MÉXICO,
D.F. (apro).- Entre reclamos, gritos y actitudes autoritarias del
presidente de la Mesa Directiva, el priista Francisco Arroyo Vieyra, la
Cámara de Diputados aprobó con 421 votos a favor, 39 en contra y 10
abstenciones, la reforma educativa que modifica los artículos 3 y 73
constitucionales.
El PRI cedió primero a las presiones del
sindicato de maestros aceptando que la evaluación de los profesores se
realice “con pleno respeto a los derechos constitucionales de los
trabajadores de la educación”, después aceptó la propuesta del PAN para
que los miembros del Instituto de Evaluación –que será creado a partir
de la reforma– sean electos por el Senado de una terna que envíe el
Ejecutivo federal. Con estos dos cambios se destrabó finalmente la
discusión y aprobación de la reforma educativa.
Un cambio más que
el pleno de la Cámara de Diputados realizó a la reforma del Ejecutivo es
que para los planes educativos de preescolar, primaria, secundaria y
normal “se tome en cuenta la opinión de los 31 estados de la República,
el Distrito Federal, así como de diversos sectores involucrados en la
educación, en especial los padres de familia, en los términos que la ley
señale”.
El encargado de destrabar la reforma fue el coordinador
del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien desde mediodía se mantuvo
cabildeando con los coordinadores de PRD, Silvano Aureoles, y del PAN,
Luis Alberto Villarreal.
Antes de que la Cámara pretendiera
discutir la reforma, el secretario de Educación Pública, Emilio
Chuayffet Chemor, declaró públicamente que todo aquel maestro que no
apruebe la evaluación será despedido; esto alertó a la líder del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther
Gordillo, quien mediante los 10 diputados del Panal, empezó a reclamar
cambios, lo que motivó –además de la posición del PAN–, que se retrasara
la discusión programada para el martes pasado.
Desde el mediodía
del martes, el Partido Nueva Alianza se refirió al absurdo de
condicionar “la permanencia” de un maestro a la aprobación de una
evaluación si antes no era capacitado. Este reclamo retrasó en primer
término la discusión.
Para zanjar el obstáculo, Beltrones Rivera
se reunió el mediodía del miércoles en las oficinas de basamento del
partido Acción Nacional, tanto con el coordinador del PAN como con el
del PRD. A las cinco de la tarde, finalmente se empezó a discutir la
redacción de adhesiones como la frase “con pleno respeto a los derechos
constitucionales de los trabajadores de la educación”.
El
presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, el perredista
Julio César Moreno Rivera, presentó varias propuestas, las llevó a la
curul de Beltrones Rivera y desde ahí fueron tachadas, rayadas y
modificadas para quedar como una posición de todos los miembros de la
Comisión.
El pleno avaló así la propuesta de la Comisión que deja a
salvo los derechos de los maestros, a quienes la maestra Elba Esther
Gordillo les promovió una plaza o un ascenso.
Además del Panal, el
PAN desde el Senado de la República presionó para que el método de
elección de los integrantes del Instituto Nacional para la Evaluación de
la Ecuación fuera de manera similar a los magistrados de la Corte y no
como lo planteaba el Ejecutivo Federal en donde el Senado únicamente
“ratificaría” a quien se designara.
Los senadores del PAN
demandaron que por cada lugar en el Instituto, el Ejecutivo federal
envíe una terna de la cual elegirán a uno con una votación calificada de
dos terceras partes de los presentes. La presión fue asumida por los
diputados de este partido, ante quienes finalmente el PRI cedió y, por
consiguiente, avalada por mayoría en el pleno.
Por lo que se refiere a las propuestas de los partidos PT y MC, todas fueron rechazadas.
La intolerancia
Luego
de fijar las posiciones de cada uno de los partidos, el procedimiento
legislativo y según el artículo 104 del Reglamento de la Cámara de
Diputados se deben enlistar seis diputados para hablar en contra y seis a
favor, al término de ello se somete a votación en lo general la
reforma.
Desde el martes, el diputado por el PT, Manuel Huerta
Ladrón de Guevara, se enlistó para hablar en contra de la reforma, sin
embargo, el presidente de la Mesa Directiva, el priista Francisco Arroyo
Vieyra se negó a darle a palabra, lo que motivó un jaloneo en plena
Mesa Directiva, protagonizado por los propios priistas.
Por haber
sido de los primeros en anotarse, al diputado Manuel Huerta le
correspondería el lugar uno o dos para hablar en contra, incluso así se
lo comentó desde temprano al coordinador del PRI, Manlio Fabio
Beltrones, pero cuando ya habían hablado dos en contra, pidió la palabra
para reclamar, pues se había enterado que lo pusieron en el número
cinco de la lista. Arroyo Vieyra le dijo que más adelante lo dejaría
hablar.
Pero para sorpresa de muchos diputados, al contabilizarse
tres oradores en contra y tres a favor, el presidente de la mesa cerró
la discusión y sometió a votación en lo general la reforma.
Lo
anterior generó malestar entre los diputados de MC y del PT, en
particular de Huerta, quien subió hasta el estrado de la Mesa Directiva.
Primero increpó al priista, quien empezó a leer los artículos y
párrafos reservados, en tanto que el tablero para la votación en lo
general estaba abierto por cinco minutos.
Luego le reclamó: “¡No
tienes palabra!”, a lo que Arroyo Vieyra respondió elevando el tono de
la voz al enunciar las reservas. Como el micrófono estaba abierto se
podía escuchar que el diputado Huerta le explicaba una y otra vez que
estaba violentando el reglamento, el cual en su artículo 104 define a
seis oradores a favor y seis en contra.
Arroyo Vieyra no lo tomaba
en cuenta, lo que provocó la permanencia del petista. Esto asustó al
cenecista Rubén Escajeda Jiménez, quien subió a la Mesa Directiva y casi
abraza a su compañero Arroyo Vieyra, presidente de la Mesa. La
protección a un peligro inexistente se extendió a otros prisitas, en
total cuarenta subieron y se colocaron a las espaldas de su compañero de
partido.
Desde el siguiente nivel, el perredista Javier Orihuela
defendía el derecho de Huerta a demandar y reclamar. Esto provocó que
diputados del MC y algunos del PT también acudieran hasta el área
central del pleno. Todos rodeaban a Arroyo Vieyra. Desde las curules,
las diputadas priistas que el 1 de diciembre, distinguidas con una
chalina roja formaron una valla que impedía a la oposición llegar a
Enrique Peña Nieto, se alertaron entre ellas.
“Vamos chicas
superpoderosas, a ayudar a nuestro presidente…nos dormimos pero ya
vamos”, se gritaban unas a otras, sin embargo, desde la curul de
Beltrones Rivera se les hicieron señas para que se tranquilizaran, y lo
mismo al cenecista.
El petista bajó de la Mesa Directiva tan
tranquilo como subió. Se dirigió a su curul y hasta allá fue Beltrones
Rivera para tratar de calmar los ánimos de los petistas e integrantes
del MC, quienes estaban molestos por la actitud intolerante y
avasalladora de los priistas.
“Si todo lo van a aprobar como ellos
quieren, para qué acuden a rudeza innecesaria”, comentaron. Y sí, la
aplanadora del PRI, PAN y PRD logró que la reforma de Peña Nieto, con
algunos cambios, fuera avalada en contra de PT, MC y algunos
perredistas. Sólo la propuesta panista en el método de elección de los
miembros del Instituto fue respaldada por los petistas y MC.
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