El papá, de 32 años, dijo que Dios se lo ordenó; no
está loco; tuvo psicosis: médicos
Aldo MARTÍNEZ / EL MEXICANO
SAN DIEGO.- José
Adalberto Ramírez, de 32 años, era un padre dedicado, pero una tarde del año
pasado tomó a su hijo de 8 años de edad, lo llevó al cementerio de Mounth Hope
entre la Imperial y la Market, y con un vidrio roto intentó matar al niño.
Cuando lo
descubrieron y le impidieron cometer el homicidio, Ramírez dijo que Dios le
había ordenado sacrificar al menor para salvar al mundo.
Fue detenido por la
Policía de San Diego y tres especialistas mentales, uno tras otro en los
últimos meses, determinaron por unanimidad a petición de la corte de distrito
que aunque Ramírez nunca sufrió de trastornos, tuvo un periodo de psicosis tres
días antes de intentar matar al menor.
Aunque el hombre no
había querido matar a su hijo concientemente, tampoco se dio cuenta de lo que
era correcto o no cuando intentó hacerlo.
El juez dijo que
considerando las conclusiones de los tres especialistas mentales, lo que más
convenía era enviar a Ramírez a una institución de asistencia médica y exigirle
que esté en tratamientos durante 13 años.
El plazo comprende
hasta que el menor que iba a ser sacrificado tenga los 21 años, la mayoría de
edad legal.
El magistrado Leo
Valentine le dijo a Ramírez que “usted tuvo una vida normal hasta el momento en
que sufrió ese pasaje psicótico”.
Nadie en la corte
hizo sentir al padre de familia que tuviera la culpa de algo. Al abogado
defensor, un defensor de oficio, dijo que Ramírez está ansioso por iniciar sus
tratamientos y poder ver nuevamente a su hijo.
La corte sin embargo
prefirió tener cautela y esperar a que los médicos evalúen si Ramírez estaría
libre de recaídas, pues es también padre de dos niñas, ambas menores de tres
años de edad.
El día que Ramírez
llevó a su hijo al cementerio, en abril hace un año, también le acompañaban sus
hijas.
(EL MEXICANO/ Aldo MARTÍNEZ / EL MEXICANO)
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