Javier Valdez
La propuesta de
armar a los habitantes de la zona serrana ante la presencia y ataques de
comandos ligados al narcotráfico, planteamiento que hicieran los alcaldes de
Concordia, Eligio Medina Ríos, y de Mazatlán, Alejandro Higuera Osuna, tiene
base legal, pero representa un salto al pasado, la regresión a tiempos en que
imperaba la venganza privada, y un mayor armamentismo y violencia, afirmó Marco
Antonio Zazueta, abogado y ex funcionario de las áreas de seguridad pública y
procuración de justicia en la entidad.
“Esto refleja la
desesperación de algunos servidores públicos, sobre todo de alcaldes, ante la
violencia, pero también la pobreza de visión de Estado, el abandono del Estado,
de su responsabilidad, en lugar de exigir y trabajar para cerrar la brecha de
impunidad, para que quien comete un delito sea castigado conforme a la ley”,
manifestó.
La propuesta de fue
realizada primero por Eligio Medina Ríos, alcalde de Concordia. Apenas un día
antes, la Nochebuena, fueron muertos a balazos nueve habitantes de la comunidad
El Platanar de los Ontiveros, en la zona serrana de esa región de la entidad.
El grupo armado llegó, preguntó por cada uno de ellos y luego los ultimó.
Algunos de los cadáveres quedaron en la cancha del pueblo.
“Para garantizar la
seguridad, es imposible tener un policía, un soldado, en cada casa”, dijo el
edil.
La región donde fue
esta masacre es conocida como “zona de miedo” por ser refugio de desplazados
que han huido ante la violencia en sus poblaciones serranas y por la presencia
de grupos criminales fuertemente armados y ligados con el narcotráfico. En esta
zona se ubican comunidades como La Cieneguilla, El Tiro, Zaragoza, Aguacaliente
del Zapote, El Llano y otras.
La propuesta de
armar a los pobladores de la zona serrana para que estos se defiendan del
ataque de gavillas fue secundada por el alcalde Alejandro Higuera Osuna, de
Mazatlán, quien manifestó que el Ejército mexicano puede adiestrar a los
pobladores en el manejo de armas y supervisar las operaciones de estos en el
medio rural.
“Yo estaría a favor
como presidente municipal, que en mis comunidades rurales de la sierra, que a
través del Ejército podríamos implementar este programa para lugareños, y sobre
todo en aquellos lugares son miembros del ejido, son dirigentes, son de la mesa
directiva que el Ejército adiestra, capacita, dan armas y están bajo el mando
del Ejército, sin ser militares”, manifestó durante los primeros días del año.
Las matanzas
Además de los nueve
ejecutados en El Platanar de los Ontiveros, el 24 de diciembre, hubo otros
ataques similares durante los últimos días de 2012, con un saldo de 19 personas
muertas a tiros. En la comunidad de Vivajaqui, municipio de El Fuerte, fueron
encontrados los cadáveres de cuatro personas que habían sido privadas de la
libertad días antes en las cercanías de Ocoroni, municipio de Sinaloa.
La cifra de muertos
en este hecho aumentó después de que uno de los dos heridos —ambos fueron
auxiliados y trasladados a hospitales de Los Mochis, cabecera municipal de
Ahome— murió la tarde del 3 de enero.
La mañana del 1 de
enero, aunque se presume que el ataque fue durante la noche del último día de
diciembre, cuatro hombres fueron encontrados sin vida en las inmediaciones del
poblado Tepuche, municipio de Culiacán. Los occisos fueron identificados como
Rigoberto Medina León, Germán Quiroga Murillo, Andrés Ramírez Romero, quien
murió cuando era atendido en el Hospital Civil de esta ciudad capital, y
Heriberto Quiroga Murillo.
Los desplazados
Después de la
matanza de nueve personas, El Platanar de los Ontiveros se convirtió
prácticamente en un pueblo fantasma. Al día siguiente los pobladores acudieron
a la cabecera municipal para hablar con el alcalde y pedirle que los apoyara
para dejar sus hogares y trasladarse a un lugar seguro, ante el riesgo de que
haya nuevos ataques.
Las pugnas entre los
cárteles del narcotráfico —de un lado los llamados Mazatlecos, una célula de
los Beltrán Leyva, y del otro el cártel de Sinaloa— en la zona de siembra de
mariguana y amapola, las rutas de trasiego y el mercado de las drogas en
general ha elevado los niveles de inseguridad y violencia en la serranía de
esta entidad.
