FOTO: Enrique Mendoza / archivo
“A
veces siento como si estuviera buscando restos de vida en medio de la ruina”,
refirió en entrevista con ZETA en diciembre de 2016 durante la FIL de
Guadalajara. Y en la FILEY de Mérida, en marzo de 2017, sentenció: “Esta
sociedad está enferma de narcotráfico”
El legado de Javier Valdez
Cárdenas también puede apreciarse en sus libros de crónica e investigación y,
por supuesto, en las diversas entrevistas que siempre estaba dispuesto a
conceder sin dudar.
Dos títulos compartió Valdez
en la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (FILEY) en Mérida, en marzo
de 2017: “Narcoperiodismo. La prensa en medio del crimen y la denuncia”
(Aguilar, 2016) y la reedición de “Malayerba” (Jus, 2016).
Fue precisamente en la FILEY
cuando en entrevista con ZETA, un Javier Valdez preocupado y con tono
obviamente de tristeza, lapidó: “Esta sociedad está enferma de narcotráfico”.
A propósito de su libro
“Malayerba”, título homónimo de su célebre columna que publicaba en Ríodoce
(http://riodoce.mx/), que fundó en 2003 junto con Ismael Bojórquez, Valdez
refirió a este Semanario que en su obra los protagonistas no eran los grandes
capos, sino las historias cotidianas infiltradas por el narcotráfico:
“En ‘Malayerba’ no está ‘El
Chapo’, aquí no están los grandes capos, aquí no van a encontrar a Zambada o
‘El Azul’; aquí nos vamos a ver nosotros, nuestra vida, esta vida que nos
inunda, que nos tiene contaminados. Los amores de las jóvenes mujeres en busca
de un narco para que las saque adelante, para que les patrocine su futuro; es
esta historia de abajo del narco, del narco instalado en nuestra banqueta, en
nuestras canchas, en nuestras casas, en nuestros trabajos”.
VOLTEAR HACIA SU OBRA
El trabajo periodístico de
Javier Valdez consistía en contar las historias de las víctimas del
narcotráfico, principalmente desde su trinchera en la codirección de Ríodoce,
pero también en libros publicados por Penguin Random House, principalmente,
como “Levantones. Historias reales de desaparecidos y víctimas del narco”
(Aguilar, 2012); “Con una granada en la boca. Heridas de la guerra del
narcotráfico en México” (Aguilar, 2014); “Los morros del narco. Historias
reales de niños y jóvenes en el narco mexicano” (Grijalbo, 2015); “Huérfanos
del narco. Los olvidados de la guerra del narcotráfico” (Aguilar, 2015);
“Narcoperiodismo. La prensa en medio del crimen y la denuncia” (Aguilar, 2016);
y la reedición de “Malayerba” (Jus, 2016).
“A veces siento como si
estuviera buscando restos de vida en medio de la ruina, después de la lluvia de
balas, de la tragedia, del temblor espantoso de la violencia, siento que ando
así, como si recorriera una condición apocalíptica, las casas destruidas, las
calles desoladas, y así, removiendo escombros, buscando estas historias, estos
restos de vida”, expresó Valdez a ZETA en la FIL de Guadalajara de 2016.
“Nuestra vida está
descompuesta, adulterada; nuestra vida está enferma, contaminada de
narcotráfico, de miedo, drogas, de armas, de idolatría”, advirtió.
“Nosotros tenemos que ver el
narco como una forma de vida, el narco a todos nos está arrastrando aunque no
tengamos nada que ver”, apostilló.
“NARCOPERIODISMO”: UNA OBRA CUMBRE
Indudablemente, uno de sus
proyectos más ambiciosos fue “Narcoperiodismo. La prensa en medio del crimen y
la denuncia”, traducido en una crítica hacia el interior del periodismo porque,
explicó en entrevista con ZETA en la FIL de Guadalajara 2016, “siento que era
necesario también hacer lo mismo, pero hacia adentro de mi trabajo.
“Incluso, creo que de alguna
manera como que me diseccioné, me sentí en un momento determinado del libro que
me estaba abriendo, que me estaba aplicando una autopsia en vida para
reconocerme los males, o sea, dentro de mí y dentro del periodismo porque es mi
oficio, estaba encontrando nuestros cánceres, me refiero a la corrupción,
nuestra diabetes o hepatitis, como quieras llamarle a la penetración del
narcotráfico en las redacciones o nuestra mediocridad.
“Siento que es necesario, que
es urgente una mirada hacia adentro, no solo en cuanto a las condiciones del
trabajo, a la acechanza del narco, sino también a nuestra mediocridad, nuestra
irresponsabilidad, la falta de profesionalismo, pero también la heroicidad, la
resistencia, la sobrevivencia frente a los embates del narco.
