Matanza en El
Fuerte: llevaban madera, encontraron la muerte
Luis Fernando Nájera
Como hacía años lo
realizaban, integrantes de una familia de transportistas bajó de Palomas,
Chihuahua, cargando centenares de pies de madera de pino hacia el aserradero en
Estación Naranjo, Sinaloa, y cuatro de ellos encontraron la muerte en forma
inmediata. Así se sintetiza otro episodio de muerte en la guerra del narco que
libran el cártel de Sinaloa y la alianza Beltrán Leyva-Carrillo-Zetas, por el
control del Triángulo Dorado, zona productora de mariguana y amapola, en la
montaña.
Un mensaje dejado
por los asesinos sobre los despojos humanos así lo afirma. Además, la posición
en que fueron encontrados los cuerpos: en fila y con disparos de calibre 40 en
la cabeza dados a sangre fría ratifican la misma sospecha.
La Procuraduría
General de Justicia del Estado inició la investigación de la matanza de los
“Santos Inocentes”, pero una semana después no tiene nada. Un crimen múltiple
más camino a la impunidad, al olvido oficial.
De acuerdo con la
indagatoria oficial, era la víspera de Noche Buena cuando los hermanos Armando
y Francisco Javier Ceballos Núñez, Marcos Chávez Molina y Armando Ceballos
Basoco, algunos con casa en Los Mochis, y otros en Ocoroni, Sinaloa, bajaron de
la sierra de Chihuahua en varios vehículos madereros.
Llevaban, creen los
investigadores, un pasajero, pues la familia solo reportó a cinco personas, y en
la matanza aparecieron seis cuerpos.
Como estaban
comunicados vía celular, uno de los transportistas comentó a su interlocutora
que estaban llegando a Ocoroni, por la carretera San Blas-Sinaloa, pero eran
interceptados por un grupo armado. No eran policías, o al menos eso no
aparentaba ser.
Desde entonces
desaparecieron, denunció la familia.
Dos días después, y
al no ser localizados los transportistas ni los camiones, la Policía
Ministerial del Estado desplegó un operativo aéreo y terrestre de búsqueda de
los camioneros. El despliegue terminó con el resultado de otras tantas
movilizaciones policiales: infructuoso.
Finalmente, la
víspera del día de los Santos Inocentes, los residentes de Vivajaqui, El
Fuerte, reportaron una noche llena de disparos y presumían que dos bandos
rivales se enfrentaban a balazos. Por ser de noche y la zona considerada de
peligro, los policías no salieron, sino se resguardaron en sus comisarías. Por
la mañana se desplegó una nueva operación de búsqueda.
En un camino que une
a los poblados Vivajaqui con La Cruz, los cuerpos de seis personas fueron
encontrados. Cuatro estaban muertas, y dos habían sobrevivido, milagrosamente,
al disparo en la cabeza a bocajarro. Eran un menor de edad y Marcos Chávez
Molina. A un lado de estos estaban muertos Armando y Francisco Javier Ceballos
Núñez y Francisco Ramón Valenzuela Ochoa.
Sobre los cuerpos,
los asesinos les dejaron un mensaje revelando la causa de la matanza: por
“halcones de Lemo Núñez”; “no controlas Bacayopa y quieres entrar a terreno”,
le advierten.
El jueves (3 de enero),
el menor desconocido falleció, elevando a cinco las víctimas mortales.
Sacrificio inexplicable
En declaraciones
ministeriales, los deudos negaron que sus parientes asesinados fuesen parte de
algún clan del narco. Eran, defendieron, transportistas legítimos pues tenían
ya muchos años bajando troncos de pino al aserradero de jabas.
Nunca habían tenido
problemas ni habían sido amenazados. Por eso, el sacrificio de todos ellos era
inexplicable.
Francisco López
Leal, subprocurador regional de Justicia en la zona norte, confirmó que las
víctimas estaban limpias de antecedentes penales, y solo uno de ellos fue
investigado por violencia intrafamiliar, caso que no llegó a consignarse.
Reveló que no hay
avances en la investigación ni se ha determinado el origen del ataque, y pese a
las cartulinas dejadas sobre los cuerpos, no se acreditó nexo de parentesco
alguno entre los fallecidos y quien aparece como patrón de estos, Lemo Núñez.
De acuerdo con
archivos policiales, el nombre de Lemo (Adelmo) Núñez (Molina) no es la primera
vez que aparece sobre ejecutados.
Los mismos archivos
lo señalan como miembro importante del cártel de Sinaloa en el control del
Triángulo Dorado, zona de montaña en donde se produce mariguana y amapola y que
ahora se procesa metanfetamina, y quien se ha enfrentado a grupos comandados
por Fausto Isidro el Chapo Meza Flores, jefe de células que operan desde
Guasave hasta El Fuerte para la alianza Beltrán Leyva-Carrillos-Zetas.
Tras la matanza de
los Santos Inocentes, la Policía Ministerial del Estado, militares y policías
preventivos ubicaron y allanaron un campamento de sicarios en el rancho La
Chiripa, El Fuerte. Gatilleros de la célula de Los Tigres, nombre obtenido por
el apodo de su jefe, Marco Antonio Vega López y/o Antonio Mónico huyeron por el
monte y abandonaron tres unidades, todas robadas. Los Tigres, según la Policía
Ministerial del Estado, trabajan para el Chapo Isidro.
RIODOCE.COM.MX/ LUIS FERNANDO NÁJERA / Domingo 06 de
enero de 20
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