Debido a este
escenario complicado y ante la ausencia de gobierno —federal, estatal y municipal—
El Platanar de los Ontiveros se sumó a la lista de comunidades deshabitadas en
Sinaloa, ubicadas en al menos 12 de los 18 municipios de la entidad: Culiacán,
Badiraguato, Sinaloa, Guasave, El Fuerte, Choix, Elota, Concordia, Mazatlán,
San Ignacio y Cosalá, entre otros.
Datos de la Comisión
de Defensa de los Derechos Humanos (CDDHS), una de las pocas organizaciones que
ha trabajado el tema de los desplazados y ha propuesto insistentemente la
intervención de instituciones como la ONU y Amnistía Internacional —por su
experiencia en el fenómeno de los desplazados en conflictos bélicos— sostiene
que hay en esta entidad entre 25 mil y 30 mil desplazados por la violencia
generada por el narcotráfico pero también por los operativos militares y de
corporaciones de seguridad en la zona rural, sobre todo en la sierra.
Muchos de los
desplazados han buscado regresar a las comunidades de las que fueron
expulsadas. En la zona de conflicto ubicada en el municipio de Sinaloa, los
grupos criminales han puesto en marcha campos de concentración: los pobladores,
a su regreso, son obligados a trabajar en la siembra de drogas, a cambio de
respetar sus vidas. Otros, aquí y en otras regiones, han sido asesinados cuando
pretendían volver a sus comunidades o recuperar algunos de sus bienes. En la
lista de ejecutados, de acuerdo con versiones extraoficiales, hay al menos 14
desplazados.
En septiembre, luego
de la muerte de algunos de los desplazados en la comunidad de Ocurahui,
municipio de Sinaloa, Óscar Loza Ochoa, de la CDDHS, calificó como criminal que
el Gobierno no garantice una atención digna a los desplazados en las
comunidades donde se refugiaron ni seguridad en los pueblos de los que salieron
huyendo de organizaciones criminales ligadas al narcotráfico.
“Es criminal no solo
que no den apoyo en las comunidades en las que está gente se ha refugiado, sino
que regresen a las comunidades de las que fueron expulsadas por los grupos
armados, a pesar de que en estos no hay garantías, se van ‘a la buena de Dios’,
como dicen, porque no hay un plan de parte de los gobiernos estatal y federal
para enfrentar este problema”, dijo.
Cuerpos de defensa rural
Marco Antonio
Zazueta manifestó que sí existe una figura legal para armar a campesinos y
pobladores del medio rural o de la sierra, como se propone en el caso de
Sinaloa. El artículo 52 de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana
señala que ambos están compuestos por unidades de combate, unidades de los
servicios, cuerpos especiales, establecimientos de educación militar y cuerpos
de defensa rurales.
“El Ejército y
Fuerza Aérea mexicanos desarrollan sus acciones de Defensa Nacional en forma
conjunta y se mantienen unidades en una sola dependencia. Está compuesta por
Unidades de Combate, Unidades de los Servicios, Cuerpos Especiales, Cuerpos de
Defensas Rurales y Establecimientos de Educación Militar”, señala este
artículo.
La pobreza
Para Zazueta ninguna
sociedad puede levantar la bandera blanca y presumir que acabó con la violencia
o las manifestaciones delictivas. Pero en algunos países el Estado existe y se
hace presente cuando alguien comete un delito, castigándolo.
“Ese es el Estado
moderno, el que aplica la ley, el que la hace valer, pero no tanto para
castigar al que cometió un delito, sino para prevenir, para enviar un mensaje
al resto de la sociedad. En cambio repartir armas a los pobladores es aumentar
el armamentismo, combatir violencia con violencia, es una visión sesgada, que
habla de la pobreza de la visión de Estado. En lugar de más armas, hace falta
más derecho, más ley”, sostuvo.
El abogado —quien
cumplió alrededor de 25 años en el servicio público, donde se desempeñó como
Ministerio Público, director de Seguridad Pública en Guasave, en el área de
seguridad penitenciaria a nivel estatal y federal, fue titular interino de la
Procuraduría General de Justicia del Estado y durante siete meses fue
secretario de Seguridad Pública estatal, en la administración de Jesús Aguilar
Padilla— dijo que es preocupante que este planteamiento de los alcaldes de
Concordia y Mazatlán signifique una regresión en muchos sentidos.
