Sobre el siniestro ocurrido en la sede
consular de Estados Unidos en Tijuana, a inicios de 2016, se sabe que dos
individuos vestidos de negro saltaron los muros, rociaron con gasolina cuatro
vehículos, los incendiaron y huyeron. Preeti Shah, cónsul para Asuntos
Públicos, dijo que el fuego se produjo de manera “aparentemente
intencional”. Shah, quien asumió el
cargo el 1 de octubre de 2015, sirvió antes como oficial de la Oficina
Internacional de Narcóticos y Asuntos Policiales en Afganistán; también informó
que “el Consulado en conjunto con la Embajada de los Estados Unidos en la
Ciudad de México, han revisado su perfil de seguridad como resultado de este
incendio”
Las llamas alcanzaron la
altura del segundo piso del edificio del Consulado General de Estados Unidos en
Tijuana. Ni la elevación de los muros que rodean el recinto diplomático,
alcanzó a esconder la imagen.
Así lo cuentan quienes desde
puntos cercanos presenciaron el acontecimiento. A las 12:51 am del 1 de enero
de 2016, una llamada realizada al número de Emergencias 066 por un ciudadano
advirtió: “Al parecer se está quemando el Consulado”.
Mientras del otro lado de la
línea telefónica solicitaban la dirección exacta de la sede diplomática, dos de
los tres guardias encargados de vigilar los terrenos vecinos -propiedad de una
empresa- se comunicaron por medio de radios y se movilizaron.
A bordo de una bicicleta, el
guardia asignado al estacionamiento privado a un costado del Consulado, llegó
hasta la puerta principal de la sede diplomática para informar del incendio a
personal de seguridad consular, quienes de entrada negaron la presencia de
fuego.
Mientras hablaban, cuatro
vehículos, uno de ellos blindado, pertenecientes al cuerpo diplomático de
Estados Unidos, eran consumidos por el fuego. Un quinto automóvil resultaría
con daños.
Estacionados en la parte
trasera del Consulado, los vehículos escapaban a la vista de quienes vigilaban
el frente del edificio, pero no de las cámaras colocadas alrededor del lugar.
A los cinco minutos arribaron
automóviles del Departamento de Bomberos. Entre 20 y 30 minutos tomó a los
bomberos apagar por completo el fuego, detalló un testigo del incendio
entrevistado por ZETA.
Por protocolo, autoridades de
los tres órdenes de gobierno acudieron al sitio. Policía Municipal, Policía
Estatal Preventiva (PEP), agentes ministeriales de la Procuraduría General de
Justicia del Estado (PGJE) y de la Procuraduría General de la República (PGR),
así como elementos del Ejército Mexicano.
Ahí se entrevistó a los
testigos para elaborar los primeros reportes. Dos automóviles tipo sedán, un
tipo pick-up y una panel consumidos por el fuego y uno quinto con daños.
En los vehículos destruidos,
incluso las placas terminaron fundidas, vidrios estallados, solo quedó la
carrocería.
Personal del Consulado
comunicó así los hechos a las autoridades mexicanas: “Unas personas se
brincaron la barda del Consulado y encendieron fuego en el interior. Al parecer
hay huellas en la barda”.
En los reportes oficiales
también quedó asentado que los vehículos “al parecer fueron rociados con
gasolina”.
No hubo lesionados ni daños en el edificio
construido con una inversión por encima de los 75 millones de dólares e
inaugurado en 2011.
De los testimonios recogidos
por la autoridad, destaca el de un velador, quien manifestó haber visto “dos
individuos vestidos con ropa oscura, brincarse la barda y darse a la fuga”.
Finalmente, a partir de las
cuatro de la mañana, el Agente del Ministerio Público Federal, Martín Daniel
Peregrina Sosa, se hizo cargo del reporte de daños por incendio.
DIFÍCIL ACCESO
Llegar al interior del
Consulado no es fácil. Alrededor se erige una valla de alambre, seguida por una
barda, cada una alcanza una altura de más de cuatro metros, casi tan alto como
el muro fronterizo que divide a Tijuana de San Diego.
La entrada principal se
encuentra custodiada por guardias. Cámaras apuntan al interior y al exterior de
las instalaciones. El acceso por la parte posterior es todavía más complicado.
Se encuentra bastante alejado del paso de vehículos y el terreno es rocoso,
accidentado y bastante inclinado.
Además, a diferencia de
cualquier otra noche, los agentes de la Policía Municipal se mostraron
ausentes. Una patrulla de la corporación se encuentra asignada a la seguridad
del edificio durante la noche, no estuvo en ese momento.
