Ramón
Chaparro
Para ellos no hubo
llanto, ni una flor, ni una última despedida. Fueron sepultados en la fosa
común con un número sobre el ataúd de madera.
No hubo quién les
tocara su música favorita ni quién dijera algunas palabras de adiós.
No se congregaron
alrededor de sus tumbas para echar un puño de tierra o para rezarles el Rosario
o un Padre Nuestro.
Los únicos que
estuvieron ahí fueron los operadores de la maquinaria que hicieron los hoyos y
los que cargaron los cajones para depositarlos en las fosas.
En lugar de
lamentaciones lo único que se escuchó fue el ruido de las máquinas
retroexcavadoras que removían la tierra para cubrir los féretros.
Se trata de 35
cuerpos que permanecían como “desconocidos” en las instalaciones del Servicio
Médico Forense y que el pasado jueves fueron enterrados con esta condición que
hasta el momento los mantiene sin identificar.
Por la falta de
asistencia de sus seres queridos, las autoridades creen que eran personas
originarias del sur del país.
Jorge González
Nicolás, titular de la Fiscalía de Investigación y Persecución del Delito
aseguró que muchas de estas víctimas eran procedentes de estados como Oaxaca,
Tabasco, Chiapas y Veracruz.
Algunos eran
personas que llegaron a esta frontera en busca de trabajo, pero al no tener una
buena opción fueron reclutados por grupos del crimen organizado.
Expresó que no se
descarta que algunas de las personas fallecidas sean personas deportadas de los
Estados Unidos y cuyos familiares podrían desconocer lo que pasó con ellos.
La mayoría fueron
víctimas de la delincuencia organizada o delitos del fuero común, pero también
hubo casos de accidentes fatales y muertes naturales.
Al no contar con la
identificación de estas víctimas sus carpetas se han archivado, al igual que su
ADN para reactivar las investigaciones que lleven con el paradero de los
responsables de su muerte.
Durante seis meses
nadie los reclamó y mucho menos preguntó por ellos, por eso las autoridades
ministeriales decidieron inhumarlos, aunque ya procesaron sus restos para tener
una muestra de ADN disponible en caso de que alguien acuda a buscar alguna
persona extraviada.
Algunos murieron por
causas naturales y por encontrarse solos nadie se dio cuenta de su ausencia,
únicamente las autoridades ministeriales y empleados funerarios fueron quienes
los acompañaron antes de ser sepultados.
Otros, que
representaron la mayoría, fueron víctimas de hechos violentos en los que
comandos armados les dispararon para quitarles la vida.
Entre esos 35
cuerpos fueron sepultados cinco que correspondían a mujeres.
De ellas, tampoco
hubo quién reclamara sus restos, algunas murieron por causas naturales, otras
por incidentes de tráfico y las menos en hechos de violencia.
En lo que va de este
2013 han sido inhumados los restos de 79 personas, incluidos los 35 del jueves.
El pasado 21 de
enero fue el primer lote, en esa ocasión se enterraron en las fosas comunes del
Panteón San Rafael 44 cadáveres, de los cuales tres correspondieron a mujeres.
En las instalaciones
del Semefo localizada en Valle del Cedro y Fortín de la Soledad de la colonia
Morelos se encuentran los datos genéticos disponibles para aquellas personas
que no sabían que tuvieran algún familiar sin vida, pero que deseen salir de
dudas.
En el lugar pueden
acudir a preguntar por sus familiares y con la entrega de una muestra de ADN se
puede acreditar si era su pariente alguna de las personas que fueron sepultadas
dio a conocer personal de la Fiscalía General del Estado.
(EL DIARIO,EDICION
JUAREZ/ Ramón Chaparro / 2013-07-27 |
19:35)
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