El
problema de las autodefensas sigue escapándose a la órbita inepta del
Estado peñanietista. Ahora, el comisionado federal para Michoacán,
Alfredo Castillo, advierte que deben dejar las armas de inmediato, pero
aquellas se niegan escudándose en el artículo 10 constitucional. Alegan
que de no ser por su apoyo, las fuerzas federales no hubieran acabado
con Kike Plancarte y con Nazario Moreno El Chayo. Un especialista añade
otro elemento de preocupación: si no se respeta a esos grupos surgidos
de un reclamo popular, podrían cambiar su rostro por uno declaradamente
paramilitar.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Tras un año de
arriesgarse al enfrentar y expulsar a Los Caballeros Templarios de 14
municipios de Tierra Caliente, Costa y Meseta Purépecha, los grupos de
autodefensa de Michoacán son ahora amenazados por el gobierno de Enrique
Peña Nieto, que pretende obligarlos a dejar las armas con las cuales
hicieron el trabajo no realizado en 12 años por las administraciones
estatales y federales del PRD, del PAN y del PRI.
El anuncio
enardeció a las autodefensas, que en voz del doctor José Manuel Mireles
rechazaron desarmarse. El artículo 10 de la Constitución, argumentan, le
da el derecho a todo mexicano de poseer un arma para su defensa. El
vocero de las autodefensas de Tepalcatepec pidió el apoyo de las
poblaciones para impedir que les quiten las armas.
El jueves 3 el
comisionado para la seguridad y el desarrollo integral de Michoacán,
Alfredo Castillo anunció en Morelia que en las próximas semanas se
iniciará el desarme de las autodefensas y advirtió que al concluir este
proceso, quien sea encontrado en posesión de armas será detenido.
Dijo
que ya no hay razones para que las autodefensas sigan armadas ni para
las barricadas en las entradas de algunas comunidades y municipios,
porque el Estado mexicano recuperó los territorios y la seguridad en
Michoacán.
Horas más tarde, en la noche del jueves 3 se reportaron
enfrentamientos en Sahuayo y Jiquilpan entre delincuentes, por un lado,
y autodefensas y policías federales que presuntamente tenían acorralado
a Servando Gómez Martínez, La Tuta, dirigente de Los Caballero
Templarios.
Las amenazas de desarme agraviaron a las autodefensas.
Son ellas, afirman sus dirigentes, las que han hecho todo el trabajo al
enfrentar a Los Caballeros Templarios y darles a las fuerzas armadas
los datos de ubicación de líderes como Nazario Moreno, Enrique Placarte y
La Tuta, sin que sea reconocida su tarea.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1953, ya en circulación)
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