El Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) planteó en su informe final sobre el caso Iguala,
presentado el día de ayer en el Claustro de Sor Juana, distintas interrogantes
que a la fecha la Procuraduría General de la República no ha salido a explicar.
El Grupo de Expertos destacó que en la noche de Iguala fuerzas de seguridad y
criminales llevaron a cabo un ataque coordinado contra los normalistas de
Ayotzinapa que se extendió mediante un cerco de 80 kilómetros para impedir la
salida de los jóvenes de la ciudad de Iguala. En este punto, el informe habla
sobre la existencia de una persona identificada como “caminante” con quien se
comunicaron varios de los policías en distintos en “horas críticas”. De este
personaje no se sabe nada. De lo que tampoco se conoce es sobre el móvil del
quinto autobús que una parte de los normalistas había tomado y que no estaba
siendo investigado. El GIEI también cuestiona la alteración de las escenas del
crimen como es la visita a escondidas que hizo el titular de la Agencia de
Investigación Criminal (AIC), Tomás Zerón de Lucio, en la zona aledaña del Río
San Juan un día antes de que se hallará los únicos restos humanos, así como la
repentina aparición de 42 casquillos y la desaparición de una moto de personal
militar que simplemente se extravió.
Los “misterios sin resolver” en el caso
Iguala. Gráfico: SinEmbargo.
Ciudad de México, 25 de abril
(SinEmbargo).– El Informe Ayotzinapa II, realizado por el Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), abre a muchas dudas,
lagunas y sospechas que no sólo alertan sobre la posibilidad de que evidencia
clave fuera alterada, sino que también marca rutas que permitirían saber el
destino de los 43 normalistas secuestrados y desaparecidos entre la noche del
26 de septiembre de 2014 y las primeras horas del día siguiente.
“CAMINANTE”
“Caminante”,
como está identificado en el informe.
El informe señala que el
análisis de las comunicaciones telefónicas de miembros de la Policía de Iguala
que participaron en el ataque y la detención de los normalistas en la noche del
26 y las primeras horas del 27 de septiembre de 2014 permite advertir que “al
menos seis elementos tuvieron comunicación con un número de teléfono
identificado en las agendas como ‘Caminante’. Al menos tres de ellos en horas
críticas durante la persecución y detención de los estudiantes. La identidad de
este usuario no ha sido esclarecida por la Procuraduría General de la
República”.
"Caminante" aparece mencionado tres veces en el último informe del GIEI
“Las llamadas de Fausto Bruno
Heredia [policía] en estas horas críticas (22:16-22:35) fueron a un número de
teléfono que se identifica bajo el nombre de ‘Caminante’. Este teléfono a su
vez se comunica con otros policías en horas críticas conforme al esquema en
numeral 13 infra. El contraste entre diferentes elementos de prueba debería ser
valorado tanto para la investigación como para la determinación de los
responsables”, dice en la página 196.
Más adelante, en la página
202, señala que durante toda la noche del 26 y 27 de septiembre, “seis miembros
de la Policía Municipal de Iguala tuvieron comunicación con el teléfono de una
persona identificada como ‘Caminante’.
Este número surge de la
extracción 746/2014-III, en el que se solicita la forensia en el teléfono que
se le confiscó a RAMIRO OCAMPO PINEDA, ‘EL CHANGO’”.
“Con dicho número –agrega–,
Fausto Bruno Heredia sostuvo 10 comunicaciones en las horas críticas desde las
22:16 y las 3:42 de la madrugada, cuando él se encontraba en las Antenas
cercanas a Juan N. Álvarez, a Comandancia, y durante la madrugada, Antenas
cercanas a Jardines y Villa de Guadalupe. Por su parte, Rubén Alday Marín, tuvo
29 comunicaciones en horas críticas, una desde la Antena Benito Juárez cercana
a Comandancia y el resto desde la Antena de Margaritas, entre las 23:03 y las
4:32. Los otros tres agentes que tienen comunicación con esta persona son
Zulaid Marino Rodríguez, Miguel Ángel Hernández Morales, y Enrique Pérez
Carreto”, cita el informe.
