Parácuaro— En la que ya se
decantó como una de las jornadas más violentas por los enfrentamientos entre
autodefensas comunitarias e integrantes de la organización Los Caballeros
Templarios, la correspondiente a la última semana se caracterizó asimismo por bloqueos
realizados en la carretera que comunica este municipio con Apatzingán.
El viernes 10, por sexto día
consecutivo, presuntos templarios cerraron esa vía carretera, en la que
quemaron cinco vehículos y despojaron de sus pertenencias, cámaras fotográficas
y un automóvil a reporteros de la localidad y de medios nacionales que
acudieron a reportar lo que ocurría en el lugar.
Y mientras los grupos de
autodefensa tomaban nuevas localidades en municipios de la zona de Tierra
Caliente –como Antúnez, perteneciente a Tacámbaro, y 20 de Noviembre,
correspondiente a Coahuayana–, en Apatzingán hombres armados quemaron una
tienda Coppel y una Oxxo como parte de las acciones que realizaron durante la
semana contra aquéllos.
Desde el domingo 5 los
distintos grupos que se mantienen enfrentados a las autodefensas ciudadanas
iniciaron con bloqueos a la carretera que comunica Tacámbaro con Apatzingán;
luego quemaron una decena de autos y camiones. Pero este fin de semana
aumentaron sus acciones: incendiaron negocios en la ciudad Apatzingán y se
instalaron a las entradas de ésta para impedir la llegada de “los
autodefensas”.
A bordo de camionetas,
algunos de ellos armados con rifles de asalto, se presentaron el viernes en el
tramo bloqueado y amenazaron e intimidaron a los periodistas: les ordenaron
entregar las imágenes que habían registrado y retirarse de la zona. Incluso
trataron de levantar a uno de los reporteros, quien logró zafarse de los
hombres armados que lo jaloneaban para llevárselo en una camioneta.
LA NUEVA ESTRATEGIA
A la entrada del poblado, un
grupo de jóvenes con rifles R-15 y AK-47 revisa los vehículos antes de dejarlos
pasar a esta cabecera municipal. Nada se escapa de su mirada alerta, aunque ya
se les nota el cansancio luego de que el sábado 4 tomaron la población para
“liberarla” del cártel de Los Caballeros Templarios.
Son integrantes de uno de los
grupos de autodefensa ciudadana que, según adversarios suyos como Fidel Orejel,
forman parte de una “estrategia” federal contra el crimen organizado que diseñó
Óscar Naranjo Trujillo, el asesor colombiano del presidente Enrique Peña Nieto.
El general de cuatro
estrellas, retirado del ejército de su país, entró en el equipo del priista
desde que éste era candidato a la Presidencia. En junio de 2012 el exgobernador
mexiquense presentó al exdirector general de la Policía Nacional de Colombia
como su “asesor externo” en materia de combate al crimen organizado, bajo un
esquema “no operacional” y “fuera de las líneas jerárquicas del Ejército
Mexicano”.
Al encabezar la Policía
Nacional de su país, Naranjo llegó a tener bajo su mando a 167 mil efectivos.
Fidel Orejel, uno de los voceros de quienes protestan contra las autodefensas
en Parácuaro, afirma que el general colombiano está detrás de las acciones encaminadas
a apoyar a estos grupos porque es el principal asesor del gobierno federal en
la lucha contra el narcotráfico.
“Mandaron a uno de Colombia
para querer arreglar México con una estrategia tonta. No pudo arreglar las
cosas allá… Las FARC siguen secuestrando, robando y matando gente. Lo único a
lo que lo mandaron es a que nos matemos entre nosotros, los michoacanos; esa es
la estrategia que están siguiendo”, sostiene Orejel, entrevistado el jueves 9.
“En Colombia no han podido
con la estrategia de andar queriendo desaparecer los cárteles; siempre aparece
otro. No usan la inteligencia, sino que siguen una estrategia tonta de apoyar a
los pueblos armados, como ya lo dijo Miguel Ángel Osorio Chong”, señala. Pero
al preguntarle cómo se enteró de todo eso, repone: “Yo leo, me entero de las
cosas”.
En efecto, el secretario de
Gobernación confirmó dicho apoyo. Lo hizo el lunes 6 en conferencia de prensa
al término de la XXV Reunión Anual de Embajadores y Cónsules de México,
efectuada en la capital del país. Entonces recalcó que el gobierno federal
inició desde hace siete meses una estrategia de atención para Michoacán, entidad
en la que, dijo, “hemos venido recuperando territorio… hemos venido trabajando
con la sociedad… Las acciones, las propuestas, los programas del gobierno
federal están ya ahí presentes… y tenemos que seguir adelante…”.
Horas después de la
entrevista con Fidel Orejel, jóvenes encapuchados rociaron con gasolina varios
camiones que transportaban cerveza, refrescos y frituras, y les prendieron
fuego a la entrada del municipio: un claro reto a los grupos de autodefensa
ciudadana que se encuentran a unos 13 kilómetros de ahí, en la cabecera
municipal, que tomaron el sábado 4.
LA EXPANSIÓN
A casi un año de haberse
creado, las autodefensas avanzaron en su táctica de “recuperación de
territorio” en 72 comunidades de 22 municipios, donde hablan con la gente, le
dicen que están ahí para darle seguridad y piden su apoyo para “limpiar” al
estado de los cárteles que lo tienen asolado, especialmente de “Los
Templarios”.
La Familia Michoacana
–organización de la que surgieron Los Caballeros Templarios– se dio a conocer en
2006 como un supuesto grupo de autodefensa que tenía la intención de combatir a
Los Zetas, pero desde el principio exigió a ciudadanos, comerciantes y
empresarios elevadas cuotas a cambio de no atentar contra ellos. El grupo que
tomó Parácuaro no pide dinero, a menos que la población se le una en la
“autoprotección” en sus pueblos, comunidades y ciudades.