“Es la regresión de
Huitzilopochtli, que era el dios de la guerra, regresar a tiempos de la
venganza privada, de correr el riesgo de que se va a responder con violencia a
la violencia, pero el Estado no debe castigar por venganza, sino para prevenir,
para que las conductas delictivas no se repitan. Se entiende la desesperación,
pero los alcaldes quieren brincar de la sartén a la lumbre, y eso es peor”,
sostuvo.
Durante el gobierno
de Felipe Calderón, agregó, se impulsó esta política armamentista contra el
narcotráfico y eso provocó una mayor incidencia delictiva e inseguridad, y con
propuestas como esta de armar a los pobladores del medio rural “parece que se alienta
esta perspectiva, como si no supiéramos que con esto solo hemos tenido más
armas, más violencia y más muertos”.
Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos:
CAPITULO VI
CUERPOS DE DEFENSAS RURALES
ARTÍCULO 116.- Los Cuerpos de Defensas Rurales estarán
permanentemente organizados en unidades armadas, equipadas y adiestradas.
ARTÍCULO 117.- Los Cuerpos de Defensa Rurales se
formarán con personal voluntario de ejidatarios mexicanos por nacimiento que no
adquieran otra nacionalidad, mandados por militares profesionales, de acuerdo
con sus planillas orgánicas particulares y tienen como misión cooperar con las
tropas en las actividades que estas lleven a cabo, cuando sean requeridos para
ello por el mando militar.
ARTÍCULO 118.- Al personal militar profesional
encuadrado en los Cuerpos de Defensas Rurales se le considerara para todos los
efectos legales, en igualdad de condiciones que el encuadrado en unidades del
activo.
— Entre 25 y 30 mil
desplazados por la violencia hay en Sinaloa.
— 19 asesinatos del
24 de diciembre al 1 de enero, en tres matanzas.
La alarma y el
abatimiento, cosa de todos los días en la sierra
El “fantasma” de El Placer
Cayetano Osuna / Mazatlán
Mientras José Eligio
Medina Ríos y Alejandro Higuera Osuna, alcaldes de los municipios de Concordia
y Mazatlán, respectivamente, ven como una opción que el Ejército arme y
adiestre a los habitantes de los pueblos serranos para la autodefensa ante los
ataques de los grupos delictivos, la comunidad serrana El Placer se perfila como
otro candidato a pueblo “fantasma”.
“Estos alcaldes no
están muy completos, oiga, pero aquí estamos con muina (tristeza); algunos
habitantes salieron del pueblo y han vuelto, pero otros ya no regresaron”, dijo
una habitante de El Placer.
El jueves 3 de
enero, el alcalde Alejandro Higuera Osuna, sin citar un caso concreto, dijo al
diario Noroeste: “El Ejército funciona así en varias partes del país, no es
algo nuevo. Sería bueno que se implementara en el estado de Sinaloa”.
Desde antes del 31
de diciembre, los habitantes de El Placer, cuyo nombre es sinónimo de
diversión, bienestar, alegría, embriaguez y hasta de orgasmo, guardaban a flor
de labios, para disparar pasadas las doce de la noche, la tradicional
expresión: “¡Feliz año nuevo!”, acompañada de un fraternal abrazo.
Pero las palabras
que surgieron de entre sus dientes fueron de alarma y abatimiento generados por
el rumor comunicado de boca en boca de que gente armada había llegado a quemar
el pueblo.
“Nos llegó el aviso
que un grupo de hombres encapuchados y fuertemente armados, como los que
masacraron a las nueve personas en El Platanar de Los Ontiveros, venía a quemar
el pueblo”, comentó un habitante del lugar.
“El aviso” había
caído en tierra fértil para sembrar la psicosis, porque la tarde-noche del 24
de diciembre, la esperada Noche Buena se había convertido en pesadilla en los
habitantes de El Platanar de Los Ontiveros, perteneciente al municipio de
Concordia, ubicado al otro lado del río Presidio.
La semana
antepasada, José Eligio Medina Ríos, alcalde de Concordia, dijo a Ríodoce que
con el ataque de los delincuentes a El Platanar de Los Ontiveros, ya iban seis
comunidades de la zona serrana de su municipio y que no pasaba nada.
“Se está volviendo
común que nos ataquen y no pasa nada… Yo tengo confianza en que se va a
actuar”, enfatizó.
