Mientras millones de pesos
son desperdiciados por la Secretaría de Salud, pacientes mueren en hospitales
públicos y pasan días en estado de descomposición. Francisco Vera González, el
tercer secretario en la actual administración estatal de Vega de Lamadrid, dice
poner su vida en manos de un sistema con errores que han cobrado vidas.
Dos días permaneció olvidado
el cuerpo de Julio de la Cruz Palomares en uno de los pisos del Hospital
General de Tijuana.
Sin vida sobre una camilla,
su desnudez cubierta por una cobija y una sábana blanca, con la piel del rostro
quemada.
El hombre de 31 años de edad
fue incinerado vivo en la canalización del Río Tijuana, donde vivía en estado
de indigencia.
Ese mismo día, el 2 de marzo,
ingresó al Hospital General con quemaduras en rostro y brazos, falleció una semana
después, el 9 de marzo de 2016.
Fue hasta el viernes 11 que
personal hospitalario dio aviso a la Policía Ministerial del deceso. El estado
de descomposición era tal que para los agentes resultó “imposible recabar media
filiación”.
Tanto en los brazos de Julio
como en los pañales debajo de su cuerpo, quedaron fluidos de color turbio y
olor fétido.
El Hospital General de
Tijuana es uno de los centros de salud con mayor número de ingresos en Baja
California.
En un fin de semana
ajetreado, recibe hasta 400 personas en urgencias, supera las 60 mil consultas
al año y tiene más de 200 camas disponibles para pacientes hospitalizados.
La población que ahí se
atiende es la más vulnerable. A falta de un trabajo formal que les ofrezca un
sistema de cobertura médica, un millón 100 mil personas son derechohabientes
del Seguro Popular en la entidad.
El Hospital General de
Tijuana es uno de los lugares donde son atendidos.
Quienes ahí laboran relatan
cómo pacientes han fallecido por situaciones tan prevenibles como falta de
material y equipo médico. “Los pacientes compran medicamentos, ropa, jeringas y
soluciones.
El patólogo no puede hacer
diagnósticos por falta de equipo, se suspenden cirugías por falta de material y
uno de los esterilizadores médicos está a punto de descomponerse”, relata un
trabajador del Hospital General, también hay casos de denuncia.
En 2015, más de 250 quejas se
presentaron ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Baja
California por violaciones al derecho a la protección de la salud.
Los motivos incluyen la
omisión de proporcionar atención médica y de brindar atención médica o
psicológica de urgencia, así como negligencia.
CON DINERO, PERO SIN GASAS NI ALCOHOL
En Baja California se
etiquetaron mil 800 millones de pesos a la Secretaría de Salud para el
ejercicio fiscal 2016. Con este presupuesto, se atiende a más de un millón de
personas inscritas al Seguro Popular, pero también se mantiene una nómina de 8
mil personas.
De acuerdo con la cuenta
pública 2014 del Gobierno del Estado en cuanto al Fondo de Aportaciones para
los Servicios de Salud, el 85.8 por ciento de los recursos transferidos ese
año, se destinaron a servicios personales.
resto de los mil 747 millones
265 mil 500 pesos, se distribuyeron un 2% en medicamentos, 4.8% en materiales y
suministros, y un 7.2% en servicios generales.
“El tema principal tiene que
ver con recursos, tenemos que ser muy eficientes y eficaces para solventar todo
lo que se viene. (El presupuesto) No es extraordinariamente alto”, refiere
Francisco Vera González sobre los focos rojos en la Secretaría de Salud.
El 11 de marzo, Vera González
se convirtió en el tercer secretario de Salud al que el gobernador Francisco
“Kiko” Vega toma protesta en un periodo de dos años y cuatro meses, menos de la
mitad de su sexenio.
El médico ensenadense ya
había ocupado el cargo de secretario de Salud entre 2001 y 2006, durante la
administración de Eugenio Elorduy Walther.
Su actual entrada responde a
la salida de Sergio Tolento del cargo, en aspiraciones de una diputación local.
Así como en años anteriores,
2015 cerró con un subejercicio de millones de pesos en la Secretaría de Salud,
dinero necesario para equipar los centros de salud. Al respecto, el titular
opina:
“Ese subejercicio no impacta
en una forma negativa muy importante. El tema de medicamentos e insumos, es
prioritario para estos cuatro años que nos quedan, sobre todo en hospitales”
En entrevista con ZETA, el
secretario comenta que los recursos resultan insuficientes porque el
presupuesto aprobado no considera situaciones de emergencias como las recientes
epidemias de dengue, chikungunya y rickettsia.
Además, “el crecimiento en
cuanto a recursos humanos y materiales
no va acorde a la cantidad de población que hay en el Estado”.
Sin embargo, para el
secretario “los faltantes, a veces, no es lo más grave. Lo más importante es el
diálogo, ver las necesidades que tiene cada uno y poderlas solventar”.
Habla de su experiencia al
visitar el Hospital General de Tijuana, el mismo donde un cadáver permaneció
olvidado por dos días y donde los pacientes deben comprar los insumos que
necesitan.
“Es el más grande y el que
atiende a más personas, me tocó ver cómo las personas están siendo atendidas.
Mis felicitaciones al equipo”, asegura.
Y añade: “Si yo tuviera un
accidente, quisiera que me llevaran al Hospital General de Tijuana, Mexicali o
Ensenada, es donde se da la atención más rápida y más pronta”.
Reconoce “inclusive con todas
las deficiencias que ahorita podemos contar en cuanto a insumos, que también
tiene mucho que ver con cuestiones administrativas, de compras, de situaciones
que complican el abasto oportuno”.
Sobre los insumos faltantes,
el secretario de Salud en Baja California admite que se trata de artículos tan
básicos como alcohol y gasas. Para remediarlo, propone un plan emergente,
principalmente en Tijuana y en Mexicali.
“El Hospital Tijuana me dio
sus requerimientos urgentes, entre 10 y 12 medicamentos e insumos. Las
gestiones administrativas tienen que ser mucho más expeditas, ágiles para no
tener en ese sufrimiento a los hospitales”, detalla.
ATENCIÓN INSUFICIENTE PARA UNA POBLACIÓN EN
CRECIMIENTO
Para Francisco Vera González, otra de las
causantes de la falta de atención puntual es el incremento de la población,
cada año reciben entre 30 y 40% más pacientes que los proyectados.
Tan solo en el Hospital
General de Tijuana, el 60% de las atenciones médicas se concentran en el área
de ginecoobstetricia.
“Tenemos que desfogar la
atención a mujeres embarazadas, partos y cesáreas”, instruye el funcionario
estatal.
Desde 2011, en Tijuana se
construyó el Hospital Materno Infantil, precisamente para concentrar este tipo
de atenciones y liberar la carga de trabajo en el Hospital General de Tijuana.
Hasta ahora, el nosocomio no ha iniciado operaciones por falta de presupuesto,
por lo que el doctor Vera afirma que el lunes 14 de marzo se aprobó el
presupuesto para equipamiento, equivalente a 149 millones de pesos.
“El Gobierno del Estado
invirtió 20 millones de pesos para acondicionar el edificio para recibir el
equipamiento”, agrega.
El secretario considera que
en no más de tres meses, podría tener una propuesta lista para financiar la
operación mediante un esquema de ajuste tanto a las posibilidades del gobierno
estatal como de la propia Secretaría, con un presupuesto de 200 millones de
pesos al año.
Precisamente para abatir la
saturación en el Hospital General de Tijuana, expone los planes de construcción
del Hospital El Florido-La Morita en la Zona Este de la ciudad, la de mayor
población y crecimiento, así como la más alejada del Hospital General.
Sería “un Hospital General
pequeño, del tamaño del de Rosarito, pero como 20 camas para atención y una vez
concluido, con una unidad de cirugía ambulatoria a un lado”.
Se trata de una Unidad de
Especialidades Médicas en Enfermedades (UNEME), de las cuales Vera González
fungía como titular antes de asumir la dirección de la Secretaría de Salud.
En Tijuana, por ejemplo, la
UNEME -ubicada a un costado del Hospital General de Tijuana- realizó cuatro mil
cirugías electivas (no urgentes) en 2015.
La misma modalidad aplicaría
en el nuevo hospital a construirse en esta ciudad.
También en Mexicali, el
secretario de Salud espera que antes de diciembre de 2016, se concluya la
construcción de una UNEME.
Además, en 2016 se proyecta
la creación de la Unidad Oncológica de Tijuana cerca del Libramiento Rosas
Magallón en la delegación Sánchez Taboada, para tender a pacientes de cáncer
con tratamiento en radioterapia y quimioterapia.
Con más infraestructura y un
esquema diferente de abastecimiento de insumos, es como el secretario de Salud
pretende abatir la insuficiente atención en los centros de salud públicos de
Baja California.
(SEMANARIO ZETA/ FOTOS: Jorge Dueñes
/Inés García Ramos /Lunes 21 marzo, 2016 01:00 PM)
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