Raymundo Riva Palacio
Jesús Murillo Karam dio la
cara y dio a conocer su versión de los hechos sobre la investigación de la
desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa que fueron secuestrados por
policías en Iguala el año pasado. Escogió como interlocutor al director de
Excélsior, Pascal Beltrán del Río, quien publicó la entrevista en tres
entregas. Su nueva versión contradice sus viejos dichos, mentirosa en algunos
pasajes, ambigua en otros, y revela sus limitaciones para las tareas que le
encargó el presidente Enrique Peña Nieto, principal víctima de sus desatinos. Así
que veamos:
1.- Murillo Karam aseguró que
fue uno de los padres de los normalistas quien llevó a la PGR a Cocula. El
nombre de Cocula no surgió en los primeros días de la desaparición, y llegaron
ahí no por un padre, sino por Patricio Reyes Landa, Jonathan Osorio Cortés y
Agustín García Reyes, miembros de Guerreros Unidos. Fue el propio Murillo
Karam, paradójicamente, quien lo reveló por primera vez en su conferencia
de prensa el 7 de noviembre pasado. Es
decir, un año después, cambió los hechos de su investigación.
2.- Al hablar del basurero de
Cocula, Murillo Karam recordó que varias pistas que siguieron durante los
primeros meses de la investigación habían resultado falsas, como “la del ataque
contra el autolavado Los Peques, de Iguala”. Sus dichos son de alta relevancia
porque esa versión del ataque surgió de la declaración del jefe de Guerreros
Unidos, Sidronio Casarrubias, a quien se la había referido Víctor Hugo Palacios
Benítez, uno de los cinco
hermanos propietarios del autolavado –y el único prófugo– donde hasta abril, al
menos, seguían cometiéndose crímenes.
3.- Palacios Benítez fue la
fuente original de la versión que entre los normalistas había una célula de sus
rivales Los Rojos, y aseguraba que lo habían ido a matar. Murillo Karam compró
esa versión pese a que otros Guerreros Unidos decían que no era cierta. No
obstante, esa línea produjo las versiones extraoficiales de la PGR sobre la
vinculación del narcotráfico con los normalistas, pese a que el exprocurador lo
negaba
en público. No tomó en cuenta
en ese entonces, ni lo ventiló ahora, que los peritajes sobre el autobús que
dijeron los expertos internacionales que debía investigarse por las versiones
del narcotráfico, resultaron negativos.
4.- Murillo Karam aseguró en
la entrevista afirmó que los casquillos que se encontraron en el basurero de
Cocula “jamás se tomaron como evidencia”. Y agregó: “Lo único que hay que decir
es que en un basurero aparecen muchas cosas”. Para un experto en
criminalística, escuchar esa afirmación es una aberración. La balística habría
permitido saber si en el basurero se utilizaron armas registradas o de los
criminales.
Hacerlo en donde se atacó al
equipo de Los Avispones, por citar un caso en esa investigación, permitió
establecer dos tipos de casquillo: el .223 de R-15, usado por la Policía, y el
7.62, de cuerno de chivo, empleado por Guerreros Unidos, con lo cual se pudo
establecer la colusión entre una institución y los criminales.
5.- El exprocurador dijo que
la PGR llegó a la Policía de Cocula a partir de que siguieron una pista de “las
patrullas repintadas”. La vinculación, en realidad, comenzó a tejerse cuando
varios normalistas sobrevivientes declararon sobre la “Unidad 302”, como una de
las patrullas que los habían atacado. Los investigadores de la PGR no
encontraban una relación porque esa unidad 302 pertenecía a Acapulco, y en
Iguala y
Municipio las unidades
pertenecían a los 500. Uno de los investigadores de la PGR descubrió que una
semana después de la desaparición de los normalistas, el entonces jefe de la
Policía de Cocula, Ignacio Aceves, había mandado cambiar las fajillas, de 300
por 500. Para poder establecer que eran suyas, revisaron los teléfonos de los
policías de ese municipio, en donde se encontraron fotografías de ellos sobre
sus
vehículos, en particular
sobre las unidades 302 y la 306.
6.- Murillo Karam no lo dijo
en la entrevista, pero cuando en su momento le dijeron sus investigadores sobre
lo del cambio de fajillas e iniciar una averiguación sobre los policías de
Cocula, los descalificó. No sería la última vez. Lo mismo sucedió cuando al
estar redactando el documento que leyó en una conferencia de prensa el 27 de
enero pasado, dijo que su investigación era “la verdad histórica”. En este
espacio se
publicó hace una semana que
cuando le dijeron al exprocurador que lo que buscaban era la verdad legal, no
la histórica, les respondió: “No me va a venir usted a enseñarme Derecho”.
7.- Beltrán del Río le
preguntó sobre ese punto y Murillo Karam respondió: “Me equivoqué en usar esa
expresión, pero es falso que alguien me haya advertido que no debía hacerlo”.
No es cierto. Sus fallas de memoria o deliberadas, son constantes. Por ejemplo,
dijo que “nunca (afirmó) que la investigación quedaba cerrada. Y nunca (mencionó)
una cifra de personas asesinadas e incineradas en el basurero”. Esa
afirmación corresponde a su
conferencia de prensa del 7 de noviembre de 2014, pero en la del 27 de enero de
2015, subrayó: “(Muchos) elementos aportados durante la investigación,
permitieron… llegar, sin lugar a dudas, a concluir que los estudiantes
normalistas fueron privados de la libertad, privados de la vida, incinerados y
arrojados al río San Juan. En ese orden. Ésta, es la verdad histórica de los
hechos, basada
en las pruebas aportadas por
la ciencia, como se muestra en el expediente”.
Señor Murillo Karam: sin
comentarios.
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE PESONAL”
DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 24 DE NOVIEMBRE 2015)
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