Águeda Barojas Ontiveros
Como oportunistas
calificaron los pescadores ribereños de Guaymas a empresarios pesqueros que hoy
que ven la mesa servida quieren ingresar a la pesquería de la aguamala.
Como se informó en
su momento a través de elportaldelanoticia.com, los empresarios pesqueros
pretenden instalar en altamar barcos nodrizas para la recepción de la aguamala.
Por lo anterior y a
uno días de iniciar la captura de la especie, los pescadores ribereños enviaron
a Mario Aguilar Sánchez, Titular de la Comisión Nacional de Acuacultura
y Pesca, un documento en el que le piden no autorizar la operación de eso
barcos.
En el documento
firmado por representante de varia cooperativas pesqueras los ribereños
aseguran que los empresarios ahora se quieren quedar con la mejor tajada del pastel.
“Esos que de manera
reciente pretenden incorporarse a la actividad de la aguamala, no han batallado
ni se han entregado de la misma forma que la mayor parte de las cooperativas
ribereñas, quienes nos hemos esforzado por cumplir con las aportaciones del 5%
de nuestros ingresos por venta de esa especie durante las fases de la
autorización de los permisos de pesca de fomento (ellos nunca pagaron esto,
porque se les pretende otorgar directamente permisos comerciales sin haber
pasado por la fase de fomento)”, establecieron.
Hoy que ya está la
mesa servida, estos oportunistas
intentan ingresar a una actividad que no les ha costado, ni económicamente, ni
la misma entrega ni esfuerzo, pero pretenden utilizar embarcaciones mayores a
manera de nodrizas para captar la mayor tajada del pastel de la producción de
aguamala disponible.
Los ribereños
aseguraron al comisionado de Pesca que esta situación les preocupa mucho toda
vez que serán una competencia desleal.
“Si esto que está
fuera de la norma ocurre no será posible controlar la entrega de producción por
parte de las embarcaciones menores; es decir, mar adentro, las embarcaciones
nodriza podrían recibir la producción de aguamala, no solamente de quien
contratara dichas embarcaciones nodriza, sino de todo aquel que se acercara a
venderles, acción conocida como guaterismo y en la que todos estarían violando
flagrantemente las disposiciones legales en vigor.
Por supuesto que
esto significa un incremento soterrado del esfuerzo pesquero, toda vez que la
embarcación mayor, con o sin permiso para la captura de aguamala, posibilita la
entrega sin control de la producción de las embarcaciones menores, en una
mecánica que comprende un proceso de llenado de la panga, subida al barco, otra
llenada, subida al barco y así hasta el cansancio; a ello debemos agregar en
esta consideración, que tanto embarcaciones menores como el barco nodriza están
directamente encima de la “mancha” de aguamala, sirviéndose con la cuchara
grande y convirtiéndose en instrumento de mayor acopio que seguramente le
ganará el mandado a los pescadores ribereños, que solo quedarán con la
frustración de las migajas que les dejen los “gandallas” de la película.
Independientemente
de las afectaciones a los legítimos derechos de los pescadores ribereños, y bajo
las premisas de un análisis en términos de las normas aplicables, consideramos
inviable la presunta autorización de embarcaciones nodriza en la captura de
aguamala por las siguientes razones:
El artículo 3º de la
Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, en su fracción XXVII,
claramente define como pesca al “acto de extraer, capturar o recolectar, por
cualquier método o procedimiento, especies biológicas o elementos biogénicos,
cuyo medio de vida total, parcial o temporal, sea el agua;”.
En tal virtud, las
embarcaciones nodriza estarían literalmente recolectando los ejemplares de la
medusa conocida como “bola de cañón”, a través de un procedimiento que media la
utilización de las embarcaciones menores, sus tripulantes y las artes de pesca
de éstos; por lo tanto, de manera indubitable, clara y contundentemente,
estarían realizando jurídicamente un “acto de pesca”.
Ahora bien, si
alguien pretende realizar actos de pesca con objeto de obtener una renta por
tal actividad, y en concordancia con lo estipulado en la fracción XXVIII del
citado artículo 3º de la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables,
dichos actos caerían en la tipificación de “pesca comercial”, mismos actos que
la propia Ley en su artículo 41, expresamente señala que para ser autorizados
requieren de un permiso.
Sin embargo, en
pleno apego a lo expuesto en el artículo 32 de la multicitada Ley, en…“la
resolución de solicitudes de concesiones y permisos para la realización de
actividades pesqueras y acuícolas”…, la Carta Nacional Pesquera tiene un
carácter vinculante para la autoridad administradora de los recursos.
Pues bien,
resulta que dicho instrumento señala con
absoluta claridad en el apartado correspondiente a la Unidad de Pesca de la
especie “bola de cañón”(página 37 del Diario Oficial de la Federación,
publicada el 24 de agosto de 2012), que dicha unidad estará conformada
por…”embarcación menor con motor fuera de borda, con eslora menor a 10 m. con
tres pescadores a bordo”…, agregando la red de cuchara como el arte de pesca; en
ningún momento se expresa que formarán parte de la “Unidad de pesca” las
embarcaciones nodriza.
Y por si lo anterior
no fuera suficiente, en la misma Carta Nacional Pesquera, en el apartado
correspondiente a las Medidas de manejo, puntualmente se expresa que… “Se
recomienda un control de esfuerzo a través de permisos de pesca comercial, que
autorice la operación de embarcaciones menores únicamente en Sonora”.
Por tanto, la
pretendida autorización de embarcaciones nodriza, además de improcedente,
seguramente significará sembrar un total desorden al complicado panorama de la
producción pesquera, por lo que estamos confiados, la Comisión Nacional de
Acuacultura y Pesca a su muy digno cargo, habrá de tomar cartas en el asunto y
no permitirá bajo ningún concepto la presunta autorización a la que hacemos
referencia, so pena de sumarse al caos y la ilegalidad, en detrimento de los
permisionarios y cooperativas autorizadas.
Como es de Usted
sobradamente conocido, la situación del pescador ribereño es de las más difíciles
que nos ha tocado sortear en Sonora, por los bajos precios y la escasa
producción de camarón, aunado a la ausencia de calamar desde hace varios años y
la escasa producción de jaiba y otras especies.
Esta situación
propicia un caldo de cultivo para un estallido social en el sector pesquero
ribereño, mismo que no deseamos en lo absoluto. Por ello, responsabilizamos
desde ahora a quienes pretenden utilizar barcos nodriza, con la presunta
complicidad de algunas autoridades, por el potencial conflicto social que se
genere con tal acción reprobable.
Por si esto fuera
poco, a lo expuesto líneas atrás habrá que sumar el comportamiento depredador
de la flota sardinera, misma que está afectando, además de especies no
autorizadas para ellos, a las poblaciones de aguamala que son la esperanza del
pescador ribereños por estos días.
Por ello nos
preocupa que, a la de por sí ya complicada situación que enfrenta el pescador
ribereño, se le agregue el desorden y la ilegalidad con la pretendida
autorización de las embarcaciones nodriza.
Finalmente,
agradecemos a Usted nuevamente y de manera anticipada por la atención que se
sirva otorgar a la presente, y permítanos reiterarle nuestro reconocimiento y
apoyo a su gestión, quedando atentos a su amable respuesta ante lo aquí expuesto,
dice el documento que enviaron al
funcionario federal.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Águeda Barojas Ontiveros/
Miércoles, 03 de Abril de 2013 20:15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario