"Cuando me piden declarar, yo dije
¿quieren que diga lo que sé? Ok.: Iveth Danigno (sic), Francisco Gómez
Izaguirre, Julio Montaño, Julián Arce, Agustín Blanco… Y me dicen: ‘No, no, no,
no, espérate, espérate, eso no’... Bueno pues, entonces, ¿qué quieres que
declare? ‘No pues declara esto y aquello’; lo que está en mi declaración que no
la he vuelto a ver... Tuve que doblar las manos porque estaba la integridad de
mi esposa y mis hijos”, confiesa en entrevista.
Hijo de un ex gobernador de
Sonora que tenía de amante a una prostituta fina, como su madre se
autodenominaba, es José Hernández.
Nació en 1977. Fue reconocido
por su madre biológica en la calle, quien lo identificó al verlo,
inmediatamente. Su padre, un ex Gobernador sonorense a quien no quiso
identificar, afirma que todavía vive. Esto lo supo a los 18 años.
Creció bajo un hogar
adoptivo. Feliz, en cobijo familiar. Sabe la importancia de desarrollarse en
una familia. Fue entregado en adopción en el Hospital Infantil del Estado. Es
el origen de su motivación en la venta de niños: Que los menores tuvieran una
mejor vida, como él, al ser niño adoptado, la vivió. Como él mismo lo hizo al
adoptar a su niña María Manola a quien se la quitaron las autoridades estatales
en medio de la detención en mayo del año pasado.
Son revelaciones personales
que hace el ex empleado de la Unión Ganadera Regional de Sonora.
En la segunda parte de la
entrevista, realizada en diferentes estados de la República, José Hernández
afirma que su declaración ministerial fue forzada a decir cosas que no son
ciertas, para quitar responsabilidades a ex funcionarios del DIF Estatal,
empezando por la ex primera dama, Iveth Dagnino, Francisco Javier Gómez
Izaguirre, procurador de la Defensa del Menor y Julio César Montaño,
subprocurador de la Defensa del Menor. Pero, sobre todo, tuvo que alterar su
declaración para que dejaran ir a sus hijos y esposa, a quienes detuvieron como
forma de presión.
“Entonces, cuando me piden a
mí declarar, yo dije ok, ¿quieren que diga lo que sé?. Pues les empiezo a
mencionar los nombres: Iveth Danigno (sic), Francisco Gómez Izaguirre, Julio
Montaño, Julián Arce, Agustín Blanco… y me dicen: ‘No, no, no, no, espérate, me
dicen, eso no’.
“Bueno pues, entonces, ¿qué
quieres que declare? ‘No pues declara esto y aquello’; lo que está en mi
declaración que créeme, no la he vuelto a ver. Entonces tuve que doblar las
manos porque estaba la integridad de mi esposa y mis hijos”, confiesa en
entrevista.
José Hernández narra cómo fue
detenido por agentes estatales y la intimidación que sufrió.
Tú vienes, platicabas
también, de un tema muy sensible de las adopciones. Platícame tu historia.
JMH: Bueno. Mi historia
comienza por allá en el año 77. Yo soy hijo de una mujer que se dedicaba, pues
era una sexoservidora de etiqueta, por así decirlo, porque ella misma me lo
dijo: ‘Yo era una prostituta fina’. Esto me lo dijo en 1995. Y ella era amante
de un exgobernador.
VHA: ¿Quién era ese
exgobernador?
JMH: Pues no quisiera
mencionar el nombre hasta tener…
VHA: ¿Todavía vive?
JMH: Sí, todavía vive. Ya
está viejito, pero por los números que he sacado, y como me lo dejo entrever
ella (su madre). Ella me dijo: ‘Yo era
amante de un ex gobernador y pues ahí saliste tú’. Tengo yo un hermano biológico,
que voy a omitir su nombre también, por razones obvias, y el de ella también.
No tengo ningún rencor en contra de ella, al contrario, agradecerle mucho. Ella
me dio en adopción a mis padres: a José Manuel Hernández Núñez, mesero, que
siempre fue mesero toda su vida y a mi mamá: Laura Elena López Navarro. Mi mamá
trabajaba en la tienda Mazón Hermanos. Cuando yo soy dado en adopción a mí me
entregan en el DIF, en el Hospital Infantil del Estado, en Hermosillo.
Posteriormente mis padres consiguen una partida de nacimiento en la Costa de Hermosillo,
entonces yo siempre preguntaba por qué nací en la costa: Tu mamá venía de Kino
y ahí te tuvo; pero con los años te das cuenta que no es cierto, que tus
hermanos son morenitos y tú eres güerito, que eres el chino en la familia. Yo
me doy cuenta de que soy adoptado y me lo confirma mi madre biológica tras
encontrármela accidentalmente y ella me reconoció de manera inmediata. Yo le
agradezco mucho a Dios porque me dejó en la mejor familia del mundo, a pesar de que mi madre murió cuando
yo tenía 8 años, en 1985. Me fui a vivir con mi abuela y con mi tía a quien amo
con toda mi alma, fueron las que me criaron. Yo quedé en la mejor familia del
mundo: Me dieron una educación, me dieron bases de honestidad que
lamentablemente yo pisoteé, los he avergonzado mucho con todo esto que hice,
con todo esto que estoy pasando; pero ellos saben muy bien por qué lo hice. Mi
móvil no fue el dinero.
VHA: Es lo que te iba
preguntar, si te pagaban un 25% y estuviste en 15 casos, y te pagaron comisión
como en 12, no fue tanto dinero, ¿no?
JMH: Mi móvil jamás fue el
dinero. Lo voy a tener que decir, pero hay actos que yo hice, de filantropía,
que quedaron en el completo anonimato: Sacerdotes que iba y les dejaba, piñata,
comida y bolsitas de dulces; niños que les compré diez pares de zapatos, ropa y
despensas; iba al Costco y compraba quince despensas y las regalaba.
VHA: Utilizabas en la
filantropía tus comisiones, pues.
JMH: Así es, exactamente.
Mucha gente sabe que sí es cierto, otra gente ni me lo va creer, de verdad,
pero mi conciencia con Dios está tranquila en ese sentido. Ahora te puedo
hablar de cómo usé el dinero. Pues es muy fácil: Mi hija María Manola llegó la
niña toda manchada de la espalda, toda manchada de la frente, de las cantidades
de veces que según me dijo el médico, la quisieron abortar. Ella, a María
Manola la atendía el mejor médico, el mejor pediatra en el estado de Sonora,
que voy a omitir su nombre y le tengo un gran aprecio al doctor, un médico
militar, el mejor pediatra la atendía a María Manola, y me decía que estaba sana pero obviamente
María Manola fue sujeta de dos intentos de aborto. Mi hija María Manola cuando
llegó a nuestra casa comía desesperadamente, era una ansiedad que la niña
tenía, y pasar lo que se llama el síndrome de abstinencia de un menor que su
madre es drogadicta, es un infierno porque el niño no deja de llorar en toda la
noche. El niño llora y llora y llora y es de pura ansiedad, y María Manola
sufrió mucho por eso, sufrió demasiado su síndrome de abstinencia, porque el bebé
está pidiendo la droga. Esa es la verdad. Hasta que María Manola logró superar
eso, el amor de sus hermanos era desmesurado, José y Jesús la extrañan,
preguntan por ella hasta donde yo he sabido –hace algunos meses que no veo a
mis hijos, alrededor de 4 meses que no veo a mis hijos- y su mamá le dio mucho,
mucho cariño, yo sé que su mamá está peleando por ella y ojalá que se la
entreguen, porque aquí, ¿qué va hacer el
DIF con ella?, ahí la van a tener en el albergue toda la vida. Hay que ver las
condiciones en las que está, o estaba –quiero pensar- Unacari. No tenían
pañales, no tenían jabón; los niños se muerden, se golpean entre ellos mismos y
es una niña que no estaba acostumbrada a eso; es una niña que tenía su
recámara, que tenía su cuna, que tenía su espacio, que tenía su comida y que
tenía su amor, completamente. Es una niña que, ahorita te voy a pasar unas
fotos donde la niña era feliz, completa y totalmente feliz en esa cárcel de
bebés que señalaron, que no era ninguna cárcel de bebes. Créame, si ustedes
aman a sus hijos como yo los amé, van a hacer de su casa un parque porque la
casa es para los niños.
VHA: ¿Tú crees que en esta
campaña, orquestada o no, hubo periodistas que se hicieron cómplices del
sistema para dar a conocer esto?
JMH: Sí, cómo no.
Completamente porque mira, la noticia se supo al día siguiente. Quien ordenó al
procurador Carlos Navarro que nos soltara fue el gobernador Guillermo Padrés.
VHA: A ver, llegaste a un
punto interesante. ¿Cómo te agarran? ¿Cómo te ponen a disposición, o no?
JMH: No. En ningún momento me
pusieron a disposición, créeme. Aquí es donde viene uno de los puntos más
interesantes. ¿Cómo me agarran? A mí, el día 8 de mayo, a mí me habla una mamá que había adoptado, con la
que teníamos una gran amistad, que nos juntábamos, que comentábamos, que
platicábamos y que sufrimos juntos el haber adoptado a un niño de madre
drogadicta, un niño abandonado, porque el abandono se siente, porque yo lo
sentí en mí, a pesar de que mi familia me dio todo el amor del mundo.
Comentábamos que tenían los mismos rasgos; entonces está mamá me habla y me
dice, oye están unos policías aquí me quieren detener pero no me dicen por qué.
Entonces se la llevan a la base de la policía estatal que esta allá en
Hermosillo, saliendo al aeropuerto, y yo le digo no te bajes del carro, voy
para allá. Yo a ayudarla, porque era mi amiga, la verdad que yo apreciaba mucho
a esta persona, y la sigo apreciando a esa pareja que yo conozco, son los
mejores padres adoptivos que yo he conocido en toda mi vida, ellos dos.
Entonces, al momento de salir de la Unión Ganadera a las 3:00 de la tarde, me
paran dos patrullas de la Policía Estatal, una disfrazada y otra rotulada, y me
arrebata el teléfono, se suben al carro, sin enseñarme citatorio, orden, nada.
Me dicen: ‘Tienes que acompañarnos’, pues total, íbamos para el mismo rumbo,
pues me voy con ellos. Yo pensando que era otro asunto de la Unión Ganadera,
por un robo de maquinaria que hubo ahí. Entonces cuando llego me empiezan a
preguntar que si conozco a los papás adoptivos, pues obviamente dije que sí, sí
los conozco; entonces, ‘¿ya sabes por qué estás aquí?’. ‘Pues claro que ya sé
por qué estoy aquí’, les dije, ya me lo estás diciendo. Esto me lo dijo una
comandante de nombre Basilia, que me trató muy bien la verdad, pero me
arrebataron el teléfono, me lo intervinieron…
VHA: Sin orden de aprehensión
ni nada…
JMH: Sin orden de
aprehensión, de presentación ni de investigación, así de fácil. Todo por abajo
del agua. Todo para vamos a saber qué hay y qué sabe. Ahorita voy a comprobar
por qué. Entonces, pues ahí me tienen detenido a las 3:00 de la tarde; se llevan
a mi amiga a la procuraduría, me llevan a mí a la procuraduría. Está detenida
también Adria Burruel, una ex trabajadora del HIES, que hasta donde yo sé,
sinceramente te digo porque ahorita no tengo empacho en echar de cabeza a
nadie, no tenía nada qué ver. Hasta donde yo conozco, en mi participación, yo
sabía que ella no tenía nada qué ver. Así de fácil. De ahí, de la Policía
Estatal me toman huellas, voz, fotos, todo lo habido y por haber. Parecía que
habían agarrado al Chapo Guzmán. Pues de ahí me llevan a la Procuraduría, a la
Dirección de Averiguaciones Previas, donde está Luis Enrique Verdugo Toledo,
Martín Ariel López Salazar, donde están ministerios públicos ahí, y de una
manera prepotente, les pido yo: ‘Denme el teléfono, le tengo que hablar a mi esposa’.
Y mi esposa se había llevado a mis hijos a su clase de taekwondo, con los tres
andaba, con los gemelos y María Manola. Entonces cuando me dijeron declara lo
que sabes, yo les dije que no, que yo me reservaba el derecho de declarar, que
si querían me arraigaran o me consignaran, pero que si no había una orden de
aprehensión, que me soltaran. Entonces, al no existir los arraigos en Sonora,
me tienen detenido ilegalmente, de las 3:00 de la tarde a las 5:00 de la mañana
del día siguiente, sin comer, con pura agua prácticamente y encerrado con un
agente de la Policía Estatal. Al momento de que les digo que no voy a declarar,
me encierran en otro cuarto, junto con un policía estatal, y después veo que
pasa la carriola de mis hijos; entonces, mandan
detener a mi esposa, a mi ex esposa Emma Falcón, la mandan detener,
mandan detener a mis tres hijos, a los gemelos y a María Manola, y los traen a
todos detenidos.
VHA: ¿A los niños?
JMH: A los niños los llevan
detenidos. ¿Por qué estuvieron detenidos los niños? Porque mi esposa les dijo:
‘Déjame hablarle a mi hermana para que se lleve a los niños’, y le dijeron que
no, que los gemelos y María Manola se iban a Unacari, a pesar de que sabían que
los gemelos son hijos legítimos míos y naturales. Entonces empieza a hacer un
escándalo y yo pues obviamente respondo, les dije ¿Quieren que declare?, suelte
a mi esposa, y lo que ellos hicieron, me dijeron, Martín Ariel López Salazar me
dijo: ‘Soltamos a tu esposa pero declara lo que sabes’. Ok, pero el trato va
ser este: ‘Yo voy a hacer la declaración de mi esposa y la voy a asistir y
ustedes la sueltan y yo declaro’. Ok, dijeron. Y soltaron a mi esposa. De esto
te estoy hablando ya a las 2:00 de la mañana. Mis hijos sin comer, sin leche,
hechos popó, con el pañal todo empapado de orines, llorando los niños,
obviamente, dormidos en las mesas de la Procuraduría de Justicia, porque
tuvieron que dormir en las mesas. Las señoras, las mujeres policías que estaban
ahí, nos ayudaron mucho, la verdad, y lloraron mucho. Yo vi a varios agentes de
la Policía Estatal cómo iban llorando cuando se llevaron a los niños, por la
manera en que lo hicieron. Entonces, cuando me piden a mí declarar, yo dije Ok,
¿quieren que diga lo que sé?, pues les empiezo a mencionar los nombres…
VHA: ¿Qué nombres eran?
JMH: Iveth Danigno (sic),
Francisco Gómez Izaguirre, Julio Montaño, Julián Arce, Agustín Blanco… y me
dicen: ‘No, no, no, no, espérate, me dicen, eso no’. Bueno pues, entonces, ¿qué
quieres que declare? ‘No pues declara ésto y aquello’, lo que está en mi
declaración que créeme, no la he vuelto a ver. Entonces tuve que doblar las
manos porque estaba la integridad de mi esposa y mis hijos
VHA: Cuando tú empiezas a
nombrar a las personas, nombras a Iveth Dagnino, presidenta del sistema DIF,
¿no?, primera dama y esposa del gobernador. ¿Quién más y qué puestos?
JMH: Obviamente a Francisco
Javier Gómez Izaguirre, procurador de la Defensa del Menor; Julio César
Montaño, subprocurador de la Defensa del Menor, que irónicamente entra él a la
procuraduría y me dice: ‘Ánimo, no te preocupes’, cuando fue él quien se llevó
a mi hija. Entonces el coraje y la impotencia que tenía en ese momento es que
él sabía todo; ellos se aventaban las adopciones; ellos hacían muchas
adopciones irregulares, y entonces me dicen no, pues nomás lo de Vladimir. Pues
ni modo, ahí tuve que decir lo que está ahí, que Vladimir y yo, y de ahí no me
dejaron salir. No pude mencionar otros nombres, ¿Cómo me presionaron?, con mis
hijos. Se querían llevar a mis hijos, a los gemelos. Cuando yo les dije tú te
llevas a mis hijos y el que termina en la cárcel eres tú. Fue ahí cuando se
hicieron para atrás, porque sabían de lo que iba ser capaz, porque en ese
momento yo me hubiera matado con ellos por mis hijos, de eso no tengan la menor
duda. Entonces pues declaro, me dan las 4:00 de la mañana prácticamente y hasta
las 5:30 me soltaron. Vi cómo los policías se llevaban a Manola, se llevaron a
otra niña, se llevaron a varios niños los policías e iban llorando los
policías, iban llorando porque veían que los niños estaban en buenas casas, con
buenas familias y que los niños estaban bien. No eran sujetos ni de trata, no
eran sujetos ni de maltrato, no eran sujetos ni de violencia, al contrario,
eran sujetos de un amor desmesurado por todos. La más pobre era mi hija, pobre
porque no tengo la altura económica de los papás que adoptaron y porque ya
tenía dos hermanos. Yo adopté a mi hija, teniendo mis hijos un año y medio, en
una edad en que es crucial la atención, más para un par de gemelos, pero aun
así se le dio todo el cariño, al igual que sus hermanos.
(DOSSIER POLITICO/ Tomado de: Víctor
Hugo Arteaga / Proyecto Puente/ 2016-01-08)
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