Los hallazgos de varios peritajes
realizados por expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF)
publicados en el Dictamen Sobre el Basurero de Cocula, Guerrero, establecen al
menos 27 irregularidades y contradicciones con la versión de la Procuraduría
General de la República (PGR), que afirma que los normalistas de la Escuela
Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa fueron asesinados y cremados en
ese lugar en septiembre de 2014.
Las paredes del basurero de Cocula,
Guerrero, el 27 de octubre de 2014, un mes después de la desaparición de los 43
normalistas. Foto: Especial
Ciudad de México, 21 de abril
(SinEmbargo).– El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró al
menos 27 irregularidades en el caso de los normalistas de Ayotzinapa, que van
desde los hallazgos en el basurero de Cocula hasta las piezas dentales que
presuntamente pertenecen a los estudiantes.
A unos días de que el Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presente su último informe sobre las
investigaciones que ha realizado en México como coadyuvante en el caso de la
desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 y la madrugada
del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, el EAAF presentó sus
principales hallazgos, los cuales difieren de la versión oficial con al menos
27 irregularidades.
El 1 de abril, en una
declaración conjunta, el subprocurador de Derechos Humanos, Eber Omar Betanzos
Torres, y un vocero del panel de expertos sobre dinámica de fuego, dieron a
entender que el tercer peritaje encontró evidencia de 17 o más cuerpos quemados
en un gran evento de fuego, en ese basurero, lo que se acomoda a la versión
oficial del gobierno de México, conocida como “verdad histórica”. Esto provocó
una ruptura entre GIEI, los padres de los 43 normalistas y la PGR.
Un día después, el EAAF dijo
en un comunicado que no existen datos contundentes que puedan confirmar un
evento de fuego reciente vinculado a la desaparición de los estudiantes y
también aclaró que los restos óseos hallados hasta el momento en el basurero de
Cocula no se pueden relacionar con los estudiantes. El GIEI acusó a la
dependencia encabezada por la Procuradora Arely Gómez González de haber
liberado un peritaje parcial y los padres dijeron que la dependencia violó los
acuerdos con el Presidente Enrique Peña Nieto de no divulgar información sin
antes presentarla con las familias de los jóvenes desaparecidos.
Recolección y embalado de evidencia en
noviembre de 2014. Foto: Especial
LAS INCONSISTENCIAS
Una de las inconsistencias o
irregularidades principales dadas a conocer ayer por el EAAF a través del
Dictamen sobre el Basurero de Cocula, que hicieron público, se refiere a la
evidencia encontrada en el basurero que muestran varios incendios de pequeña
magnitud de acuerdo con el daño causado en la vegetación, pero ningún incendio
del tamaño necesario para cremar a 43 personas.
“El examen multidisciplinario
de la evidencia Biológica y No Biológica recuperada en el Basurero de Cocula y
la información adicional reunida, no respalda la hipótesis de que hubo un fuego
de la magnitud requerida y de la duración informada en la madrugada del 27 de
septiembre de 2014 que habría arrojado como resultado la incineración en masa
de los 43 estudiantes desaparecidos”, dice el dictamen en su conclusión final.
Los peritos también concluyen
que hasta el momento no se encontró evidencia científica para establecer una
correspondencia entre los elementos recuperados en el basurero y los
estudiantes desaparecidos.
Incluso concluyen que “no
existen elementos científicos suficientes por el momento para vincular los
restos hallados en el Basurero de Cocula con aquellos recuperados, según la PGR
[Procuraduría General de la República], en la bolsa del Río San Juan, de donde
proviene la única identificación positiva hasta la fecha de uno de los
normalistas desaparecidos, Alexander Mora Venancio”.
LOS INCENDIOS EN COCULA
Sobre la incineración de los
cuerpos en el basurero de Cocula, el equipo forense encontró evidencia de que
en el lugar hay “multiplicidad de eventos de fuego” a lo largo de los últimos
10 años, desde que se utiliza como depósito de residuos, de acuerdo con
fotografías satelitales.
De acuerdo con el peritaje
“la mayor parte del follaje no mostraba señal alguna de haber sufrido los
efectos del calor; aproximadamente 11 ramas mostraban diversos niveles de daño
por calor y fuego”.
Los peritos encontraron
varios tocones [pedazos de tronco], algunos de ellos cortados con máquina y
concluyeron que la mayoría de ellos “experimentó efectos menores de exposición
al calor. Sin embargo, como el calor radiante no se ve afectado por las
condiciones climáticas y se extiende desde el foco del incendio en línea recta,
un gran incendio provocaría efectos de calor significativos en el área
inmediatamente alrededor del incendio, y ese no fue el caso aquí”.
El peritaje también concluye
que las declaraciones de los inculpados sobre cómo se utilizaron los neumáticos
para cremar a las víctimas, no coincide con los hallazgos.