Medina Ríos añadió
que los autores de la masacre del 24 de diciembre no llegaron a El Platanar por
algunas personas específicas, sino que el objetivo era desalojarlos del pueblo
(mediante el terror) para ganar territorio.
“Aquí el objetivo
(de los sicarios) que se ve es que ellos quieren desalojar a la población para
ir ganando espacios, para ir ganando territorio, no les interesa decir: vamos
sobre Juan o Pedro, no, es ir desalojando territorios para ir posesionándose de
ellos”, dijo el presidente municipal.
Días después, el
alcalde de Concordia sostuvo que una opción sería promover que el Ejército
armara y adiestrara a los habitantes de los pueblos serranos para su
autodefensa.
El 2 de enero,
Alejandro Higuera Osuna, alcalde de Mazatlán, no hizo la diferencia y se
hermanó con su homólogo de Concordia, en la sugerencia de la autodefensa de
pueblos armados y entrenados por el Ejército.
“(El alcalde
Alejandro Higuera Osuna) avaló la propuesta de Medina Ríos e incluso dijo que
él solicitaría que pobladores de la zona rural y serrana del municipio de
Mazatlán se incluyeran en un programa como este, además, dijo que él tenía
conocimiento que en estados como Chihuahua, Durango y Zacatecas ya existían
grupos con estas características”, consignó Noroeste.
La propuesta de los
dos alcaldes del sur de Sinaloa generó reacciones (consignadas en Noroeste) de
abogados, síndicos, comisarios, políticos y católicos, en el sentido de que
‘armar a los pobladores traería más violencia’.
“Esa propuesta es
totalmente improcedente. En primer lugar la ley prohíbe la portación y posesión
de armas de uso del Ejército para los ciudadanos comunes y no se establece
ninguna excepción; y en segundo, el artículo 21 de la Constitución establece
que el único obligado a proporcionar la seguridad a los ciudadanos es el
Gobierno en sus tres órdenes”, explicó Miguel Ángel Sánchez Morán, ex
presidente de la Federación de Abogados de Sinaloa.
Carlos Felton
González, diputado local del PAN, aspirante a la candidatura a la alcaldía en
este año electoral, discrepó de la propuesta de Higuera Osuna.
“(Sería) como
regresar al viejo oeste, donde no había orden y que es necesario que las
autoridades redoblen esfuerzos para garantizar la seguridad de los ciudadanos”,
dijo.
Moisés Melo García,
comandante de la Tercera Región Militar, consultado por Noroeste, aseguró que
las declaraciones de los alcaldes eran por ignorancia.
“Tendría que
explicarle las causas o cómo es. Ellos (los alcaldes) no saben muchas cosas,
ellos hablaron así pues, así se les hizo fácil, pero necesitaría explicarles”,
dijo Melo García.
Mercedes Murillo
Monge, presidenta del Frente Cívico Sinaloense, desde Culiacán, también dijo a Noroeste
que la “violencia no se combate con violencia”.
“De todas las
tonteras que he oído y leído en mi vida, esta es una de las más grandes
tonteras que hay… violencia no se combate con violencia, se combate con
educación, se combate con deporte. ¿Cómo van a darle armas? Si hay
narcotraficantes, los están armando legalmente”, sostuvo.
Como dijo la
comunera de El Placer: “Estos alcaldes no están muy completos, oiga”.
Territorios del miedo
El Placer es una
comunidad enclavada en la zona serrana, a nueve kilómetros de distancia por un
camino accidentado desde San Marcos, perteneciente a la sindicatura de La
Noria, municipio de Mazatlán.
El Placer fue
enlutado por un grupo delictivo, en marzo de 2010. Algunos habitantes de esta
comunidad perdieron familiares donde quedaron seis comuneros en el fuego
cruzado, en Celestino Gasca, de la Cruz de Elota, multihomicidio aún impune.
La propuesta de los
dos alcaldes del sur de Sinaloa tiene su respuesta puntual en La Constitución
Mexicana (en el artículo 21) comentada por Maquiavelo, publicada por editorial
Siglo XXI del estudioso de teoría constitucional, Elisur Arteaga Nava: “Lo
honroso es saber y poder castigar a los culpados, no el poderlos contener a
costa de mil peligros. El príncipe que no castiga a quien delinque de manera
que no puede volver a delinquir, es tenido por ignorante y cobarde (discursos,
lib.II, cap. xxiii”).
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