En cambio, a raíz del
incendio, ha aumentado el número de patrullas asignadas a la vigilancia del
lugar.
FBI Y PGR ATRAEN INVESTIGACIÓN; CONSULADO REVISA
SEGURIDAD
Según los principios del
Derecho Internacional, cualquier sede diplomática es considerada parte del
territorio del país que representa.
Por lo tanto, el delito de
incendio y daños se cometió en “suelo estadounidense”, destacó Pedro Torres,
delegado de la PGR en Baja California.
Tres días después del
incendio, el funcionario federal apuntó que la investigación se trabaja desde
la Procuraduría de manera conjunta con las autoridades de Estados Unidos.
En específico, las
dependencias colaboran en “conseguir indicios y la elaboración de algunas
pruebas periciales”.
El delegado de la PGR detalló
que la Agencia de Investigación Criminal participó en peritajes diversos como
criminalística de campo, “que se practican en cualquier hecho delictivo”.
Aunque la PGR levantó un acta
de investigación por incendio y daños al Consulado, según el acta
AP/PGR/BC/TIJ/1/2016, el gobierno estadounidense mantiene el control de
los peritajes, resguardo de evidencia y
rumbo de la investigación.
Darrell Foxworth, vocero del
Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) en San Diego,
explicó a ZETA que dicha oficina “está trabajando con agencias federales y del
país anfitrión (México) para investigar el incidente en el Consulado de Estados
Unidos en Tijuana, el cual resultó en daño a propiedad gubernamental”.
El funcionario estadounidense
no descartó ninguna línea de investigación, pero añadió que los detalles se
encuentran clasificados por tratarse de un caso abierto.
Por su parte, Preeti Shah,
cónsul para Asuntos Públicos del Consulado General de los Estados Unidos en
Tijuana, aceptó que el fuego se produjo de manera “aparentemente intencional”.
De igual forma, la
diplomática, quien asumió el cargo el 1 de octubre de 2015, sirvió antes como
oficial de la Oficina Internacional de Narcóticos y Asuntos Policiales en
Afganistán, informó que “el Consulado en conjunto con la Embajada de los
Estados Unidos en la Ciudad de México, han revisado su perfil de seguridad como
resultado de este incendio.
“El Departamento de Estado
(del cual dependen las embajadas de Estados Unidos) siempre intenta encontrar
el equilibrio adecuado entre riesgos y diplomacia, reconociendo que nunca
podemos eliminar el riesgo por completo”.
De hecho, en la inauguración
del Centro de Evaluación de Control y Confianza en Tijuana, el lunes 4 de
enero acudieron oficiales consulares de
Estados Unidos, acompañados de agentes de seguridad estadounidense.
Además de la vigilancia de la
Policía Municipal y de elementos del Ejército Mexicano, así como de policías
estatales, dos agentes estadounidenses uniformados en café se mantuvieron en la
esquina de la calle donde se realizó el evento.
Aunque autoridades
norteamericanas son invitadas frecuentes a eventos públicos gubernamentales, no
es común la presencia de agentes de aquel país en tareas de vigilancia y
protección.
El Consulado de Tijuana es
una de las principales oficinas de la Embajada de Estados Unidos en México, no
solo por el gran número de estadounidenses que viven y transitan por la ciudad
o por las miles de visas que se aprueban en esta frontera.
También por tratarse de uno
de los puntos estratégicos para que autoridades del vecino país conozcan y
vigilen las actividades de organizaciones criminales transfronterizas.
OTROS ATAQUES EN LA FRONTERA
En el lado mexicano de la
frontera con Estados Unidos, ya se han registrado ataques a las oficinas
consulares de aquel país, particularmente de noche y en ciudades con fuerte
presencia del narcotráfico.
La madrugada del domingo 12
de octubre de 2008, dos hombres a bordo de una camioneta Grand Cherokee
dispararon y lanzaron una granada contra el Consulado de Estados Unidos en
Monterrey, Nuevo León.
Ya que la granada no explotó
y los disparos impactaron en la reja frontal y vidrios del recinto, no se
registraron daños ni lesionados.
Un suceso similar ocurrió la
noche del 9 de abril de 2010, cuando un artefacto explosivo estalló en las
oficinas del consulado de Estados Unidos en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Los daños dejaron algunas
ventanas rotas por la detonación del objeto de presunta elaboración casera,
pero ningún lesionado.
Por instrucción de la
Embajada de Estados Unidos en México, la oficina permaneció cerrada en los días
siguientes, así como la agencia consular ubicada en Piedras Negras, Coahuila.