“En fecha 15 de mayo de 2015
la PGR acordó solicitar la información de este número. En el expediente al que
ha tenido acceso el GIEI, no consta el oficio remitido a la Empresa Telefónica
ni la respuesta al mismo. Tampoco en el expediente consta que se hayan
realizado diligencias de investigación para identificarlo y para establecer su
relación con la Policía Municipal de Iguala u otras”.
El “Caminante” es uno de los
misterios de la indagatoria.
El titular de la Agencia de
Investigación Criminal (AIC), Tomás Zerón de Lucio, junto a un agente vestido
de civil y con Agustín García Reyes, “El Chereje”, uno de los inculpados en el
caso, visitó, sin que esto haya sido consignado el expediente, la zona del Río
de San Juan un día antes de que ahí fuera hallada una bolsa con restos humanos,
evidencia que dio pauta para la identificación del normalista Alexander Mora
Venancio, uno de los 43 desaparecidos.
La llamada “verdad histórica”
de Jesús Murillo Karam está basada en la idea de que los estudiantes fueron
quemados en el basurero de Cocula. Por eso, para el Gobierno de México ha sido
muy importante confirmar que hubo un gran incendio allí y que allí se quemaron,
hasta su casi desaparición, los estudiantes.
La “verdad histórica” es tan
importante para Zerón como para Murillo Karam. ¿Sembraba evidencia para
apuntalar su versión? La duda persiste.
“El análisis de las imágenes
muestra que mientras los equipos periciales de PGR y el EAAF, así como la mayor
parte de los periodistas que lograron acceder al lugar, se encontraban
realizando los trabajos en el basurero de Cocula, uno de los inculpados, ya en
la proximidad de las casas del pueblo, donde se señala que fue encontrada la
bolsa con restos óseos que habrían sido sacadas del basurero de Cocula, fue
llevado a la zona donde al día siguiente sería descubierta una de dicha bolsas.
Estuvo acompañado por un escolta o custodio vestido de civil y por Tomás Zerón,
jefe de la Agencia de Investigación Criminal, en un lugar sin mayor presencia
de seguridad que se habría retirado en ese momento”.
El documento explica que de
esta pesquisa no existe registro en el expediente 001/2015 relativo al caso de
los 43 normalistas de Ayotzinapa. Menciona que se supo de la presencia del
titular de la AIC y “El Chereje” gracias a las grabaciones proporcionadas por
periodistas gráficos al Grupo de Expertos. Refiere que tras haber estado en el
lugar, el funcionario federal y el implicado en el caso se retiraron del lugar
y poco después una patrulla bloqueó el acceso al camino.
Todo ello queda consignado en
la grabación difundida ayer por el GIEI. En el video se aprecia que tras el
bloqueo al camino, uno de los forenses de servicios periciales encontró
evidencia en el cauce del río. El perito recogió lo que parecía ser huesos o
pedazos de hueso, sin que se pudiera identificar si correspondía a un humano o
a un animal.
Poco después, las imágenes
muestran al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) bajar del basurero
de Cocula en dirección a la zona aledaña del Río San Juan encontrándose con el
bloqueo. Los forenses explicaron su retirada del basurero para poder bajar con
luz dada la inseguridad de la zona. Mientras, el forense que se encontraba en
una zona cercana es captado cuando baja de nuevo al cauce del río al parecer
buscando nuevos elementos.
El video captado por
periodistas muestra cómo la responsable del EAAF, Mercedes Doretti, discute con
un agente de la PGR que minutos antes estaba en el escenario del cauce del río.
