Amado Yáñez Osuna es un empresario con buena suerte porque tiene buenos amigos colocados en buenos lugares. Accionista mayoritario de Oceanografía, la gran empresa petrolera y proveedora estratégica de Pemex, que bajo su batuta defraudó a Banamex por más de 5 mil millones de pesos, está siendo muy bien cuidado por la PGR que hasta el momento lo tiene exonerado del quebranto multimillonario, y le fincó delitos no graves por los que alcanzó una fianza por 80 millones de pesos para defenderse en libertad de un desvío de recursos para financiar a Los Gallos de Querétaro, nóminas de equipos de futbol, comprar de aviones, yates, joyas, automóviles de lujo, y pagos por más de 39 millones de pesos al portero ex mundialista Jorge Campos.
Yáñez Osuna desvió más de mil millones de pesos de recursos otorgados
por Banamex, para dar solvencia económica a Oceanografía a fin que
pudiera cumplir con los servicios contractuales con Petróleo Exploración
y Producción, la principal división generadora de recursos de Pemex, y
cubrir sus gastos operativos. Pero la PGR únicamente lo acusó por
desviar 55 millones de pesos. En la consignación de la orden de
aprehensión, la PGR dejó de imputarle el resto de los desvíos que
financiaron su vida de lujo, y contra de la recomendación de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores, le formuló cargos que le permitirán
acercarse a su reivindicación jurídica y la libertad plena.
De acuerdo con la investigación, la PGR estableció que el principal destinatario del desvío de los 55 millones fue AMRH International Soccer S.A. de C.V., que hasta antes de la intervención del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes a mediados de febrero, era propietaria del equipo de futbol de la Primera División, Los Gallos. Yáñez Osuna, según probó la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, hizo 61 retiros ilegales de la cuenta número 144296633 de Oceanografía en Banamex durante un año, entre el 2 de agosto de 2012 y el 22 de agosto del año pasado. Por los otros desvíos por 947 millones de pesos, y por 84 millones de dólares que le detectaron en 2013, no hubo acción penal en su contra.
La relación de dónde fueron a parar estos desvíos que no le imputaron, incluyen compras de aviones por más de 12 millones de dólares, yates por más de 2 millones de pesos, automóviles de lujo –Rolls Royce y Mercedes Benz- y deportivos por más de 16 millones de pesos, joyas y relojes de Berger por más de 230 mil dólares, gastos de casi un millón de dólares en la boutique de Audemars Piguet, obras de arte, y propiedades en Miami. Destaca también el pago no aclarado al ex portero mundialista Jorge Campos, y el financiamiento a una empresa de otro ex mundialista, Claudio Suárez.
Al igual que la PGR omitió añadir ese desvío multimillonario como una prueba de delito –pese a ser idéntico el método al utilizado con Los Gallos-, también es inexistente en la consignación de la orden de aprehensión un dictamen oficial sobre el quebranto a Banamex, lo que significa que no hay un monto determinado en el que se establezca el total del fraude. La PGR explicó que no pudo dictaminar porque no tenía suficiente información. Pero aún así, consignó.
Los pecados de Yáñez Osuna no fueron considerado lo suficientemente importantes para la PGR, que contra la recomendación de la CNBV de acusarlo de acuerdo con la fracción 1ª del numeral 112 de la Ley de Instituciones de Crédito, lo consignó por la fracción 5ª. La diferencia es fundamental: de haberle hecho caso a la institución técnica, el delito habría sido considerado grave y sin derecho a fianza; al hacerlo por la otra fracción, el delito no fue grave y le abrió la puerta de la libertad definitiva a un delincuente confeso.
La PGR parece estar protegiéndolo por la forma como lo consignaron y el delito que le imputan. Es crucial que explique: 1) porqué ante dos delitos idénticos, sólo de uno fue acusado; 2) en qué se basó para soslayar la recomendación de la CNBV sobre la gravedad del delito mediante una reclasificación que le permitió alcanzar fianza; y 3) sobre qué base lo exculpa del fraude a Banamex. La PGR está más que obligada a responder las inconsistencias en el caso, para evitar malos entendidos y suposiciones por el hecho que su abogado, Sergio Viveros, fue hace unos años jefe de Mariana Benítez, la subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales, y de Jorge Hugo Ruiz, jefe de la Unidad Especializada en Investigaciones de Procedencia ilícita en la SEIDO, quienes dentro de la PGR, hay que recordar, llevan el caso de Oceanografía.
De acuerdo con la investigación, la PGR estableció que el principal destinatario del desvío de los 55 millones fue AMRH International Soccer S.A. de C.V., que hasta antes de la intervención del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes a mediados de febrero, era propietaria del equipo de futbol de la Primera División, Los Gallos. Yáñez Osuna, según probó la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, hizo 61 retiros ilegales de la cuenta número 144296633 de Oceanografía en Banamex durante un año, entre el 2 de agosto de 2012 y el 22 de agosto del año pasado. Por los otros desvíos por 947 millones de pesos, y por 84 millones de dólares que le detectaron en 2013, no hubo acción penal en su contra.
La relación de dónde fueron a parar estos desvíos que no le imputaron, incluyen compras de aviones por más de 12 millones de dólares, yates por más de 2 millones de pesos, automóviles de lujo –Rolls Royce y Mercedes Benz- y deportivos por más de 16 millones de pesos, joyas y relojes de Berger por más de 230 mil dólares, gastos de casi un millón de dólares en la boutique de Audemars Piguet, obras de arte, y propiedades en Miami. Destaca también el pago no aclarado al ex portero mundialista Jorge Campos, y el financiamiento a una empresa de otro ex mundialista, Claudio Suárez.
Al igual que la PGR omitió añadir ese desvío multimillonario como una prueba de delito –pese a ser idéntico el método al utilizado con Los Gallos-, también es inexistente en la consignación de la orden de aprehensión un dictamen oficial sobre el quebranto a Banamex, lo que significa que no hay un monto determinado en el que se establezca el total del fraude. La PGR explicó que no pudo dictaminar porque no tenía suficiente información. Pero aún así, consignó.
Los pecados de Yáñez Osuna no fueron considerado lo suficientemente importantes para la PGR, que contra la recomendación de la CNBV de acusarlo de acuerdo con la fracción 1ª del numeral 112 de la Ley de Instituciones de Crédito, lo consignó por la fracción 5ª. La diferencia es fundamental: de haberle hecho caso a la institución técnica, el delito habría sido considerado grave y sin derecho a fianza; al hacerlo por la otra fracción, el delito no fue grave y le abrió la puerta de la libertad definitiva a un delincuente confeso.
La PGR parece estar protegiéndolo por la forma como lo consignaron y el delito que le imputan. Es crucial que explique: 1) porqué ante dos delitos idénticos, sólo de uno fue acusado; 2) en qué se basó para soslayar la recomendación de la CNBV sobre la gravedad del delito mediante una reclasificación que le permitió alcanzar fianza; y 3) sobre qué base lo exculpa del fraude a Banamex. La PGR está más que obligada a responder las inconsistencias en el caso, para evitar malos entendidos y suposiciones por el hecho que su abogado, Sergio Viveros, fue hace unos años jefe de Mariana Benítez, la subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales, y de Jorge Hugo Ruiz, jefe de la Unidad Especializada en Investigaciones de Procedencia ilícita en la SEIDO, quienes dentro de la PGR, hay que recordar, llevan el caso de Oceanografía.
(ZOCALO/ Columna Estrictamente Personal de Raymundo Riva Palacio/ 13 de junio 2014)
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