Sin embargo, el único hecho
por el que se han detenido responsables y se ha vinculado a actividades del
crimen organizado es el doble homicidio de un oficial consular y su esposa en
Ciudad Juárez.
El 13 de marzo de 2010,
Leslie Ann Enríquez y su esposo Arthur H. Redelfs fueron ejecutados por un
comando armado mientras viajaban en una camioneta con placas de Texas. En el
vehículo también se encontraba su hija de diez meses de edad, quien no resultó
herida.
Casi de manera simultánea,
Jorge Salcido, esposo de otra funcionaria de la sede diplomática en Juárez, fue
asesinado mientras viajaba también con un menor de edad, quien resultó
lesionado.
Los asesinatos se adjudicaron
a la pandilla Barrio Azteca, la cual trabaja para el Cártel de Juárez. En abril
de 2014, Arturo Gallegos Castrellón fue sentenciado a cadena perpetua en El
Paso, Texas, por varios delitos, entre ellos, homicidio en un país extranjero.
Al lugarteniente de la
pandilla se le atribuyó ordenar y encabezar al grupo de asesinaros que
cometieron los atentados en contra de los miembros del Consulado, detalló el
Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Por estos crímenes, en
septiembre de 2015, dos miembros más de la pandilla Los Aztecas fueron
extraditados de México a Estados Unidos.
A Luis Humberto Hernández
Celis y Ricardo Valles de la Rosa, detenidos desde 2010, también se les acusa
de homicidio en un país extranjero y el caso permanece abierto en el Estado de
Texas.
“LA BARBIE” ADMITE TRÁFICO DE COCAÍNA Y LAVADO DE DINERO
EN EU
Édgar Valdez Villarreal “La
Barbie” admitió su culpabilidad de los cargos de asociación delictuosa para
importar y distribuir cocaína, así como para lavado de dinero en la Corte
Federal de Atlanta, Georgia.
Mientras en México permaneció
cinco años recluido sin que se le dictara sentencia, en tan solo tres meses de
haber sido extraditado a Estados Unidos, el narcotraficante se declaró culpable
de los tres cargos que le son imputados desde 2010.
Aunque en su audiencia
inicial, celebrada el 9 de octubre -días después de haber sido extraditado el
30 de septiembre de 2015-, Valdez Villarreal se declaró no culpable ante el
juez, los primeros días de enero del presente año, sus abogados tramitaron el
cambio de declaración ante la Corte.
De esta forma, a las 2:55 pm
del miércoles 6 de enero, “La Barbie” ingresó a la Corte acompañado de sus tres
abogados, quienes durante 55 minutos, expusieron motivos ante el juzgador.
Por parte de la Fiscalía
Federal, tres juristas respaldaron las acusaciones del gobierno estadounidense,
quienes lo señalan como responsable del ingreso de enormes cantidades de
cocaína desde México a la Costa Este de Estados Unidos, así como de enviar millones
de dólares, producto de estas ventas, a territorio mexicano.
Aunque al declararse
culpable, Valdez -de nacionalidad estadounidense-, reduce las probabilidades de
alcanzar la sentencia máxima, permanecen otras acusaciones abiertas en la
Fiscalía del Distrito Este de Louisiana, también por delitos relacionados con
narcotráfico.
Tanto los fiscales como la
defensa del integrante del Cártel Beltrán Leyva, solicitaron diversas
ampliaciones de término para la audiencia de pre-juicio, debido a la gran
cantidad de evidencia recolectada por el gobierno estadounidense, constató ZETA
a través de documentos presentados en la Corte.
Édgar Valdez Villarreal fue
capturado en una hacienda a las afueras de la Ciudad de México en agosto de
2010, cuando era considerado uno de los delincuentes más buscados tanto en este
país como en la Unión Americana.
Inició como sicario del
Cártel Beltrán Leyva hasta convertirse en el principal escolta del capo Arturo
Beltrán Leyva, asesinado en diciembre de 2009 por elementos de la Marina en
Cuernavaca, Morelos.
A partir de ello, “La Barbie”
se enfrentó a Héctor Beltrán Leyva por el control del cártel, lo cual dejó a un
gran número de muertos, entre decapitados y desmembrados, cadáveres colgados de
puentes y narcomensajes.
Valdez recibirá sentencia el 29 de marzo a las 9:30
am, según lo dictaminado por el juez federal a cargo de su caso.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ Inés García
Ramos / Fotos. Cortesía/ 11 de Enero
del 2016 a las 12:00:35)
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