Según lo dicho por el EAFF el reclamo se originó porque los funcionarios de la
PGR se quejaron que el Equipo Argentino “trabaja poco y han bajado temprano del
basurero”. Posteriormente las imágenes captadas muestran al forense que estaba
en el río subir de donde se estaba, encontrándose en el lugar una mujer vestida
también con mono blanco de servicios periciales, junto con otros colaboradores.
Ambas personas salen del lugar observando el suelo en un área aledaña al cauce.
“De ninguna de estas
diligencias existe registro en el expediente 001/2015 relativo al caso de los
43 normalistas de Ayotzinapa. Si bien la historia oficial sobre el lugar señaló
que el descubrimiento se hizo el día 29 y que los inculpados fueron llevados
posteriormente para reconstruir la secuencia de hechos, la evidencia muestra
que el día anterior se llevó a cabo una preparación de dicho escenario sin que
existiera ningún registro de estos hechos”, plantea el informe del GIEI.
“La evidencia muestra que uno
de los inculpados (el Chereje) fue llevado a dicho lugar el día 28 de octubre
de 2014, donde estuvo en el lugar en que al día siguiente sería descubierta
la bolsa. También aparecen imágenes del trabajo de servicios periciales que
recogen muestras del mismo lugar. De ninguna de estas diligencias existe
registro en el expediente 001/2015 relativo al caso de los 43 normalistas de
Ayotzinapa. Si bien la historia oficial sobre el lugar señaló que el
descubrimiento se hizo el día 29 y que los inculpados fueron llevados
posteriormente para reconstruir la secuencia de hechos, la evidencia muestra
que el día anterior se llevó a cabo una preparación de dicho escenario sin
que existiera ningún registro de estos hechos…”
EL QUINTO AUTOBÚS
La carta firmada por el chofer que no
escribió el chofer.
El Informe Ayotzinapa I
alertó sobre la existencia de un quinto autobús que una parte de los
normalistas había tomado y que no estaba siendo investigado. Ahora, el Informe
II plantea más dudas y contradicciones.
“Este quinto autobús
Estrella Roja, que salió por la puerta de atrás de la Central Camionera, se
detuvo antes de salir de la ciudad, y después fue parado por Policía Federal,
cerca del escenario del Palacio de Justicia donde se encontraba bloqueado y era
agredido otro autobús de normalistas por parte de la policía municipal, el
Estrella de Oro 1531”, narra el informe.
“Los estudiantes que iban en
ese 5o autobús sobrevivieron a los hechos pero fueron perseguidos y sufrieron
disparos por parte de policías municipales, con participación de una patrulla
ministerial según su testimonio, durante cerca de 3 horas hasta conseguir
salvarse. La opacidad de la existencia de este autobús, las contradicciones
evidentes del testimonio del chofer, así como una carta encontrada con su
firma que confirma el testimonio de los normalistas, fueron parte de las
cuestiones que llevaron al GIEI a plantear una hipótesis del caso que debía
ser investigada. Esta hipótesis es la posibilidad de que dicho autobús
podría haber sido un medio de transporte de la heroína que se produce en la
zona, lo que podría explicar el nivel del operativo dirigido a no dejar salir
los autobuses, al cerco en la carretera que se muestra en este estudio y la
agresión creciente contra ellos, con la desaparición forzada de los
normalistas y el ataque masivo contra el autobús de Los Avispones”, dice el
segundo informe.
El descubrimiento del quinto
autobús, realizado por el GIEI y no investigado por la PGR, permite advertir
que no sólo policías locales, sino también federales participaron en los
hechos. La sospecha de que ese camión estaba cargado de heroína hace todavía
más urgente la investigación, porque es el epicentro de una acción conjunta y
extendida de narcotraficantes y policías en activo que pasa por encima de los
normalistas. La sospecha, más claramente, es que los agentes vigilaban un
cargamento de drogas que iba en ése autobús, y que en su “encomienda” no
escatimaron en atacar a jóvenes estudiantes.
Sin embargo, esta tesis sigue
sin investigarse por alguna extraña razón. Y lejos de eso, han aparecido
declaraciones contradictorias del chofer y una carta firmada con él pero que no
escrita por él, que hace ver el interés de las autoridades investigadoras de
construir una versión, no encontrar la verdad.
“Para el GIEI esta hipótesis
sigue sin ser explorada en profundidad. Muchas de las diligencias llevadas a
cabo se han realizado por iniciativa del GIEI, salvo las pruebas grafológicas.
La investigación sobre el trayecto, y otros testimonios que puedan ser
recogidos, además de la asistencia jurídica internacional contribuirá ojalá
a un mayor esclarecimiento. De igual manera se debe investigar si se están
cometiendo falsedades o se está pretendiendo engañar a la justicia. Para el
GIEI la situación ha evolucionado desde una ausencia en la narración de los
hechos de un autobús que no existía en el expediente, a la comprobación del
mismo, y de la integración de su historia en el conjunto del operativo llevado
a cabo la noche del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala. Los estudiantes de
ese autobús fueron sobrevivientes, el autobús no fue atacado, y la versión
dada por el chofer no coincide con la realidad. La aparición del manuscrito y
los testimonios de trabajadores de la empresa avalan el contenido del escrito
que confirma la versión de los normalistas”.
LA MOTO EXTRAVIADA
Foto tomada por el militar desde la moto
“desaparecida”.
Hay un evento por demás
extraño, planteado en el informe del GIEI y apenas expuesto por la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Se refiere a un militar que aparece en una
motocicleta justo cuando un grupo de estudiantes es sacado de un camión y
llevado a unidades de policía. Eso sucedió bajo un puente, frente al Palacio de
Justicia (desde donde, por ciento, se tomaron imágenes de los hechos pero el
material está “extraviado”). El militar toma fotos y abandona el lugar, dejando
la moto.
“En ninguna de las primeras
declaraciones de militares de diciembre de 2014 se hace referencia a una moto
que habría sido sustraída por agentes de policía municipal en la zona del
Palacio de Justicia. Tampoco en las nuevas declaraciones tomadas en agosto de
2015. Sin embargo, en septiembre de 2015, unos días después de publicado el
informe Ayotzinapa, donde se señala que los militares habrían acudido a la
comandancia de barandilla preguntando por una moto, e inspeccionado por tal
motivo las instalaciones después de regresar del Palacio de Justicia.
¿A qué se debe esa
ampliación de declaración de dos militares sobre el mismo hecho? En esas
nuevas declaraciones se señala que después del levantamiento de la escena del
crimen de Juan N. Álvarez, los militares habrían ido al palacio municipal
para recoger dicha moto, y que el teniente G les avisó que la moto estaba en
dicho lugar mientras estaban custodiando el lugar donde quedaron muertos dos
estudiantes. Sin embargo ese hecho no fue citado en su declaración por el
teniente JG, ni por ninguno de los militares que formaban parte de esa patrulla
en sus declaraciones anteriores. En todas ellas, después de salir de la escena
de Juan N. Álvarez los militares señalaron que se retiraron al 27 Batallón”,
dice el informe.
El GIEI agrega las siguientes
recomendaciones:
Ordenar una inspección al
equipo de cómputo de cargo en el pelotón de información del soldado EME y de
JMC, de conformidad con la información que suscribe el COR.JM y LIC. MLAGDEL
10 DE SEPTIEMBRE DE 2015 y en el oficio NÚMERO SVII-2223 del 21 de septiembre
de 2015, DE LA DEPENDENCIA DE LA PROCURADURÍA DE JUSTICIA MILITAR. SECCIÓN
C.C.A.E. MESA SÉPTIMA, con la finalidad de obtener los archivos originales.
Tomo 137, hojas 357.
