Distrito Federal— El
jueves 22 de mayo, en El Paso, Texas, el subprocurador de Derechos Humanos de
la Procuraduría General de la República (PGR), Ricardo García Cervantes, se
reunió con una treintena de miembros del grupo Mexicanos en el Exilio, paisanos
sobrevivientes al terror de las extorsiones y las amenazas y quienes en la
huida perdieron sus propiedades y contaban 32 muertos o desaparecidos.
Al escucharlos se
preguntaba “¿Qué hago con esto?”
Este panista, quien
durante 538 días trabajó en la administración peñanietista a cargo de la
ventanilla donde se toca el dolor de las víctimas de la violencia, se sintió
confrontado al encontrarse con esos mexicanos que “además de perderlo todo
también perdieron la patria”.
El lunes 26 de mayo
le presentó su renuncia a Jesús Murillo Karam.
“Fue todo junto. No es
un solo factor, no es algo repentino. Es una decisión procesada”, explica a
Proceso el coahuilense luego de tres días de especulaciones sobre su salida.
La hipótesis más
sonada es que rompió con los priistas molesto por el burdo rasuramiento de las
estadísticas oficiales de desaparecidos. Al inicio del sexenio eran 26 mil 121
y terminó en 8 mil, según la Secretaría de Gobernación, aunque la PGR habla de 13
mil.
Ese “todo junto” al
cual alude como causa de su renuncia lo va desgranando durante las dos horas de
entrevista en las cuales menciona la acumulación de testimonios de dolor,
terror, impunidad y corrupción que lo fueron desgastando; el nuevo andamiaje
constitucional que mutiló facultades a la Procuraduría; la continuidad de la
política de seguridad calderonista generadora de violencia; dos problemas de
salud; la sensación de ya no estar ayudando y un zumbido constante en su oído:
“Si no puedes, renuncia”.
Recuerda lo que en
su juventud le dijo un asesor espiritual: no importa si el trapo es gamuza o
una jerga, absorben igual; pero cuando se saturan, nomás embarran.
“Te sientes tan
saturado que ya andas embarrando, ya no absorbes. Eso me pasó”, se sincera. Su
“honestidad intelectual” es lo que destacó en él su ex jefe en el elogioso
comunicado difundido por la PGR sobre su salida.
El comunicado
también agradece al ahora ex funcionario haber sentado las bases para la
búsqueda de víctimas de desaparición, ese fenómeno que lo absorbió desde su
llegada y al cual le dio la categoría de “crisis humanitaria”. Eso le generó un
reproche de la Cancillería, confiesa.
Como panista no
reniega por haber trabajado en un gobierno del PRI. Tampoco critica a su ex
jefe, Murillo Karam. Al contrario, dice que Jesús –como lo nombra– fue “la
turbina, la voluntad, la cabeza” de los resultados.
Aunque es famosa la
rivalidad entre la PGR y Gobernación y los bloqueos constantes entre
dependencias, cuando se le pregunta si eso influyó en su salida dice: “De
Gobernación no quiero ni hablar. No me toca”.
Sobre la disparidad
en las cifras repite la misma explicación que intentó dar por radio un día
antes: las 13 mil desapariciones a las cuales se refería Murillo son del
sexenio calderonista; las 8 mil que mencionó el secretario Miguel Ángel Osorio
Chong son las acumuladas este sexenio.
“¿Ocho mil en lo que
va del sexenio a alguno le dice algo? No es sólo un número. Ya había muchos y
ahora hay más. ¿Cuándo vamos a terminar? ¿Qué hay que hacer?”, dice inconforme
de que la polémica sean las cifras y no las causas de la violencia.
–¿Qué genera esa
violencia? –se le pregunta. Y da una serie de explicaciones hasta que aterriza
en ejemplos prácticos: “El dolor de muchos se pudo haber evitado con una buena
policía municipal o con investigar las evidencias que la familia aporta o con
coordinación eficiente en las pesquisas. No es una sola cosa”.
RAZONES DE FONDO
El 5 de diciembre de
2012 García Cervantes –quien había sido coordinador de los diputados del PAN,
integrante del CEN panista y senador– apareció al lado de Murillo como miembro
de su equipo.
En este tiempo la
Subprocuraduría de Derechos Humanos destacó en tres momentos: por crear la
Unidad Especial de Búsqueda de Personas Desaparecidas, como respuesta a las
madres en huelga de hambre a las puertas del edificio; por trabajar con el
Comité Internacional de la Cruz Roja para elaborar un protocolo nacional de
búsqueda, exhumación e identificación de cadáveres y por abrir la puerta al Equipo
Argentino de Antropología Forense para que identificara a las víctimas de las
matanzas de San Fernando y Cadereyta.
