El homicidio de una enfermera baleada por un asesino
solitario la noche del jueves desencadenó la indignación y las protestas de
familiares y empleados de la institución federal.
TUXTLA GUTIÉRREZ,
Chis.- El homicidio de la enfermera tzotzil Cecilia Ruíz Hernández, baleada por
un asesino solitario la noche del jueves, cuando salía de su trabajo en una
clínica hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de esta
capital, desencadenó la indignación y las protestas de familiares y empleados
de la institución federal.
Una veintena de
empleados del IMSS reclamaron en las afueras del Palacio de Gobierno, donde el
delegado de gobierno de Tuxtla Gutiérrez, Armando Cruz Montesinos se
comprometió a un investigación y esclarecimiento pleno del homicidio y
garantizó respaldo económico para funerales e inhumación.
Deudos y compañeros
de labores improvisaron una capilla ardiente en las instalaciones de la clínica
hospital del IMSS 5 de Mayo, donde esta tarde se realizarían las exequias y el
posterior traslado del cadáver al municipio de Jitotol, en el norte de Chiapas,
de donde Cecilia, de 23 años, era originaria.
La enfermera que
profesaba una de las religiones evangélicas fue atacada alrededor de las 21:50
horas del jueves a unas cuadras del IMSS, cuando se dirigía a su vivienda
cercana, en compañía de otro trabajador del nosocomio.
Un hombre no
identificado se le acercó y le disparó un tiro en la cabeza que la dejó en
estado comatoso, hasta su muerte clínica, 24 horas después.
Los móviles del homicidio
se desconocen, si bien, inicialmente se especuló una confusión y crimen
pasional.
Compañeros de
trabajo repudiaron el asesinato, exigieron castigo legal contra el homicida y
advirtieron los riesgos que enfrenta el personal del IMSS del barrio 5 de Mayo,
en el sector oriente de la capital, por las condiciones de inseguridad pública
que se vive en esa zona citadina.
Denunciaron la
ausencia de patrullajes policíacos, de alumbrado público, de cámaras
vigilantes, así como la presencia de malvivientes en las inmediaciones del
cercano río Sabinal y la actividad de "cantinas" clandestinas y
expendios disfrazados de bebidas embriagantes.
"Cecilia fue
una persona entregada a su profesión y a sus creencias religiosas; una mujer
indígena muy pobre pero con gran espíritu de servicio y entrega con el que
sacaba adelante a sus padres y un hermano, con quienes vivía en un cuarto
modesto rentado a unas cuadras del IMSS", aseguraron.
Una de las
representantes sindicales del Instituto Mexicano del Seguro Social relató que,
Cecilia representaba la integridad y dedicación laboral en torno a su familia,
a la que "sacaba adelante con mucho esfuerzo y trabajo, dado su condición
de grupo social e indígena vulnerable".
Demandó al delegado
del IMSS, Miguel Ángel Navarro Quintero, que se haga efectivo el pago de
mutualidad para gastos de sepelio y del pliego testamentario, para que el
sueldo mensual de 5 mil pesos que la extinta devengaba, en adelante lo perciban
sus familiares.
Durante la
manifestación desplegada en algunas cuadras de la avenida principal, reforzada
con mantas y pancartas, enfermeras y paramédicos denunciaron las condiciones de
inseguridad en los alrededores de la clínica-hospital, donde han padecido
asaltos de la delincuencia común, incluida agresiones de familiares de
pacientes.
"A las
enfermeras nos juzgan equivocadamente, creen que ganamos buenos sueldos, pero
no es así, tampoco tenemos la culpa del desabasto de medicamentos y de
personal, originado por los pasados cambios de Presidente de la República y de
gobernador del estado", enfatizaron.
(EL MEXICANO/ EL UNIVERSAL / sábado, 6 de abril de
2013 05:56 p. m.)
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