“Lo que nosotros queremos es
sacar a todos los cárteles, que no haya uno solo en Michoacán”, dice Luis
Antonio Torres, conocido como El Americano porque nació en Estados Unidos.
Señala que la intención de la autodefensa es primero preparar el camino y
después liberar Apatzingán, el municipio al que se considera el bastión de la
banda comandada por Servando Gómez, La Tuta.
El 24 de febrero del año
pasado, en La Ruana, municipio de Buenavista, así como en Tepalcatepec, se
formaron los primeros núcleos de pobladores para enfrentarse a Los Caballeros
Templarios, que los sometían a extorsiones, amenazas, asesinatos, secuestros y
violaciones a sus hijas e esposas.
Entonces eran pocos cientos.
Según El Americano, uno de los comandantes de la coordinación general de los
grupos de autodefensa, hoy suman aproximadamente 10 mil hombres armados con
rifles de caza o de asalto y pistolas de todos los calibres. Coincidentemente,
en diciembre La Tuta, entrevistado en el canal de televisión estadunidense en
español Mundo Fox, dijo que su organización cuenta con el mismo número de
sicarios.
Aunque se han gestado
autodefensas en varias entidades del país, sólo en Michoacán han crecido y se
han expandido. Su estructura se basa en un consejo o coordinación general,
“comandantes” que se encargan de células o pequeños grupos que marchan de
avanzada en la “liberación” de los pueblos, y un grueso grupo de simpatizantes
que los respaldan conforme se acercan a sus objetivos.
Casi todos “los
autodefensas” portan rifles de asalto,
pistolas y chalecos antibalas. Sostienen que estas armas son “botín de guerra”:
las toman cuando sus enemigos huyen o mueren. También utilizan camionetas arrebatadas
a los sicarios, a las que les pintan un logo y las palabras “Autodefensas” o
“Policías Comunitarias”. Las balas tienen que pagarlas de su bolsillo.
El Americano tiene 34 años y
se unió a la autodefensa de Tepalcatepec desde que surgió. Trae un AK-47
cruzado en el pecho, que refleja el sol en su culata de metal labrado. De su
cintura cuelga una pistola escuadra. Y cuando se le pregunta de dónde sacan ese
equipo y el dinero necesario para mantener a su organización en sus casi 11
meses de existencia, contesta:
“No somos paramilitares,
somos gente trabajadora y hemos ayudado a los pueblitos a liberarse. El
gobierno no nos apoya, tampoco ningún cártel. Si la gente de Jalisco quiere
hacerlo, los vamos a combatir porque no queremos a ningún cártel.”
Añade: “El Ejército nos trata
bien y la Policía Federal nos ha dado apoyo, no como otras organizaciones
corruptas. Las armas las van ganando los muchachos en cada enfrentamiento. Si
abaten a un sicario se quedan con el arma”.
Otro mando, Martín, sostiene
que no han recibido recursos del gobierno federal ni del Ejército o la policía,
aunque reconoce como un apoyo el hecho de que les permitan avanzar hacia los
municipios que “recuperan” de la banda que durante 12 años extorsionó,
secuestró y asesinó a sus familias.
Pero Salvador Esquivel, otro
comandante de las autodefensas, indica que no siempre es así. “Nosotros estamos
haciendo su trabajo, pero (las autoridades civiles y militares) nos detienen, a
veces nos quieren desarmar, y no entendemos cuál es su papel porque no nos
defienden”.
Aclara que el suyo no es un
“levantamiento” popular contra el gobierno, sino que pretenden limpiar el
estado de “templarios”. Para él, si recibieran ayuda oficial, las autodefensas
ya abarcarían mucho más de 40% de la entidad en donde actualmente tienen
presencia.
‘TÁCTICA COLOMBIANA’
Fidel Orejel es una de las
cabezas visibles de quienes bloquearon la carretera y quemaron vehículos a la
entrada de Parácuaro para exigir que los grupos de autodefensa ciudadana salgan
del municipio. Los califica como “otro cártel”, apoyado por el de Jalisco Nueva
Generación.
Dice que es productor de
limón y ex colaborador de la presidenta municipal Lucila Barajas, quien el
viernes 3 y el sábado 4 –cuando el grupo de autodefensa tomó Parácuaro–
presumió en Facebook una foto en la que aparece descansando en la playa.
Entrevistado la tarde del
jueves 9, durante el bloqueo de la carretera que comunica Antúnez con
Apatzingán, Orejel identifica la estrategia del gobierno federal “de apoyar a
estos grupos de autodefensa” con la que aplicó el general Óscar Naranjo
Trujillo en Colombia.
Naranjo fue una pieza clave
del presidente colombiano Álvaro Uribe en el combate al narcotráfico y a la
guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Desde
junio de 2012 asesora a Peña Nieto en los rubros de seguridad democrática,
prevención del delito, cooperación internacional y combate al narcotráfico y al
crimen organizado.
Se le considera el artífice
del descabezamiento de los cárteles de Medellín, Cali y del Norte del Valle. En
1993 dirigió la operación que terminó con la vida del capo Pablo Escobar. Pero
durante años también se le relacionó con grupos paramilitares, y a su hermano
Juan David Naranjo se le acusó de presuntos vínculos con el narcotráfico porque
fue detenido en Alemania, en 2006, al tratar de vender 35 kilos de cocaína a
dos policías encubiertos.
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Proceso |
2014-01-11 | 21:37)
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