Como parte de su
equipo nombró a dos integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad: la ex legisladora perredista Eliana García, quien lo acercó con las
familias y organismos de derechos humanos con esbozos de soluciones a los
problemas, y la abogada Patricia Colchero, en el área de atención a víctimas.
El 2 de enero de
2013, en su primera entrevista como subprocurador, estableció los límites de su
permanencia en la institución: “No voy a estar donde no pueda servir. A lo
mejor me dan todo lo que pido y necesito, pero me iré si no soy el adecuado.
Pero ganas sí le voy a poner”.
Ya entonces
advertía: “Me está doliendo mucho estar aquí, no sé si esto es para alguien
normal y yo me considero alguien normal”.
Desde los primeros
días, por las oficinas de García Cervantes pasaron víctimas de extorsiones,
familias incompletas por el asesinato o la desaparición o el secuestro de algún
ser querido por parte de narcos, soldados o policías. Sobre su equipo recaía la
aparición de fosas comunes sembradas con cuerpos mutilados, las masacres más
espantosas, los secuestros de migrantes.
Con los relatos de
las familias las desapariciones comenzaron a tener sus propias lógicas: las
zonas donde las personas son reclutadas a la fuerza para la guerra, para trata
de personas o como mercancía, para cobrar rescate o como mano de obra para la
narcosiembra o el sicariato. Conoce los peligros que enfrentan los migrantes en
los distintos tramos de la ruta del tren.
–¿Cómo explicaría el
país que reflejan las desapariciones actuales que muchos aún no creen? –se le
pregunta y responde: “¿Por qué no alcanzan a entender que sí, que muchos
cadáveres han sido desintegrados? ¡Está a punto de salir de la cárcel El
Pozolero, quien en su momento fue una gran noticia morbosa, pero es una
realidad! ¿Qué, no dijeron en Coahuila que habían descubierto restos humanos?
¡Pero eran 500 fragmentos en un lote! ¡En Nuevo León se habla de mil!”
Menciona como
acertada la decisión del procurador de concentrar una agencia de investigación
que sistematice la información de las víctimas, ubicándola por regiones,
periodos y cárteles en aras de diseñar operativos de búsqueda y rescate de
personas retenidas.
Al hablar del
control por regiones suelta sin más un señalamiento: “Y no pueden evadir si en
tal región o tal época estuvieron presentes policías federales o estatales y
resultó este tipo de consecuencias. Hay que investigar bien qué participación
tenían o si se mandó al Ejército y estuvo ahí y pasaron estas cosas”.
LEY DE MURPHY
El 30 de agosto de
2013, a tres meses de creada la Unidad de Búsqueda que fue criticada por tener
sólo 12 agentes del Ministerio Público para buscar 26 mil desaparecidos, dio
una de las primeras señales de descontento cuando dijo al portal de noticias de
CNN:
“Tengo elementos
personales y de juicio que me permiten señalar que (el tema de los
desaparecidos) ha perdido prioridad. No he visto el golpe de timón, el manotazo
sobre la mesa diciendo: ‘Este tema se atiende y de ese lo que se requiera y
hágase lo que se tenga que hacer con seriedad’”.
En ese tiempo se le
acentuaron un dolor al caminar –se apoyaba en un bastón– y una debilidad en los
párpados que lo hacía parecer dormido.
Sobre ese tiempo, un
subalterno –quien pidió el anonimato– mencionó: “El subprocurador siempre decía
que necesitaba más apoyo, medidas y esfuerzos extraordinarios, personal,
capacitación, recursos”.
Otra persona
describió: “De repente el entusiasmo se le fue apagando. No es que bloqueara
las cosas, pero ya no lo hacía con la celeridad del principio”. Otro dijo: “A
veces se hacían las cosas a pesar de él”.
DOS VECES PIDIÓ LICENCIA MÉDICA.
El 21 de mayo acudió
a una reunión con la Plataforma de Víctimas del Movimiento por la Paz, donde la
gente le pidió acompañarlos en más reuniones. Contestó: “¿A mí para qué me
necesitan, para qué quieren que esté paseando por las mesas si tienen a sus
ministerios públicos?”, algo que les recordó el famoso “¿y yo por qué?” de
Vicente Fox.
(EL DIARIO,
EDICION JUAREZ/ Marcela Turati/ Proceso/ 31 DE MAYO 2014 | 23:11 PM)
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