La Viña de Señor
Como si broncas y
señalamientos respecto de su desempeño no le faltaran al gobierno del Nuevo
Sonora, que he tenido que sortear conflictos de alto impacto social y político
como los derivados de la construcción del acueducto Independencia y los del
alza de impuestos, ahora ha tocado a las puertas de la PGJE de Carlos Navarro
Sugich y debe explicar que pasó en la Agencia Investigadora del Ministerio
Público Fuero Común del Sector II en el puerto que estaba a cargo de Isidro
Ulloa, que en el caso del soborno de que
fue víctima el señor Salvador Arias Paniagua y en donde aparecen implicados los
abogados Ramón de León y Vicente Murillo Matuz y el secretario Rodrigo Beltrán
Kotry, estamos ante el colmo del descaro.
Despachos divinos,
arreglos bajo la mesa, sobaditas de mano, “alegatos de oído”, amiguismo,
compadrazgos, ahijadatos, “recomendaciones de arriba”, el “ahí te encargo”,
regalitos, apoyos “voluntarios”, donaciones, la religiosa mochada, etc. siempre
han existido y son prácticas normales en la jerga de los abogados y éstas se
dan tanto en agencias del MP, como juzgados civiles, juntas laborales, juzgados
locales, juzgados calificadores, comandancias de policía, oficinas fiscales,
dependencias del ayuntamiento, oficinas del Seguro Social y han incluido de
arriba debajo de las jerarquías burocráticas y a estas alturas ya nadie se
asusta de ellas, es más hay algunos que hasta las prefieren para evitarse el
desgaste de proceder conforme a los vericuetos de la normatividad.
Ciertas empresas consideran
hasta una partida para tales efectos en un país donde se ha dicho la corrupción
es el combustible de la que se alimenta el poder… “El que no tranza no avanza” decía a quien quería oírlo el profe Carlos Hank González y, eso lo saben y
lo han llevado a la práctica personajes tan disímbolos en la comunidad como Magaly Arreola, cuestionada directora del CBTIS
40; el “abogado” René “Titino” Arce, metido en dos que tres bronquitas; Joel Robles, ex megasesor de la
anterior administración municipal panista por hacerse guaje ante la rebatinga;
el ex secretario Alonso Arreola y su
constructora familiar y el propio César
Lizárraga Hernández, metido hasta el cuello en el vendaval de los
pendientes que dejó a su paso por la comuna; el diputado local José Luis Marcos León Perea y su abstención a favor del
cobro impositivo; el legislador federal Antonio
Astiazarán y la ex alcaldesa Susana Corella Platt por la venta de
terrenos a precio de ganga; Bernardino Cruz Rivas y sus movidas con su
prestanombres Jesús Monreal Espinoza, el
Güero Donas; Ramón Leyva Montoya y
su pendientito con la familia Taylor; el ingeniero José Ordaz Aguiar y sus “donaciones” y sus agandalles de terrenos
como los que les birló al norteamericano Jon Mellen en el caso del predio de
las Tinajas, sus broncas en el Roca Fuerte y el predio de la familia Fourcade; “El Tacitas” Javier Peralta y el Grillo Felipe Valenzuela
y el subsidio de cien mil pesillos para apoyar el crédito en sesión de cabildo;
licenciado Librado Navarro Jiménez, negociando chamba para sus hermanas; Eduardo Lemmen Meyer y su intentona de
adueñarse de los terrenos de Punta Miramar; o el saqueo que se dio en las
cooperativas pesqueras, en el banco del Arbolito y más recientemente en el
Prescan de David Selano; los Amados, los Arámbulas, los Oleas,
los “Chapitos” Ramos, los Carbajales, los Cecerer,
los Lucianos, etc, etc, en los MP’s…
y un largo etcétera de personajes dados a la leperada… y duro y en donde la
gestión de Crispín Ballesteros en la Agencia Segunda, constituyó un enorme
monumento a la sinvergüenzada.
El origen del mal… ejemplo
En ese contexto tan
caótico los líos denunciados en la agencia del “Chilo” (Isidro Ulloa) parecen pecata minutta en el escenario porteño en donde ya nada causa
asombro en el buen bautizado “manicomio
sin bardas” por el desaparecido columnista Diego Matus Félix.
Sin embargo el
origen de todo ese merequetengue, cuya falta de moralidad o cuestionamiento no
está fuera de duda, según algunos enterados se dio cuando los MPs o sus
secretarios empezaron a brincarse las trancas y decidieron “negociar” los
negocios directamente con los implicados en algún delito de su fuero.
Sea como sea, con
anterioridad tocaba al litigante o al “huizachero” en turno “acordar” los
términos del “arreglón”. Ahí se determinaba el “reparto”, el tamaño de la
mordida, los “honorarios” bien ganados del “aboganster” y tutos contentis. El cliente no la hacía de tos –y con mayor
cuando sí tenía bronca-- porque evitaba ser “atorado” o extorsionado por la
judicial y el “billete” fluía, porque el reparto del pastel alcanzaba para
todos, hasta a la raza de menor jerarquía en el escalafón del aparato de
procuración e impartición de justicia le
chorreaba lo suyo… y si no fuera negocio pregúntenle a Sebastián Sotomayor,
porque se aferró al hueso como presidente del Supremo Tribunal de Justicia.
Y ahora, viene la
flojera de explicar lo que todo mundo sabe… y a lo que se le dará una
explicación entre salomónica y surrealista como las del Santo en sus películas
y Kalimán y Alma Grande en las viejas historietas de monitos, más acá los
Powers Rangers o los Zodíacos, en donde siempre ganaban los buenos a las momias
de Guanajuato, al Conde Bartok , a los alienígenas y al resto de malosos como
decía Ernesto Zedillo, a quien no le bastó “todo el peso del Estado” para
acabar con ellos.
Sin embargo, el
problema no lo es tanto a los ojos de los legos y los justiciables, cuando las
reformas constitucionales de 2008 incluyeron en el nuevo sistema penal
acusatorio, oral y adversarial, posibles
arreglos entre los presuntos delincuentes y la fiscalía que lleven a la reducción
de penas que igual como lo fue con la figura de los testigos protegidos, es de
esperarse que la justicia no mejore o traiga mayores y más complicaciones que las que busca solucionar
como el rezago de expediente, al concederse más atribuciones al MP y dejar a
los tribunales en simples expectores en la función de impartir justicia.
Tampoco dicho
sistema es la panacea para resolver la violencia y la inseguridad, como ha
quedado demostrado en naciones que han optado por su implementación.
Sin confundirse la
reforma es más de lo mismo en la ecuación vigente en gobiernos de corte
neoliberal: Mas Estado, menos sociedad. Al tiempo.
Debido a ello saltan
tres cuestionamientos: ¿Qué tanto
representa el Ministerio Público a la sociedad?; ¿Puede esta estar contenta con
tal representación? y ¿Con qué tanta buena fe actúa la institución?
De ese tamaño la
simulación.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA LA VIÑA DEL SEÑOR/
Domingo, 03 de Febrero de 2013 10:47)
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