTERIO, LO QUE SUCEDIÓ
La mayoría de los 22
agresores que permanecían en la bodega aún estaban con vida. Hasta hoy sigue
siendo un misterio lo que realmente sucedió. Interrogados por las autoridades
de la Procuraduría de Justicia Militar, algunos de los soldados detenidos aseguraron
que el teniente Rodríguez emitió una orden roja –disposición castrense que
significa tirar a matar a los agresores–, y que ellos actuaron en acatamiento a
la misma.
Sin embargo, el
teniente declaró exactamente lo contrario: aseguró que sus subordinados se
fueron por la libre y desacataron las órdenes del mando.
De acuerdo con
funcionarios de la Sedena y de la Procuraduría General de la República (PGR)
que porporcionaron esta información a cambio de no mencionar sus nombres, los
testimonios de los militares implicados son una especie de dimes y diretes.
Por ejemplo,
señalan, el teniente dijo que tres de los soldados que inicialmente ingresaron
a la bodega ultimaron a una decena de los presuntos delincuentes porque, según
le dijeron el día de los hechos, la escasa visibilidad los hizo sentirse
inseguros y por ello optaron por asegurarse de que estuvieran muertos.
Reconoció que hubo
alguna manipulación de la escena del delito, pero rechazó que él hubiera
ordenado ejecutar a los agresores que aún estaban con vida.
Dos de los tres
soldados que ya enfrentan acusaciones de la PGR por homicidio calificado
sostuvieron ante sus superiores que tras el enfrentamiento a balazos varios de
los agresores gritaron: ¡ya estuvo, nos rendimos!
No obstante,
justifican su actuar con el supuesto de que el teniente había dado la orden de
no dejar vivo a uno solo de los presuntos delincuentes.
Pasadas las 5 horas
acudieron 17 militares a reforzar a sus compañeros, pues el teniente Rodríguez
había reportado al cuartel que un cabo estaba herido.
Lo anterior forma
parte de las declaraciones del teniente Rodríguez y de varios de los soldados
ahora detenidos, quienes cayeron en varias contradicciones, según informaron a
La Jornada diversos funcionarios entrevistados.
Las pruebas de
criminalística de campo, balística y medicina forense, así como peritajes sobre
luminosidad, entre otras periciales efectuadas por especialistas, llevaron a
los fiscales de la PGR a concluir que los militares que participaron en esos
hechos no sólo manipularon la escena del delito, sino además actuaron con abuso
de autoridad y sin el debido respeto a los derechos humanos de los presuntos
criminales.
La PGR ya ejercitó
acción penal contra ocho de los implicados (tres de ellos por homicidio
calificado y los otros por encubrimiento y falsedad en declaraciones), e
investiga a otra veintena involucrados en los sucesos en que resultaron muertas
22 personas.
(Periódico La
Jornada/ Alfredo Méndez/ Viernes 3 de octubre de 2014, p. 9)
No hay comentarios:
Publicar un comentario