La
Operación Limpieza emprendida en el sexenio calderonista para ser
aplicada en el seno de la corrupta PGR no solamente resultó en un
fracaso rotundo. Fue una injusticia artera, mayúscula. Por falta de
pruebas, una a una han ido saliendo de prisión las personas que fueron
procesadas bajo la acusación de colaborar con el crimen organizado. El
agente Alejandro Aguilar López pasó casi cuatro años y medio en el penal
de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, y cuando se presentó de
nuevo en su centro de trabajo simplemente le dijeron: estás dado de
baja.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Cuatro años, cuatro meses y
cuatro días de prisión, además de su empleo, le costaron al policía
ministerial de la Procuraduría General de la República (PGR) Alejandro
Aguilar López la injusta acusación de la subprocuradora Marisela
Morales, sostenida de manera endeble, de que trabajaba para el Cártel de
los hermanos Beltrán Leyva.
En abril de 2009, la Operación
Limpieza estaba en su apogeo al interior de la PGR. El entonces titular
de la dependencia, Eduardo Medina Mora, hoy embajador en Estados Unidos,
y la subprocuradora Morales, actual cónsul en Milán, estaban empeñados
en demostrar, acicateados por la DEA, que el combate al narcotráfico
enarbolado por su jefe, Felipe Calderón, incluía al propio gobierno,
empezando por la procuraduría.
Necesitaban, pues, nombres de
funcionarios y empleados, jefes y personal operativo, para darle
contenido a la operación que, según anunciaron, estaba dirigida dentro
de la PGR contra los protectores del narcotráfico, en especial de los
Beltrán Leyva, entonces socios de Joaquín El Chapo Guzmán, líder del
Cártel de Sinaloa detenido el pasado 22 de febrero.
Medina Mora
informó que entre octubre de 2008, cuando se inició la Operación
Limpieza, y febrero de 2009, habían caído 25 funcionarios y agentes de
la PGR, entre ellos Noé Ramírez Mandujano, quien fungía como titular de
la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia
Organizada (SIEDO), hoy SEIDO, cargo que heredó Morales.
Cinco
años y medio después, la justicia federal hizo de la operación un
fracaso redondo. Todos los acusados están libres como consecuencia de la
fragilidad de las pruebas, sostenidas sólo por testigos protegidos, las
cuales fueron desacreditadas por jueces federales por falsas e
inconsistentes. Apenas el pasado 26 de febrero, el Poder Judicial
Federal puso en libertad a los dos últimos detenidos.
En el clímax
de la operación fueron aprehendidos el coordinador técnico de la SIEDO,
Miguel Colorado González, y el exjefe de la Interpol México, Rodolfo de
la Guardia García. Pero Medina Mora y Marisela Morales iban por más,
entre ellos Alejandro Aguilar López, jefe de grupo de traslados de
procesados en la Agencia Federal de Investigación (AFI) de la PGR, ahora
sustituida por la Agencia de Investigación Criminal.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1949 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/ 12 de marzo de 2014)
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