“La información de la PGR así
como las declaraciones de los inculpados mencionados anteriormente, sugieren
que se usaron madera –troncos–, neumáticos, plástico, gasolina y/o diesel para
cremar a las víctimas. Con respecto a los neumáticos mezclados con los restos
de víctimas, la información de los inculpados sobre cómo se utilizaron los
neumáticos no fue coincidente. Uno de los inculpados informó que las víctimas
fueron colocadas sobre los neumáticos puestos en el suelo; otro inculpado
informó que los neumáticos fueron colocados arriba de las víctimas. Un
inculpado indicó que se usaron entre 10 y 15 neumáticos”, destaca el documento.
“Si los neumáticos se
hubieran colocado sobre el piso con las víctimas encima, habrían quedado restos
parciales de las paredes laterales de los neumáticos junto con los hilos de
acero. Como se indicó anteriormente, hubo al menos 8 neumáticos tomados por el
equipo de la PGR de México y hubo piezas de lo que se sospecha que es goma
encontrada en los indicios recolectados. Si los neumáticos hubieran sido
colocados arriba de las víctimas, se habrían consumido por completo y sólo
hubieran quedado los hilos de acero”, indica el informe.
Los investigadores
encontraron que se incineraron restos no humanos en el basurero de Cocula, pues
algunos coinciden con un perro o un “animal similar”.
En el basurero se encontró
evidencia dental que no corresponde con los normalistas.
“Se recuperó evidencia dental
de carácter más sofisticado, consistentes en puentes o prótesis parciales
fijas. Esta evidencia no es consistente con la asistencia dental a la que
pudieron acceder los 43 normalistas, según los datos recabados entre sus familiares.
Por lo tanto, se concluye que el sitio se usó para disponer e incinerar restos
humanos más allá del evento del 26-27 de septiembre de 2014 que involucró a 43
normalistas”, dice el dictamen.
Así se veía el sitio el 6 de noviembre
de 2014, cuando terminó el levantamiento de la evidencia. Foto: Especial
INCONSISTENCIAS EN EL PERITAJE DE BALÍSTICA
Junto a la falta de evidencia
científica para afirmar que en el basurero de Cocula fueron incinerados los
cuerpos de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el equipo Argentino detectó otras
irregularidades en la investigación de la PGR como fue el repentino hallazgo de
41 casquillos en una zona que ya había sido inspeccionada.
El EAAF concluyó, tras más de
un año de trabajo científico independiente sobre la evidencia física
recolectada y analizada proveniente del Basurero de Cocula, que no es posible
que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes,
pues no hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial.
En el marco de la investigación sobre el caso Iguala, el Equipo Forense da
cuenta de otras irregularidades en la recolección de evidencia.
El documento menciona que en
la diligencia del 15 de noviembre del 2014, realizada por la PGR y la Subprocuraduría
Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y por peritos
de la Coordinación General de Servicios Periciales (CGSP) de la PGR se hallaron
42 casquillos, 41 de ellos juntos, en una zona ya inspeccionada por ambos
grupos de peritos entre el 27 de octubre y el 6 de noviembre del 2014 y en un
lugar entres dos rocas de uso continuo por ambos equipos.
“El hecho de que los 41
casquillos hayan sido hallados todos juntos debajo o según aparece en el video
de la CGSP de PGR entre dos piedras, deja en clara evidencia que la ubicación
de los mismos no son producto de la disposición que debería darse al ser
eyectados o extraídos de un arma de fuego que fuera disparada en el lugar, sino
que estos fueron colocados por alguna persona en ese lugar, que es la única
forma en que 41 casquillos percutidos por la misma arma, como fuera informado
en el Dictamen del Departamento de Balística, puedan quedar amontonados todos
juntos entre las piedras en un mismo lugar”, planteó el Equipo Argentino de
Antropología Forense en su peritaje de febrero pasado.
Refirió que desde su punto de
vista existe “un serio cuestionamiento sobre el hallazgo de la evidencia que
PGR señala recuperó el 15 de noviembre del 2014”. Dijo que al coincidir al
menos uno de los elementos balísticos recuperados entre los 42 cartuchos
mencionados con un cartucho recuperado en la ZONA B por ambos grupos de
peritos, “arroja una duda importante sobre la evidencia balística recuperada en
Zona B por ambos equipos forenses entre el 27 de octubre y 6 de noviembre del
2014”.
El documento del equipo de
peritos destaca que en su declaración del 28 de octubre de 2014 de uno de los
imputados en la desaparición de los estudiantes, Jonathan Osorio Cortes, dijo:
“Nos dijo que solo lleváramos
“cortinas”, es decir, armas cortas como las 9 milímetros; se nos instruyó que
no lleváramos las armas largas que teníamos asignadas.
“… Vi que Pelón, Mente o
Cerebro, Pardo llevaban armas largas como Cuernos de Chivo, por su parte Duba,
Cepillo, Rana y Pato llevaban cada uno una 9 mm, Peluca llevaba una .38 Súper,
yo llevaba mi 9 mm que nunca ocupé….”
