Aquí
vamos oootra vez. Aún no inicia formalmente el proceso electoral hacia 2016,
donde los bajacalifornianos habremos de renovar las presidencias municipales y
las diputaciones locales, y los miembros usuales de los dos principales
partidos ya enseñaron el cobre en un destapadero, mayormente auto destapadero
político, para supuestamente ganar terreno político y encaminarse a la
obtención de la candidatura.
Por
ejemplo, tenemos los primeros, y uno de ellos nuevos casos. Ahí está Juan
Manuel Hernández Niebla, empresario, líder de empresarios, promotor social y
político del amparo contra el 16 por ciento de IVA en la frontera, crítico de
los partidos y los gobiernos en el Estado durante los últimos qué serán… ¿diez
años? Y quien aprovechando la próxima a estrenar figura de candidatura
independiente, se anima -no sin ser promovido por otros ciudadanos hartos del
sistema de partidos y la corrupción institucional entre estos y los gobiernos-
a idear ser candidato independiente a la alcaldía de Tijuana.
Seguramente
Hernández Niebla no será el único que, alejado de los partidos políticos y
motivado por el contundente triunfo de
Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” en Nuevo León, querrá contender en
la elección de 2016, aprovechando el evidente hastío que predomina en los
electores y hacia la clase política y de funcionarios de gobierno -provenientes
de esos mismos partidos políticos-, especialmente en estos momentos en los
cuales México parece atravesar por una difícil etapa de corrupción, tráfico de
influencias, impunidad y desaseo en el ejercicio de la administración pública.
Ahí
tiene Usted, por ejemplo, el impune caso del espionaje por parte del secretario
de Finanzas del Estado, Antonio Valladolid, con recursos del Estado e incluso
utilizando los bienes del Estado, como lo es el avión del gobernador y las
oficinas públicas, pero que permanece sin sanción alguna, aun cuando también se
destinaron -vía terceros- cientos de miles de pesos para adquirir programas y
husmear en la vida privada de otros.
O
el caso de la “Casa Blanca” de la primera dama de la nación, Angélica Rivera,
que continúa sin una investigación finalizada que esclarezca si hubo o no lo
que muchos sospechamos: tráfico de influencias. O la ausencia de castigos
contundentes y certeros en los casos de Ayotzinapa, la increíble segunda fuga
de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, Tlatlaya y la interminable y cada vez más
subida de todo guerra entre cárteles de las drogas en el país.
A
la falta de capacidad que han tenido los gobernantes nacionales, locales y estatales
para hacer frente a investigaciones criminales y de corrupción -ahí está en
Tijuana la tibia acción de Alejandro Lares respecto los policías que no
aprobaron los exámenes de control y confianza-, se suma la viciosa conducta de
políticos y funcionarios para ocultar información que puede ser utilizada para
exhibir la corrupción que impera en esas esferas.
Los
problemas económicos, que no son menores con el peso en su nuevo máximo
histórico de 16.50 por un dólar, y las afectaciones de las reformas fiscales y
financieras del Presidente Enrique Peña Nieto y
sus múltiples reglamentaciones a la miscelánea, también incidirán en la
población bajacaliforniana. Después de todo, hemos sido testigos cómo los
priistas y los panistas –por hablar de los más adelantados- no han hecho acción
contundente alguna desde su partido o desde los gobiernos que encabezan, para
bien representar las inquietudes de los ciudadanos de esta frontera, y defender
y exigir las condiciones políticas, sociales, legislativas y de gobierno para
encaminarnos hacia una estabilidad económica.
Pero
vaya, en estas condiciones de mucha deuda con la ciudadanía, desde el PAN y
desde el PRI, el destapadero político inicia y, sin mucho recato y menos
vergüenza, tenemos que son los mismos de siempre, aquellos que han sido
sacrificados o dejados en segundo lugar en las elecciones internas de por lo
menos los últimos doce años, quienes ahora sí, en 2016 creen tener la
posibilidad de ganar en sus partidos y contender en nuestras calles.
Así,
en el Partido Revolucionario Institucional, los perdedores de siempre,
encabezados por René Mendívil, quien se ha quedado sin candidatura en los
últimos tres procesos y buscará nuevamente y con menos apoyos y grupos de
poder, ser candidato a alcalde de Tijuana. Le siguen Carlos Barboza, a quien le
han quitado candidaturas incluso a punto del registro ante los órganos
electorales y Carlos Jiménez -ambos de la mano de Jorge Hank-, que también ha
sufrido descalabros electorales en su partido, donde también es considerada -como
lo es desde 1995- Carolina Aubanel, propietaria del canal de televisión
Síntesis, y a quien han intentado llevar a la candidatura por la presidencia
municipal de Tijuana, alguna diputación federal o el Senado de la República,
sin éxito alguno desde hace unos 20 años.
Cerrando
el círculo de cantidad sin calidad en los destapados políticos del PRI, se
lleva ignominiosa estrella el presidente del Comité de Turismo y Convenciones,
Miguel Badiola, quien ha sido promovido por Hank para cualquier cargo y cualquier
encomienda como su servil publirrelacionista que es.
El
que va en carrera es el delegado de Economía del Gobierno Federal, y quien por
primera ocasión aspira a la candidatura local, David Saúl Guakil, mismo que,
vaya, es apoyado por la estructura peñanietista, luego de que en Baja
California fungió como coordinador de la campaña del hoy Presidente de la
República.
En
el Partido Acción Nacional, el escenario no es distinto. Al anunciado auto
destape de Juan Manuel Gastélum, diputado federal por su partido e íntimo amigo
del actual gobernador Francisco Vega de Lamadrid, se suman las aspiraciones
insatisfechas del espía principal de Baja California, artífice de las deudas
del Estado, Antonio Valladolid, y la urgencia de ganar una candidatura que
desde hace años tiene Ricardo Magaña, el secretario de Desarrollo Social
señalado una y otra vez por organismos no gubernamentales, por “invertir” el
dinero público para la asistencia social, en organismos y personas afines a sus
proyectos e incluso pedir moches a cambio de recursos del Estado.
Para
completar el cuadro de los panistas desechados en el pasado y con la convicción
de convertirse ahora sí en candidatos, aparecen en escena el director del
Seguro Popular, Carlos Torres, quien ya fue candidato y de hecho perdió la
elección a alcalde de Tijuana en 2010, y el ex aspirante a la candidatura al
Gobierno del Estado, Gastón Luken Garza.
Sin
nuevas propuestas en el PAN y en el PRI, con los usuales y derrotados
candidatos del pasado, sea en elecciones internas o externas, estos dos
partidos parece se han anquilosado en la oferta política. No tienen -hasta el
momento- nada nuevo que ofrecer.
Salvo
por la aspiración independiente de Juan Manuel Hernández Niebla, no hay nada
nuevo en el escenario político electoral para Tijuana en 2016. Lo que sí, mucha
cantidad y poquísima calidad.
PD.-
De las izquierdas y del resto, luego hablamos.
(SEMANARIO
ZETA/ SORTILEGIOZ/ Adela Navarro Bello /
27 de Julio del 2015 a las 12:00:58)
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