GUADALAJARA Jal. (apro).- Con una carga de más de 18 mil
unidades de explosivos colocados en los puntos vulnerables de la
estructura, el gobierno de Jalisco derribó el edificio de la Federación
de Estudiantes de Guadalajara (FEG), ubicado en el número 100 de la
calle Carlos Pereyra, en el cruce con Manuel Gutiérrez Nájera, colonia
Miraflores, donde sus líderes cometieron asesinatos, torturas y
violaciones a lo largo de sus cuatro décadas de vida.
La última de ellas se registró a finales de 2011, cuando un grupo de
fegistas, encabezados por Gerardo Flores Gómez, El Tautado y el
exdirigente de ese organismo, David Castorena, asesinaron a cuatro
estudiantes de la Preparatoria 8 y al padre de uno ellos sin que hasta
ahora se conozcan los entretelones del caso.
Con la destrucción de la edificación se borran también las evidencias
de los crímenes cometidos en ese lugar, asegura el exrector del Centro
Universitario de los Lagos, de la Universidad de Guadalajara, Roberto
Castelán Rueda.
El sigilo con el que se llevó a cabo la operación provocó también
incertidumbre entre vecinos de la zona. Incluso, minutos antes de que el
inmueble cayera residentes de las colonias Miraflores y Colinas de la
Normal se quejaron porque nadie los tomó en cuenta y que les informaron
horas antes de la detonación.
La sede fegista empezó a operar en la década de los 70. Desde que
quedó bajo control del organismo estudiantil fue utilizado como
instrumento de control y represión de maestros, estudiantes y opositores
a los gobiernos local y federal.
Los vecinos recuerdan historias de jóvenes y profesores torturados en
dichas instalaciones que prefieren guardar en su memoria antes de
contarlas a los medios de comunicación.
En los muros del inmueble, sobre todo en el edificio “Hermelindo Romo
García”, nombre de uno de los expresidentes fegistas, quedaron impresas
las huellas de detonaciones.
El inmueble fue entregado a la organización estudiantil como premio
por el control de los estudiantes y su aporte para la desmovilización de
la base universitaria de la UdeG en la etapa más convulsionada del
movimiento estudiantil de 1968, cuando en Guadalajara se perseguía a
estudiantes que llegaron a ciudad para pedir apoyo para la protesta de
los alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico (UNAM),
quienes exigían respeto a la juventud y a los derechos democráticos.
Uno de los vecinos dice a los reporteros que a él le tocó ver a uno
de los fegistas en el momento en que mató a tres personas en las
escalinatas del inmueble. También cuenta una anécdota sobre el grupo
denominado Los Fegosos, cuyos integrantes utilizaban el edificio para
violar a mujeres.
Algunas de las figuras políticas que fueron parte importante de la
dirigencia fegista siguen vigentes, como Raúl Padilla López, exrector de
la UdeG, presidente de la FIL y de al menos 13 empresas
parauniversitarias en la Universidad de Guadalajara.
Su hermano José Trinidad Padilla López también fungió como líder de
ese organismo y ocupó la rectoría de la casa de estudios. Actualmente,
es diputado local del Partido Revolucionario Institucional.
Otro exintegrante de la FEG fue Carlos Briseño Torres. Antes de
llegar a la rectoría de la UdeG fue secretario de Prensa y Propaganda de
la FEG. El exfuncionario universitario terminó por suicidarse, luego de
fracasar en su intento de regresar a la rectoría general de la UdeG y
después de haber sido destituido en agosto de 2008, en el marco de un
conflicto abierto con Padilla López, líder del llamado Grupo
Universidad.
Briseño Torres acusó a Padilla del desviar el rumbo de esa casa de
estudios y de malgastar los recursos universitarios para la promoción de
actividades ligadas a la farándula.
En la última década, el edificio de la FEG se convirtió en guarida de
delincuentes, donde ocultaban vehículos robados o golpeaban a los
opositores de la FEG. Además tenía una especie de campo de tiro en donde
los miembros del organismo estudiantil practicaban con el uso de las
armas con las que confrontaban a estudiantes socialistas, miembros de la
guerrilla urbana o a los integrantes de la Federación de Estudiantes de
Jalisco, del grupo de Los Teco” de la Universidad Autónoma de
Guadalajara (UAG).
Durante la llamada “guerra sucia”, la policía de Guadalajara y la Policía Estatal tenían prohibido ingresar a ese edificio.
Cuentan los vecinos que en alguna ocasión llegó al inmueble un grupo
de soldados del Ejército. Al verlos, pensaron que iban a poner orden,
pero en realidad lo único que hicieron fue exigir a los estudiantes la
devolución de un auto robado.
“Pertenecer a la FEG era ser miembro del Servicio Secreto”, dicen.
El actual rector de la UdeG, Tonatiuh Bravo Padilla, había solicitado
la devolución del inmueble para ocuparlo como sede de la escuela
Preparatoria 1. A pesar de que el gobierno lo ignoró, el funcionario
universitario reconoció que siempre soñó que iba llegar el día en que la
edificación iba a desaparecer, como finalmente sucedió.
/4 de julio de 2014)
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