En marzo pasado, según cifras del Instituto Mexicano para
la Competitividad, el territorio mexiquense era considerado uno de los
más violentos. El gobernador Eruviel Ávila pidió refuerzos federales,
pero aun con ellos la escalada de violencia continuó. Por eso los
vecinos se organizaron en comités ciudadanos y comenzaron a patrullar
las avenidas y callejones de sus colonias para defenderse de las bandas
criminales que asuelan el entorno desde hace meses y lanzaron el grito:
“Al que agarremos, lo linchamos”.
ECATEPEC, MÉX. (Proceso).- Todas las mañanas, cuando los primeros
pobladores abandonan sus casas rumbo al trabajo o la escuela, lo hacen
seguros, saben que sus familiares y vecinos están alertas para acudir en
su ayuda ante cualquier contingencia.
A diferencia de Michoacán, donde miles de ciudadanos se organizaron y
decidieron tomar sus rifles de asalto y pistolas de grueso calibre para
enfrentar al crimen organizado, aquí son comités vecinales, de barrio o
del pueblo que de manera espontánea decidieron juntarse para defenderse
de las bandas que les quitaron la tranquilidad a los pueblos y
municipios mexiquenses en los últimos años.
A pesar de los anuncios espectaculares del gobierno federal sobre los
operativos militares y policiacos en la entidad, la violencia, la
inseguridad y la presencia de los grupos del crimen organizado no
amainan desde 2013. Hoy, el Estado de México es considerado uno de los
más violentos, junto con Guerrero, Chihuahua, Nuevo León y Jalisco,
según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
Durante un recorrido, Proceso averiguó que son cuatro los grupos
criminales que se disputan el territorio mexiquense: La Familia
Michoacana, cuyos sicarios controlan las extorsiones, secuestros y el
narcomenudeo en las zonas poniente, oriente y en Toluca; Los Caballeros
Templarios, asentados en el sur, en los límites con Michoacán, así como
Los Zetas y células del Cártel de Jalisco Nueva Generación, distribuidas
en el Valle de México y Toluca.
El Ejército y la policía federal patrullan algunas de las principales
calles, avenidas y carreteras de la entidad, pero no llegan a las
colonias, barrios, pueblos y comunidades de los municipios donde sus
habitantes sufren los embates de grupos de secuestradores, asaltantes y
violadores que los fustigan todos los días…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1963 de la revista Proceso, ya en circulación.
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