Por su parte, en su declaración,
también del 28 de octubre de 2014, Agustín García Reyes aseguró:
“… Y es como veo que el Pato,
el Cepillo y/o el Terco, el Guereque, el Primo y el Bimbo los cuales todos
llevaban armas de fuego cortas y todos ellos disparan hacia donde estaban amontonados
todos los estudiantes…”
El EAAF detalla que en las
declaraciones de dos de los imputados se hace alusión a las armas que
supuestamente fueron utilizadas la noche del 26 de septiembre de 2014, para
asesinar a los normalistas.
Explica que el resultado
llamativo es que los implicados hacen referencia a armas cortas y largas, y con
respecto a los calibres, solo mencionan 9mm, principalmente, .38 Super y por
defecto, 7.62 mm en relación a los “Cuernos de Chivo”, al rifle de asalto AK 47
en sus diferentes versiones, donde la nominación técnica del calibre es: 7.62 x
39 mm.
Los peritos indican que al
confrontar esta información con la evidencia balística hallada por la
Coordinación General de Servicios Periciales y el EAAF entre el 27 de octubre
del 2014 y el 6 de noviembre del mismo año, así como aquellas recuperadas solo
por la PGR el 15 de noviembre del 2014, en el basurero de Cocula “se observa
claramente que las armas más representadas en el lugar son fusiles de asalto
calibre .223R/5.56 x 45 mm, representados en 73 casquillos de ese calibre y
armas calibre .22LR, estos últimos representados casualmente por 43 casquillos.
Respecto a las armas calibre 9 mm, sólo fueron hallados 12 casquillos y solo 4
casquillos de calibre 7,62 x 39 mm”.
En este sentido, destaca el
peritaje del grupo, “existe una clara contradicción en cuanto a las armas que
los testigos señalan haber utilizado y las evidencias balísticas halladas en el
lugar”.
El documento precisa que de
las 35 armas de fuego de las que dispararon esos cartuchos fueron solo 2 de
calibre 7,62 x 39 mm, 4 de calibre 9 mm, 8 armas de calibre .22LR y 25 de
calibre .223R / 5.56 x 45 mm.
“Esto implica que, sobre las
39 armas de fuego individualizadas en el análisis balístico del EAAF, sólo 4
armas son consistentes con las declaraciones de los inculpados pero las
restantes 35, es decir la mayoría, no son consistentes con las armas que declararon
que portaban esa noche los inculpados”, concluyen los peritos argentinos.
En el dictamen hacen una
comparación entre las armas que fueron identificadas de acuerdo con los
casquillos recuperados. Por una parte, mientras el imputado Jonathan Osorio Cortes,
dijo en su declaración: “se nos instruyó que no lleváramos las armas largas que
teníamos asignadas”, de las 25 armas representadas en 73 casquillos
correspondientes al calibre .223R /5.56 x 45 mm, que son armas largas, no
coincide con lo declarado por Osorio.
Además, tampoco es
consistente lo declarado por los inculpados, que consta en la averiguación
previa PGR/SEIDO/UEIDMS/871/2014 sobre las armas que portaban la noche del 26 y
la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en el basurero de Cocula, con el
hallazgo de 43 casquillos calibre .22LR, pues nunca mencionan este tipo de
armas.
Los expertos reiteran que,
según lo declarado por los inculpados por el caso, los estudiantes habrían sido
asesinados por ellos y otros miembros de los Guerreros Unidos con armas de
calibres 7.62 x 39 mm (fusiles), de 9 mm (pistolas o subametralladoras), y de
.38 Super (pistolas o revólveres). Sin embargo, dice el EAAF, “de haber sido
así, sería esperaba haber encontrado en el sitio más evidencia de estos
calibres”.
El documento recuerda que, de
acuerdo también con las declaraciones de los implicados, se detalla que sólo
una persona, identificada como “Peluca”, llevaba una “.38 Super”, y que el
resto llevaban calibre 9mm, lo que contrasta “con la evidencia hallada en el basurero,
donde el calibre más representativo recuperado es calibre .223R/5.56 x 45mm,
que representa el 55 por ciento y .22LR que representa el 32 por ciento. Estos
dos calibres ni siquiera son mencionados en sus declaraciones y representan el
87 por ciento de los casquillos recuperados”.
“En este sitio sólo fueron
recuperados 4 proyectiles o fragmentos de éstos, en función de las
declaraciones y el número de proyectiles hallados (4) en relación al número de
casquillos hallados (134) es una cantidad inusual”, recalca el documento.
Para el dictamen en el
basurero de Cocula, el EAAF integró un grupo interdisciplinario integrado por
26 peritos calificados en arqueología, antropología, criminalística,
entomología y botánica forense, balística, dinámica de fuego, interpretación de
imágenes satelitales, odontología forense, genética y trauma óseo, de diversos
países como Argentina, México, Estados Unidos, Colombia, Uruguay y Canadá.
Los peritos concluyeron que
se encuentran ante un caso abierto y no cerrado: “encontramos ante un caso
abierto, en donde los dos sitios de recuperación de restos [el alegado por PGR
en Río San Juan y el Basurero de Cocula] son inciertos y problemáticos”.
(SIN EMBARGO.MX/ Shaila Rosagel / abril
21, 2016 - 12:40 pm)
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