Tiene 27 años, pero desde los 14 comenzó
a consumir drogas
Fue en su cumpleaños. Consiguió
mariguana con ayuda de sus amigos, y fue el gancho de los demás vicios.
Así comenzó la historia con
las adicciones de un joven paciente del Centro de Integración Juvenil que
prefirió omitir su nombre, historia relatada como parte del Día internacional
contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas.
El joven se refugió en las
drogas por la vida que llevaba. Sus padres se divorciaron, era un chico tímido,
y las drogas lo hacían ser un poco más extrovertido, a tener más confianza en
sí mismo.
"Llegó un punto en el
que me metía de todo, no me importaba nada, sólo meterme drogas, me sentía
seguro de mismo, no le temía a nada, dejaba de ser ese muchacho tímido, y poco
a poco empecé a ser más ególatra", manifestó.
"Mi droga favorita fue
la heroína, no hay droga más placentera para mí que esa, llegó el punto en el
que los brazos los tenía todos moreteados, me inyectaba dos dosis
diarias", explicó.
Mencionó que las drogas lo
alejaron de su familia. Él se calificaba a sí mismo como una buena persona,
pero poco a poco las drogas estaban terminando con ese concepto que él tenía.
"Yo hice muchas cosas,
hasta llegué a prostituirme para comprar droga, era un vicio caro. Para
drogarme como yo quería, mínimo gastaba 250 pesos diarios, no te imaginas todo
lo que llegué a hacer para conseguir dinero para drogarme", contó.
El joven señaló que estuvo en
prisión por portación de arma de fuego.
Reconoció que estuvo mucho
menos tiempo de lo previsto, ya que una persona que no esperaba pagó su fianza.
"Estaba acabado yo
dentro de la cárcel, sólo tenía un cambio de ropa, duré con él los 6 meses que
estuve ahí, pero esos 6 meses se me hicieron 6 años, pero un día llegó un señor
y me dijo 'oye, yo soy tu abogado', y me quedé así de 'ah cabrón, según yo no
tengo abogado', pues ese abogado era pagado por mi padre, él me sacó de
ahí", dijo.
Pese a tener esa experiencia,
el joven no dejó de drogarse, no fue suficiente el escarmiento.
El joven comentó que la
última droga que probó fue el cristal de manera inyectada. Esa droga hizo que
su cuerpo colapsara.
"Yo sabía que me iba a
morir, sabía que no tenía mucho futuro, honestamente, me entró miedo a morirme,
meses antes conocí a una mujer con la que hoy tengo una relación, pero ni eso
me hizo cambiar, el detonante que lo hizo fue el saber que si no dejaba de
drogarme iba a morir, tenía miedo de morir", aceptó.
Pesando 61 kilos y en un
pésimo estado el joven ingresó al Centro de Integración Juvenil, entró por
voluntad, adquirida por el miedo a morir.
El programa duró 90 días. Él
logró terminarlo, sin embargo seguirá bajo seguimiento por dos años.
Comentó que la relación con
su familia hoy por hoy está quebrada, sin embargo espera poco a poco ir sanando
esas heridas.
"Quiero casarme con la
mujer que amo, ya casi termino mis estudios, estoy en un buen trabajo, la vida
me ha premiado de muchas maneras, no pienso desperdiciar esta oportunidad, haré
las cosas primero por mí, porque sé que soy yo lo más importante, pero la
verdad es que quiero estar bien, para estar bien para las personas que
quiero", comentó.
La vida le cambió al joven después de
dejar las drogas.
Foto: Noroeste
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