Destacan
en la marcha del 2 de octubre el ejemplo de lucha de Álvarez Garín
Denuncian
que la lista de mexicanos perseguidos y desaparecidos es infinita
Durante
la marcha por el 46 aniversario de la masacre de estudiantes en Tlatelolco, la
memoria de Raúl Álvarez Garín estuvo presente. En mantas, carteles, consignas y
discursos, el legado del líder histórico del Comité 68 continuó como ejemplo de
lucha y de congruencia.
Su
figura acompañó cada paso de la movilización, que se inició en la Plaza de las
Tres Culturas y concluyó con un mitin en el Zócalo. Se sumaron numerosos
estudiantes e integrantes de organizaciones sociales. Treinta mil, de acuerdo
con los organizadores; 9 mil, según la policía del Distrito Federal.
En
recuerdo de Álvarez Garín, los manifestantes lanzaron un compromiso: acabar con
la impunidad, luchar por la democratización del país y llevar ante la justicia
a quienes han cometido crímenes de lesa humanidad, por lo que solicitarán que
se reabra el juicio contra el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, a quien
señalan como principal responsable de la matanza de estudiantes en la Plaza de
las Tres Culturas, el 2 de octubre de 1968, y para que no quede en el olvido y
la impunidad.
Desde
un templete colocado frente a Palacio Nacional, acompañado de la banda de
viento de Tlayacapan –cuyos fundadores acompañaron a Emiliano Zapata en su
entrada triunfal a la ciudad de México–, Félix Hernández Gamundi, integrante
del Comité 68, pidió un minuto de silencio en memoria de Álvarez Garín.
En
ese instante se soltaron globos rojos y la banda tocó Dios nunca muere, de
Macedonio Alcalá. Ante miles de jóvenes, Hernández Gamundi afirmó que existe un
compromiso con el pueblo de México y con Raúl. Lo vamos a lograr.
Agregó
que al cumplirse 46 años de la matanza de Tlatelolco, venimos a recordar a
nuestros muertos. Venimos con la tristeza por la partida hace tan sólo seis
días de Raúl Álvarez Garín, pero sentimos la fortaleza que nos da la presencia
de los jóvenes y el legado de Raúl, que nos deja un ejemplo de lucha.
Al
hablar en nombre de los líderes históricos del movimiento estudiantil, aseguró
que el pliego petitorio que elaboraron en 1968, cuando salieron a las calles
para exigir la democratización del país, hoy tiene vigencia nuevamente. Las
cárceles están llenas de presos políticos. La lista de mexicanos perseguidos y
desaparecidos es infinita. La economía va en contra del pueblo, mientras el
gobierno se muestra complaciente con una nueva lista de billonarios.
La
llamada marcha histórica partió minutos después de las 16 horas y fue
encabezada por el Comité 68 y muchos de los sobrevivientes de aquel año.
Figuraron,
además de Hernández Gamundi, personajes como Leopoldo Ramos, Jesús Martín del
Campo, Montserrat Gispert y Salvador Martínez della Rocca.
Dos
mantas abrían camino. La primera con el rostro de Álvarez Garín y la otra con
la leyenda: Y marcharemos cuando nos dé la gana.
En
ninguna parte del recorrido hubo presencia policiaca, tal como habían demandado
los organizadores. La marcha transcurrió sin incidentes de gravedad, mientras
cientos de ciudadanos salieron a las calles y con carteles en lo alto
manifestaron su apoyo y aplaudieron el paso de los contingentes.
En
el balcón de un edificio ubicado sobre Eje Central una mujer, con su pequeño
hijo, colgó una bandera del Instituto Politécnico Nacional (IPN) como muestra
de solidaridad a la lucha de los estudiantes de esa casa de estudios.
Detrás
de los integrantes del antiguo Consejo Nacional de Huelga de 1968 marcharon
representantes del pueblo yaqui de Sonora, quienes se han opuesto a la
construcción del acueducto Independencia.
Asimismo,
una delegación de los jóvenes del IPN, que desde hace días mantienen una lucha
contra el nuevo modelo educativo en la institución; estudiantes de otras
universidades públicas y privadas e integrantes de organizaciones sociales y
populares como el Frente de Atenco, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de
la Educación y el Sindicato Mexicano de Electricistas.
En
su mensaje en la Plaza de la Constitución, Hernández Gamundi afirmó: “Nos
sentimos muy fortalecidos por la presencia renovada de los jóvenes del Poli”, a
quienes ofreció la solidaridad del movimiento social.
Este
Zócalo está lleno, es una expresión multitudinaria de civismo, orden y
capacidad de autocontrol. Somos capaces de gobernarnos, expresó en referencia a
la ausencia de uniformados durante todo el recorrido.
A
nombre del movimiento social, demandó solución a las demandas de los
estudiantes del IPN, libertad a todos los presos políticos, castigo a los
represores de los normalistas de Guerrero y de los jóvenes de Tlatlaya, respeto
total a los derechos de los pueblos indígenas y cese a todo acto de represión
contra los movimientos sociales.
A
las 18:19 horas se pidió otro minuto de silencio, esta vez por los caídos aquel
2 de octubre. Fue el momento exacto en que se lanzaron las tres bengalas con
las que se dio la orden de ataque, se recordó.
Sobre
el templete, donde también estaban personajes como Adolfo Gilly e Imanol
Ordorika, los estudiantes de todas las instituciones académicas participantes
leyeron un pronunciamiento en el que repudiaron el actual modelo económico y
político y la entrega de los recursos naturales a empresas trasnacionales, que
han generado un daño ambiental inconmensurable.
Demandaron
además al jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, que libere de
inmediato a los jóvenes detenidos durante la marcha del 2 de octubre del año
pasado.
Exigieron
la presentación con vida de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa
que permanecen desaparecidos.
También
se escuchó un mensaje grabado de Nestora Salgado, dirigente de la policía
comunitaria de Olinalá, Guerrero, quien pidió a los jóvenes no dejar de luchar,
en tanto que el representante del pueblo yaqui habló en su lengua original para
pedir la libertad de Mario Luna y Fernando Jiménez.
Durante
el recorrido, cerca de 300 jóvenes vestidos de negro y con las insignias
anarquistas en varias banderas, muchos de ellos con los rostros cubiertos, se
sumaron al contingente. Pese al temor de los organizadores, no causaron
destrozos y sólo se presentaron dos incidentes. El primero, frente al teatro
Blanquita, donde se suscitó un altercado con reporteros gráficos, y otro en la
calle 5 de Mayo, donde lanzaron piedras contra una sucursal bancaria y un
restaurante.
(La
Jornada/ Laura Poy, Emir Olivares y Arturo Sánchez/ Viernes 3 de octubre de
2014, p. 7)
No hay comentarios:
Publicar un comentario