Cartas al Director / Dossier Politico
Buen día, Alejandro:
Primero que nada,
quiero decirte que soy un hombre que no alberga rencores. Por lo mismo, he
decidido enviarte esta misiva abierta para darte santo y seña de una serie de
irregularidades cometidas en mi contra a raíz de una supuesta conducción
punible. Dado que no me has dado el derecho constitucional de audiencia, que he
solicitado por diversas vías, decidí recurrir a esta vía, para darte a conocer
mis razones personales en torno a este atropello del que fui objeto.
Para empezar, te
diré que los retenes inconstitucionales que instalas cada fin de semana en
Hermosillo, con un afán recaudatorio, solo sirven de pretexto para el verdadero
negocio, en que se está convirtiendo el fenómeno de “la mordida” en nuestra
ciudad Capital. Negocio que requiere la complicidad de muchos y creo que he
logrado evidenciar la forma tan burda en que opera esa especie de mafia que está
detrás del negocio.
Empezaré por
narrarte que fue el pasado 23 de Noviembre de 2012 cuando tuve la desgracia de
toparme con uno de tus retenes en el cruce de Periférico Norte y Reforma.
Después de realizarme la prueba del alcoholímetro, un señor que dijo llamarse
Luis Aguilar y que después supe que era tu coordinador de Médicos Legistas,
Jesús Armando Aguilar Ibarra (mismo de quien también supe fungió como asesor de
la Secretaría de Hacienda estatal, cuando tú eras el titular, en la Dirección
de Recursos Humanos, con una percepción de $480,000.00 pesos mensuales) me
indicó que la prueba marcaba un valor ligeramente superior al límite legal
establecido. Dado que estaba completamente seguro de que había alguna
irregularidad, le solicité al personaje en cuestión una segunda prueba, la cual
me negó y de ahí se desprendieron una serie de irregularidades, las cuales te
voy a enumerar a continuación:
1. Después de poco más de cinco meses, me di
cuenta que la prueba del alcoholímetro no está reconocida legalmente como
válida de acuerdo al artículo 81 de la Ley de Tránsito para el Estado de
Sonora, misma que solo reconoce el contenido alcohólico en sangre.
2. Además, la prueba del alcoholímetro no
está firmada por quien me sometió a ella, tu coordinador de médicos legistas,
quien al parecer le ordenó a uno de sus subalternos, el Dr. Victor Manuel
Miranda Chávez, que la firmara y de paso llenara un certificado médico, en
menos de dos minutos, sin haber tenido este último personaje ningún contacto
físico con un servidor. Para mayores detalles, puedes consultar el oficio que
enviaron ambos médicos al Secretario del Ayuntamiento, de fecha 16 de Enero del
presente y revisar, aparte, en qué consiste el llenado del certificado médico.
3. El agente de policía y el oficial a cargo
del operativo (Julio Salinas y Francisco Javier Galaviz, respectivamente),
recurrieron a la mentira para justificar el atropello, argumentando que me
negué rotundamente a entregar las llaves de mi carro. Sin embargo, puedes darle
lectura a los documentos que ellos mismos generaron y te darás cuenta que esa
versión cae por su propia cuenta. Prueba del alcoholímetro a las 23:46 horas,
certificado médico a las 23:48 horas, Multa a las 23:50 horas e inventario a
las 23:54 Horas, en qué momento me negué a entregar las llaves.
4. El Juez Calificador de la comandancia el
Cortijo, refiere en un documento en poder de la Comisión Estatal de Derechos
Humanos, que en un principio había decidido no privarme de la libertad dado que
observó una actitud muy tranquila de mi parte, pero después argumenta que me
puse muy violento y tuvo que retenerme por 10 horas. Omite decir que recibió
una llamada telefónica, la cual motivó el cambio de juicio, confesándome en
aquel momento que estaba en riesgo su chamba.
5. La Directora de Asuntos Internos, a quien
le hice llegar todas esta inconsistencias, me informó hace algunos días que no
había prosperado mi denuncia en contra del abuso de autoridad de que fui
objeto, no obstante que ella pudo en todo momento, darle certeza a mis dichos
si hubiese requerido todo el material de audio y video generado la noche del 23
de Noviembre y madrugada de 24 del mismo mes de 2012, dada la atribución que le
confiere el artículo 86 fracción VI del Reglamento de Servicio de Carrera
Policial del Municipio de Hermosillo, para obtener tales evidencias, mismas que
hubiesen puesto de manifiesto la llamada recibida por el juez calificador y la
realización de otras dos pruebas del alcoholímetro realizadas por el médico
legista de la comandancia el Cortijo, mismas que “olvidó” haberme realizado
según consta en el expediente de la Dirección de Asuntos Internos.
Con todo lo
anterior, y dejando de lado otro cúmulo de irregularidades, quiero solicitarte,
Alejandro, tengas a bien otorgarme mi derecho a audiencia para mostrarte
personalmente todos estos documentos. No creo conveniente que se dejen pasar
este tipo de atropellos y, menos, que la Dirección de Asuntos Internos esté
jugando el papel de tapadera de todas las irregularidades denunciadas.
Quiero reconocer,
por si es molestia lo que tienes en contra mía, que he externado personalmente
que tu llegada a la alcaldía se debió a todos los apoyos que durante
prácticamente tres años estuviste dando a los hermosillenses de escasos
recursos y he dicho también que este negocio de los fines de semana, podrían
constituir la forma de recuperar lo invertido. En tus manos está demostrarme lo
contrario y frenar este atropello del que estoy siendo objeto.
Sin más que agregar
y esperando una respuesta concreta, quedo a tus órdenes,
Isabel Dorado Auz
(DOSSIER
POLITICO/ Cartas al Director / 2013-05-07)
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