En los últimos años, al desatarse e intensificarse la
guerra contra los cárteles del narcotráfico en México, un elemento ha estado
presente todo el tiempo: la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos que
permanentemente tiene personal trabajando en nuestro país. ¿Cómo trabajan sus
agentes, qué cobertura utilizan? ¿Saben acaso cuáles funcionarios, policías y
militares mexicanos están en la nómina de los narcotraficantes? De eso trata el
libro de J. Jesús Esquivel, corresponsal
de Proceso en Washington, titulado La DEA en México. Una historia oculta del
narcotráfico contada por los agentes, de próxima aparición con el sello de
Grijalbo. A continuación se adelantan fragmentos de sus capítulos 7 y 14.
J. Jesús Esquivel/ Proceso
WASHINGTON
(Proceso).- La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe de
manera tajante a los agentes y militares extranjeros la portación de armas de
fuego dentro del territorio nacional. En 1992, con la definición de las Reglas
del Juego, a los agentes de la DEA les quedó totalmente prohibida la portación
de armas.
Sandalio González, el
agente jubilado de origen cubano que dedicó gran parte de su vida al trabajo
nacional e internacional en la DEA, dice que la seguridad personal es una parte
muy importante en las operaciones antinarcóticos que se hacen en México y en
Colombia.
–¿Los agentes de la DEA que están en México portan
armas?
–Sí, todos. Todos
los agentes llevan armas; sólo el personal de inteligencia de las oficinas de
la DEA no, pues son básicamente personas dedicadas a trabajo burocrático y que
saben manejar las tecnologías para una investigación; son los que no salen a
los lugares donde se realizan las operaciones.
–¿Los agentes de la DEA que están en México van
armados sólo cuando emprendan una operación encubierta, o siempre andan
armados?
–Siempre se porta un
arma; aunque no existe un tipo de arma reglamentaria para los agentes de la
DEA.
(…) –¿Los agentes de la DEA van armados a reuniones
con funcionarios, policías o militares mexicanos?
–Sí.
-¿Y lo saben ellos?
–Claro, eso se sabe
pero no se admite, así es la regla no escrita en México sobre la relación con
los agentes de la DEA. Ni los policías federales ni los militares revisan a los
agentes de la DEA; nunca lo hacen cuando se dan las reuniones.
–¿Se han dado incidentes cuando policías o militares
mexicanos revisan a los agentes de la DEA para ver si llevan armas?
–Ocurre. Cuando nos
querían chingar y sabían que andábamos fuera de las oficinas, mandaban a un
grupo de policías federales o a los militares a poner retenes en la carretera.
Te paraban y te jodían; te revisaban, te quitaban el arma o te detenían por un
rato.
“Se armaba un
desmadre cuando esto ocurría, porque se resolvía el problema hasta que alguien
en la embajada de Estados Unidos tomaba el teléfono y lo negociaba con alguien
de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaría de Relaciones Exteriores; con
los mandos de la Policía Federal, el Ejército o la Marina. En una ocasión, casi
estoy seguro de que se habló a Los Pinos.”
–¿La DEA ha buscado alguna solución al asunto de la
prohibición para portar armas en México?
–Hace algunos años
el gobierno de Estados Unidos intentó resolver el problema. El Departamento de
Estado y el de Justicia le propusieron al gobierno mexicano que si permitía que
los agentes de la DEA portaran armas en territorio mexicano, se autorizaría que
los agentes mexicanos portaran armas dentro del territorio estadunidense. En
Estados Unidos, en varios estados donde existen consulados mexicanos, hay
agentes de la PGR (Procuraduría General de la República). Pero la respuesta del
gobierno mexicano fue un rotundo no a la propuesta de Washington.
La prohibición de
portar armas a los agentes de la DEA en México se maneja como una especie de
“arreglo entre caballeros”, que se extiende al personal de otras corporaciones:
“Los agentes de la
DEA no son los únicos agentes de Estados Unidos que portan armas en México;
seguramente esto ocurre también con los del FBI, los de la ATF (Agencia de
Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos), con todos los agentes de Aduanas
y los de la CIA. Estos (últimos) no sé por qué carajos no admiten que son
agentes de la CIA si todo el gobierno mexicano los conoce. Según ellos son
vicecónsules, pero ningún vicecónsul porta armas; solamente lo hace el
‘vicecónsul de la CIA’.”
–¿Se puede decir que el gobierno mexicano vigila a
todos los agentes de Estados Unidos que están en México para asegurarse de que
cumplen con los mandatos que les ha impuesto?
–Sí, pero no creo
que a todos de la misma manera, porque en el caso de los agentes de la DEA,
cuando estamos en el extranjero no es en calidad de “agentes secretos”, como
piensa mucha gente.
“Cuando estamos en
el extranjero no estamos registrados como agentes o policías de la DEA. En
algunos países, que es el caso de México, los agentes se registran ante la
Secretaría de Relaciones Exteriores como diplomáticos –political attache–; en
otros se les concede una identificación diplomática bajo la calidad de
administrador técnico o de personal de la embajada o del consulado. O sea que
el gobierno del país anfitrión sabe muy bien quiénes son agentes y quiénes no,
dónde viven, cuántos familiares tienen. Todo, saben todo, pero en México no
pasa nada.”
(Fragmento del texto principal que se publica en
Proceso 1901, ya en circulación)
(PROCESO/ J. Jesús Esquivel/ 6 de abril de 2013)
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