“Para mí es importante hacer
una revisión de este tipo, estamos revisando todo por fuera, creo que ya es
hora de revisar lo nuestro, las condiciones en que trabajamos, nuestras
amenazas; y lo que somos, lo que tenemos, las coberturas que realizamos”.
— ¿Cómo ha sido recibido
“Narcoperiodismo” en el gremio periodístico?, cuestionó este Semanario en la
FIL de Guadalajara.
“Yo siento que a los
periodistas les valen madre los periodistas; que no hay una sociedad que
acompañe al periodismo valiente y digno que se realiza en el país, entonces,
mediáticamente bien, pero no veo a los periodistas preocupados por lo que están
pasando compañeros de Tamaulipas, Veracruz, Chihuahua, del extranjero, porque
se tuvieron que ir del país, o Sinaloa.
“Si no eres de la Ciudad de
México prácticamente no hay una condición en la que valoren tu trabajo,
revisen, se preocupen; creo que el mejor ejemplo es Rubén Espinosa, que murió
solo y desolado, abandonado en medio del páramo, refleja nuestra
vulnerabilidad, nuestra fragilidad frente al narco, a la narcopolítica, como si
no hubiera salvación; así siento yo que estamos.
“A los periodistas no les
importan los periodistas, no hay un proceso de revisión de que este libro o
cualquier otro material sobre el trabajo que hacemos esté provocando una
discusión, un debate, una revisión al interior, un ejercicio de autocrítica,
absolutamente; y eso me preocupa mucho, porque eso es más espantoso que estas
historias que yo publico. Entonces, esa indiferencia social, esa apatía y la
deshumanización se traslada al ámbito periodístico; yo al contrario, veo
soberbia, veo arrogancia a este ejercicio de autocrítica”.
“Lo más urgente sería un proceso de
refundación del periodismo”
La autocrítica al interior
del periodismo fue su última advertencia que convergió en su propuesta de
refundar el periodismo. En entrevista con ZETA, Javier Valdez lamentó la
ausencia de crítica sobre cómo se está haciendo periodismo en tiempos de
narcopolítica:
“¿Tú ves un proceso de
revisión de lo que estamos haciendo? No lo hay, un proceso de debate, reflexivo
a cerca de la cobertura del narco, la cobertura electoral, nuestra relación con
el gobierno, con los grupos de poder, no hay nada de eso; yo creo que es
nuestra mediocridad, nuestra falta de profesionalismo, nuestra arrogancia, nos
creemos chingones en todo. Como nos creemos que lo sabemos todo, como somos
arrogantes, no queremos ver esto, no queremos vernos frente al espejo, reconocer
nuestro narco de cada día, reconocer nuestra corrupción, nuestra mediocridad,
es un proceso muy cabrón de mucha resistencia. Si yo veo una resistencia en un
gremio para la autocrítica es en el periodístico; si tú criticas el trabajo
periodístico, ¡se te echan encima!”.
Luego, compartió una anécdota
reveladora del interior del periodismo:
“Yo fui candidato a la
presidencia de una asociación de periodistas, y dije una vez que había
corrupción en el medio periodístico, ¡y sabes que perdí votos!, y un compañero
me dijo: ‘es que yo iba a votar por ti, pero dijiste que era corrupto’; yo no
dije que tú eras corrupto, yo dije que hay corrupción en el medio periodístico,
pero entonces él lo asumió como personal, pero por eso te digo: porque no
queremos que nos señalen, nosotros queremos señalar, pero no queremos que nos
señalen”.
— Finalmente, ¿qué es lo más
urgente en el periodístico mexicano?, insistió este Semanario en la FIL de
Guadalajara de 2016.
“Mira, lo más urgente es
garantizar un periodismo libre, en términos políticos, sociales, pero va a ser
muy difícil si la misma sociedad no tiene condiciones dignas de vida; entonces,
me gustaría que hubiera un gobierno que aplicara la Ley y que garantizara la
libertad de expresión, pero eso no va a suceder; para mí lo más urgente sería
un proceso de refundación del periodismo, de reempezar el trabajo, revisarlo
todo y reempezar; repensar y reempezar, porque creo que si no lo revisamos o no
reconocemos, no va a haber un cambio en el trabajo periodístico.
Carlos Lauria
“Nosotros estamos cubriendo
políticos, estamos cubriendo el discurso del poder, de los poderosos, acrítico,
este discurso de buenos y malos, y nos hemos olvidado de la gente, de las
historias humanas; entonces, más allá de todo eso creo que hay que revisar con
lupa la relación que tenemos con el poder, con los poderosos y la forma en que
estamos haciendo el trabajo periodístico. Para mí es urgente ese diagnóstico,
si no lo hacemos, vamos a avanzar igual que todo lo demás, que la sociedad, de
la política al abismo; nosotros podemos contribuir a una mejor sociedad, una
sociedad informada, que entienda el fenómeno del narco como una forma de vida y
no como un asunto policíaco, pero si nos negamos o seguimos resistiéndonos a
este análisis autocrítico, repito, vamos a estar cerca del abismo”.
