El caso de la diputada Lucero
Sánchez, la novia de Joaquín “El Chapo” Guzmán, confirma que los partidos
políticos han fracasado en evitar la infiltración del narco en las campañas. El
proceso electoral de este año los pondrá a prueba otra vez
En Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y
Quintana Roo, existen antecedentes históricos de que los cárteles de la droga
operan en el proceso electoral y son un factor en el resultado de la elección
Todas las acciones que han anunciado los
partidos políticos para protegerse en contra del crimen organizado han
fracasado una y otra vez
El caso de Lucero Sánchez, la
diputada de Sinaloa presuntamente pareja sentimental del narcotraficante
Joaquín Guzmán Loera, no sólo exhibe al Partido Acción Nacional que la postuló
como su legisladora en el pasado proceso electoral.
“La Chapodiputada” recuerda
la incapacidad de todos los partidos políticos del país para diseñar un
blindaje para evitar que la infiltración del crimen organizado siga avanzando
en las campañas.
Antes del caso de la
legisladora Lucero Sánchez, quien enfrenta hoy un proceso de desafuero por
parte de la PGR, estuvo José Luis Abarca del PRD, el alcalde de Iguala,
Guerrero, ligado con el narcotráfico; y poco antes, el priista Jesús Reyna,
gobernador de Michoacán coludido con el crimen organizado.
Y antes que ellos algunos
más: los ex gobernadores del PRI, Tomás Yarrington y Mario Villanueva, de
Tamaulipas y Quintana Roo, respectivamente.
O el Exdiputado federal del
PRD, Julio César Godoy Toscano, acusado de tener nexos con el capo Servando
Gómez Martínez, “La Tuta”.
La realidad política ha
demostrado que todas las acciones que han anunciado los partidos para
protegerse en contra del crimen organizado han fracasado una y otra vez.
El proceso electoral que se
celebrará este año en México -12 gubernaturas en juego- pondrá a prueba una vez
más la capacidad de los partidos políticos de poner controles para evitar que
los “narcocandidatos” se apoderen de los puestos de elección.
Como ha ocurrido en las
elecciones anteriores, las principales fuerzas políticas han anunciado medidas
para evitar que el crimen organizado financie con dinero sucio las campañas que
se realizarán en el país.
Pero mientras el narco avanza
ni los partidos políticos, ni el INE ni el Gobierno Federal se ponen de acuerdo
para diseñar un mecanismo que sirva para detectar a tiempo la postulación de
candidatos impulsados por el narcotráfico.
La semana pasada,
legisladores del PAN y PRD le solicitaron al Gobierno Federal, durante una
reunión de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional, crear un Protocolo de
Seguridad para detectar a los “narcocandidatos”.
Sin embargo, Miguel Ángel
Osorio Chong, secretario de Gobernación, aclaró que es responsabilidad de los
partidos políticos -y no del Gobierno Federal- vigilar que los candidatos que
postulen no tengan antecedentes criminales.
Los intentos de las
autoridades electorales por blindar las campañas han quedado en eso: intentos
fallidos.
El INE, que encabeza el
presidente comisionado Lorenzo Córdova, ha firmado varios convenios de
colaboración con instituciones financieras para entregar información sobre los
gastos de campañas.
El INE nunca en su historia
ha denunciado a un candidato por manejar recursos procedentes del crimen
organizado.
Y aún los casos siguen
apareciendo en la actualidad.
La semana pasada la sombra
del narco en las campañas regresó con la denuncia en contra del precandidato
del PAN a la gubernatura de Tamaulipas, el exsenador Francisco Javier García Cabeza
de Vaca.
Una nota publicada por el
periódico Reforma revelaba que de acuerdo a una declaración de un operador del
Cártel del Golfo, Crescencio de León Fonseca, detenido el pasado 7 de enero en
Tamaulipas, se le entregaba dinero al aspirante albiazul.
La declaración habría sido
realizada por el narco a elementos de la Policía Federal que lo detuvieron el
pasado 7 de enero en el municipio de Altamira.
No es la primera vez que
García Cabeza de Vaca enfrenta una acusación así.
El mismo periódico publicó en
diciembre que uno de los testigos del caso de Tomás Yarrington había declarado
que el narco había financiado su campaña hace más de 10 años cuando fue alcalde
de Reynosa.