Solicitar al Batallón 27 los
archivos originales de las fotografías que enviaron mediante oficio y que
contienen fotografías del Palacio de Justicia el día 26 de septiembre de
2014. Tomo 137.Disponer una pericia sobre los originales de estas tomas
fotográficas para que se determinen todos los aspectos que son relevantes para
la investigación, así como el análisis detallado de los vehículos y
patrullas que aparecen en las tomas, la fecha etc
Solicitar al Batallón 27 el
material original de los videos entregados y grabados el 26 y 27 de septiembre
de 2014, que fue enviado mediante oficio a la PGR y de los demás que se posean
con ocasión de los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014.
Ordenar un dictamen pericial
de ese material fílmico para que se determine hora, fecha, lugar y persona o
vehículos que aparecen en el mismo. Así como la transcripción de lo que se
dice en el video.
Solicitar información al
Batallón 27 respecto de una moto Yamaha 125 FRG 26 modelo 2012, todos los
registros de la misma desde agosto de 2014 hasta octubre de 2014. Así como
todos los registros de asignación, quién era su conductor, para que
actividades estaba dispuesta etc.
De igual manera mencionamos
que faltan miembros del Batallón 27 que no han declarado y que es nuestro
deseo estar presentes cuando se llevan a cabo estas diligencias.
Solicitar al Batallón 27,
información sobre denuncias de retención, pérdida o recuperación de un
vehículo motocicleta durante el día 26 de septiembre de 2014.
LA MULTIPLICACIÓN DE LAS BALAS
Las misteriosas balas.
A decir del GIEI el tema del
resguardo del basurero es “particularmente problemático” ya que el día 27 de
octubre de 2014 llegaron peritos de la PGR y el EAAF al lugar, en él ya se
encontraba personal militar y policía ministerial. Ambos equipos de peritos trabajaron
de forma conjunta hasta el 6 de noviembre. Para efectos de diferenciación
denominaron zona A, a la parte alta del basurero de Cocula, aquella a la cual
se llega en vehículo, y la zona de la hondonada como zona B.
“Como da cuenta el dictamen
folio 78632 de AP/PGR/SEIDO/UEIDMS/818/2014 de 7 de noviembre de 2014, página
7, se inspeccionó la zona A para casquillos de balas, entre otros indicios que
pudieran ser de interés criminalístico o forense”, dice el informe.
Otra de las inconsistencias
reportadas precisamente por el Grupo Interdisciplinario, la cual había sido
consignada con anterioridad en el peritaje del EAAF, es el hallazgo de 42
casquillos “que se encontraban entre las piedras, en una zona a la vista de cualquier
persona que circula por la parte alta del basurero y que había sido
inspeccionada cuidadosamente semanas antes por los equipos de criminalística y
los forenses”.
El Grupo menciona en su
informe que esa zona fue inspeccionada
el 7 de noviembre de 2014 para buscar elementos de balística. En esa ocasión,
se levantaron 13 casquillos tras lo cual, según informó al GIEI, el EAAF
solicitó que se determinara el resguardo del lugar. Sin embargo, tanto la
prensa como otras personas circulaban con total libertad por el lugar. Días
después se hallaron los 42 casquillos.
“Resulta inexplicable que
desde el 27 de octubre al 5 de noviembre de 2014 nadie haya visto esa evidencia
tan significativa. Dichos casquillos
eran de distintos calibres y por su ubicación claramente no cayeron luego de
ser percutidos por las armas respectivas, ya que se encontraban
agrupados.Alguien los tuvo que haber colocado ahí”, refiere el GIEI sobre esta
evidencia.
El reporte dice que esta
situación es de máxima gravedad ya que, de acuerdo con la pericia balística del
EAAF, uno de los 42 casquillos levantados el 15 de noviembre de 2014 había sido
percutido por la misma arma que un casquillo recogido por la PGR y el EAAF en
la zona B u hondonada del basurero y otro recogido en la zona A, ambos en el
período que tanto la PGR como el EAAF se encontraban recogiendo evidencias.
(SIN EMBARGO.MX/ Redacción / abril 25,
2016 - 10:56 am)
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