LAS REACCIONES
El asesinato de Javier Valdez
Cárdenas, sucedido el lunes 15 de mayo de 2017 frente a las instalaciones de
Ríodoce en Culiacán, desencadenó una serie de reacciones también entre
periodistas y escritores, cuyas lamentaciones compartieron con ZETA.
Para empezar, Juan Villoro,
que por los días de la tragedia se encontraba en Nueva York debido a la
presentación de su novela “Arrecife” traducida al inglés, alcanzó a enviar a
este Semanario: “Javier fue amigo mío y su muerte me tiene devastado”.
Asimismo, Elena Poniatowska,
consternada, lamentó: “El asesinato de Javier Valdez es una verdadera
vergüenza, no es posible vivir entre tanta violencia”.
El escritor Héctor Manjarrez,
previo a su homenaje en la XXXV Feria del Libro de Tijuana, expuso al
reportero:
“Es un crimen que produce una
indignación y un dolor enorme tanto por él como por todos los periodistas que
han sido asesinados impunemente antes; esperamos que la muerte de Javier Valdez
sea la última muerte que sucede en este país, en el que a los periodistas los
matan sin el menor temor de castigo.
“Yo creo que está muy claro en estos días que los periodistas
están terriblemente solos; los escritores también están solos, pero a los
escritores no los matan, a los escritores los ignoran; a los periodistas los
ignoran y los matan, entonces los periodistas son una especie mucho más en
peligro que nosotros los escritores”.
El narrador Élmer Mendoza,
también residente de Culiacán tal como Javier Valdez, manifestó:
“Es un crimen que no se puede
creer, porque como siempre morir grande, cuando ya has hecho muchas cosas, es
lo que priva en todos los seres humanos y yo creo que a Javier le faltaban
muchas cosas por hacer, muchas cosas por escribir, muchas causas por defender,
era una figura muy grande dentro del periodismo mexicano y creo que dentro del
periodismo del mundo que tiene que ver con contar esa parte de la realidad, que
no es fácil hacerlo porque implica peligros, como el de perder la vida”.
El novelista sinaloense no
dudó a la hora de exigir al gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto: “Lo
primero es que tienen que poner en marcha mecanismos para atrapar a los
culpables, porque los culpables andan ahí, ahí deben estar, no creo que se
hayan ido, yo creo que ya saben lo que tienen que hacer para atraparlos e ir
por ellos; lo segundo, hay que fortalecer o afinar las leyes de tal manera que
estos delincuentes no salgan libres”.
Por último, Mendoza evocó al
amigo caído: “Javier era un tipo muy alegre, casi muy folclórico, un experto en
el manejo del lenguaje callejero, un hombre que adoraba a los cuerpos
femeninos, un periodista inteligente y valiente, hay que recordarlo así; Javier
Valdez es una escuela dentro de lo que es el periodismo contemporáneo”.
Mientras tanto, luego de participar
en el proceso de exhumación de restos humanos en las narcofosas de Jojutla en
Morelos, Javier Sicilia también expresó al reportero.
Javier Sicilia
“Es terrible, tenemos que
llegar justamente a que el crimen toque a uno de los más famosos, de los más
conocidos del mundo periodístico del país para que la indignación vuelva a
levantarse y el gobierno a simular que va a hacer algo. Javier Valdez es el
rostro de todos los periodistas asesinados, y de lo que no ha hecho el gobierno
para protegerlos, como el rostro de los defensores de los derechos humanos, de
las víctimas que han sido sometidas por la embestida de la corrupción, del
Estado, del crimen organizado, la muerte, la desaparición; como en su momento
fueron los padres de los muchachos de Ayotzinapa, de toda la nación, como en
algún momento fueron Juan Francisco y sus amigos”.
Sicilia concluyó: “Tenemos
que estar esperando que toque a uno que es un referente nacional para que
podamos decir ‘ay, está la cosa fea’, y que simule el gobierno que va a
proteger a los periodistas”.
Por otra parte, Carlos
Lauría, coordinador sénior del programa de las Américas del Comité para la
Protección de los Periodistas (CPJ), declaró a este Semanario:
“Recordemos el legado que ha
dejado Javier al periodismo mexicano, es una pérdida enorme la de Javier;
además de ser una persona de coraje, de valentía, era una persona
extraordinaria, de una condición humana única, de una calidad humana, de una
sensibilidad muy especial. Un hombre verdaderamente muy querido, pero además de
un talento extraordinario; sus historias reflejaban el rostro humano de la tragedia,
el drama tan terrible que vive México. En fin, es un legado muy importante que
deja Javier”.
(SEMANARIO ZETA/ Cultura /Enrique Mendoza Hernández/
Lunes, 22 Mayo, 2017 12:00 PM)
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