“Nunca me he sentado en la
mesa con un narcotraficante”, fue la respuesta del ahora candidato albiazul.
La filtración del reporte de
la Policía Federal provocó
cuestionamientos del PAN al Comisionado de Seguridad Nacional, Renato Sales.
FOCOS ROJOS EN 4 ESTADOS
Hay cuatro estados donde este
año se realizarán elecciones para elegir gobernador que son considerados focos
rojos por la posible intervención del narcotráfico en el proceso electoral.
Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz
y Quintana Roo tienen antecedentes históricos de que los cárteles intervienen
en el proceso electoral y son un factor en el resultado de la elección.
La elección en Sinaloa –la
casa del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera- prende las alertas por la
influencia del narco en esta entidad.
Es precisamente en ese estado
en donde ha surgido el último gran escándalo de la narcopolítica: la
postulación por el PAN de Lucero Sánchez, pareja sentimental de “El Chapo”
Guzmán.
Hace 6 años en Tamaulipas, a
una semana de la elección, el entonces candidato del PRI a la gubernatura de
este estado del norte de México, Rodolfo Torre Cantú, fue asesinado por el
narco.
No se mató en ese entonces a
un candidato, sino al eventual gobernador de Tamaulipas. Su hermano Egidio
Torre Cantú fue designado candidato tricolor y ganó sin problemas la
gubernatura.
En Veracruz en el 2012 la
detención del empresario Francisco “Pancho” Colorado, acusado de lavar dinero
para el Cártel de los Zetas, destapó sus conexiones con los candidatos a la
gubernatura tanto del PRI como del PAN.
Y de Quintana Roo, entidad
que forma parte de la conexión con los cárteles de la droga colombianos, salió
un gobernador acusado de narco al finalizar su sexenio.
El priista Mario Villanueva
fue detenido en el 2001 en Cancún acusado de tráfico de drogas y delincuencia
organizada en complicidad con el Cártel de Juárez encabezado por el capo Amado
Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”.
Villanueva fue recluido en el
Penal del Altiplano, luego absuelto pero detenido otra vez para ser extraditado
a los Estados Unidos donde cumple una condena por lavado de dinero y
narcotráfico.
TODOS ESTÁN INVOLUCRADOS
Los principales partidos
políticos, PRI, PAN y PRD, han tenido sus escándalos protagonizados por
servidores públicos ligados con el crimen organizado.
El caso del exgobernador de
Quintana Roo, el priista Mario Villanueva, fue el primer mandatario detenido
por sus nexos con el crimen organizado en la historia de México.
Luego siguió el caso del
diputado federal del PRD, Julio César Godoy Toscano, acusado de formar parte
del Cártel de Los Templarios. Hoy sigue prófugo el medio hermano del
exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy.
Es precisamente ese estado el
otro que ha dado el otro gobernador que ha sido encarcelado por sus nexos con
el narco: el exmandatario Jesús Reyna fue detenido en el 2014 acusado de
proteger a los Templarios y de haberse reunido con Servando Gómez “La Tuta”.
Otro exgobernador de
Michoacán, Fausto Vallejo, también ha sido señalado de tener ligas con el
narco. Su hijo, Rodrigo Vallejo, “El Gerber”, ha sido detenido por la PGR para
ser investigado por sus reuniones con “La Tuta”.
El caso más reciente de
políticos relacionados con el narco ha sido el de la diputada local de Sinaloa,
Lucero Sánchez, a quien se le vincula con Joaquín Guzmán Loera. Ella es
conocida como la “Chapodiputada” y la PGR ha iniciado un proceso de desafuero
para poder consignarla por el uso de documentos falsos en su visita el a ño
pasado al Penal del Altiplano.
“El PAN debe una explicación
a la ciudadanía y a su militancia acerca de las razones por las cuales fue
postulada”, opinó Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón y
aspirante presidencial.
En el 2014, después de la
tragedia de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, salieron a relucir las relaciones
del exalcalde de Iguala, el perredista José Luis Abarca, con el Cártel de los
Guerreros Unidos, autores materiales de la desaparición de los estudiantes de
la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos.
El exgobernador de
Tamaulipas, Tomás Yarrington, hoy está acusado de lavado de dinero y de
delincuencia organizada y narcotráfico tanto en México como en los Estados Unidos. Está prófugo.
(REPORTE INDIGO / CÉSAR CEPEDA/ Miércoles 10 de febrero de 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario