El
empresario Germán Larrea, el segundo más rico en México después de Carlos Slim,
renunció al Consejo de Administración en Grupo Televisa por posibles conflictos
de interés que pudieran surgir debido a su participación en la licitación de
nuevas cadenas de TV abierta.
A
través de un comunicado, la empresa informó que Larrea salió del Consejo de
Administración de Televisa porque pidió participar en la licitación de las
nuevas cadenas de televisión abierta, por tal motivo, “debido a los conflictos de
interés que pudieran resultar de su participación en la licitación”.
Larrea
es el principal accionista del gigante minero Grupo México, involucrado en el
derrame tóxico en la mina de Cananea, Sonora, que ha contaminado los ríos
Bacanuchi y Sonora.
Muy
pocas personas fuera de las élites políticas y empresariales lo conocen, pero
el nombre de Germán Larrea despierta en muchos sectores sociales sentimientos
de rencor y venganza. Larrea, que es un empresario invisible ante su
intransigente decisión de esconderse de la opinión pública, galvaniza
frustraciones que suelen combinarse con campañas de prensa que sus enemigos le
orquestan. El nombre de Larrea ha sido acompañado durante una década por
tragedias mineras y conflictos con sindicatos, que se volvieron a energizar en
las últimas semanas con el desastre ambiental que provocó su mina en Cananea,
que derramó tóxicos en dos ríos de Sonora que afectaron a 23 mil personas.
Miembro
del Consejo de Administración de Televisa desde hace casi una década, fue socio
de su amigo Francisco González, presidente del Grupo Milenio, quien le vendió
una cadena de cines, a las que sumó su participación en Cinemex, donde difunde
anuncios de su empresa de ferrocarriles –que controla el 80% del tráfico en
rieles de México-, sobre su obra social, con lo que busca contrarrestar la mala
fama de un monopolio ferroviario que cabildea agresivamente para que las leyes
lo sigan favoreciendo. Como prominente integrante del Consejo de Personas de
Negocios, que fundó su padre Jorge con el legendario empresario italiano Bruno
Pagliai –su casa en Lomas Altas, en la ciudad de México, era una réplica de la
que aparece en la película “Lo que el Viento se Llevó”-, tiene fuertes
relaciones con otros empresarios de medios, con lo que todo lo negativo que
produce su persona en la opinión pública, queda acotado.
Eje
Central
(RIODOCE/
REDACCION/ septiembre 19, 2014)
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