GUADALAJARA, Jal.
(apro-cimac).- Marcia Martínez celebró su cumpleaños 45 sin detener su labor:
La búsqueda de migrantes desaparecidos que le dejó como legado su madre,
Emeteria Martínez, una de las fundadoras de las caravanas de madres
centroamericanas durante más de dos décadas, quien murió el año pasado.
Este 25 de
noviembre, aunque no tuvo fiesta de aniversario, Marcia recibió uno de los
mejores regalos: Atestiguar el reencuentro entre el hondureño Yanel y su madre,
Maria Delmi, tras 15 años de no saber uno del otro.
Desde 2011, Marcia
se avocó a buscar migrantes desaparecidos y, aunque en su movimiento no hay
mujeres con estandartes, ella acompaña a las madres centroamericanas en cada caminata.
Así lo hizo ayer en
un recorrido silencioso de unos cinco kilómetros desde esta capital jalisciense
a la Basílica del municipio conurbado de Zapopan.
La inspiración para
sumarse a la búsqueda fue Emeteria. “Mi madre, que en gloria esté, fue una
persona luchadora que anduvo 13 años en el comité luchando por encontrar a mi
hermana y a los demás desaparecidos que hay en nuestro país. Gracias a Dios
tuvo buenos resultados porque encontró a mi hermana en 2010”, rememora.
Dos décadas le costó
a Emeteria Martínez, hondureña del departamento (estado) de Yoro, encontrar a
su hija Ana Marlén Ortiz, quien salió de su país rumbo a Estados Unidos, pero
en el camino se quedó a vivir en México. Fue hasta 2010 cuando se pudieron abrazar
de nuevo.
Frente a la iglesia,
madres de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua hablaron de su
resistencia y denuncia. Allí estuvo Marcia, quien hoy integra el Comité de
Familiares Migrantes Desaparecidos de El Progreso (Cofamipro).
Durante 15 años y
tres meses, ella trabajó en una maquiladora de ropa, pero en noviembre de 2010,
después del reencuentro entre su madre y su hermana, quedó desempleada y
aprovechó para ayudar a Emeteria, quien a sus 75 años de edad estaba convencida
de seguir trabajando en defensa de las personas migrantes.
En 2011, Marcia
participó en su primera caravana, en un recorrido que comenzó en El Ceibo, en
la frontera de México con Guatemala. Ella y Ana Marlén se reencontraron. “A
raíz de esto me uní al comité y seguí en esta lucha. Vi que valía la pena,
nunca me imaginé los lugares donde se metía mi madre con tal de encontrar a su
hija”, destaca.
Le sorprendió que
Emeteria entrara a los albergues, caminara por las vías del tren y recorriera
las rutas más peligrosas como la de Tamaulipas.
“Fue una señora que
nunca se quejó. Nunca dijo no, siempre dijo sí, siempre estuvo presente”,
narra.
Madre de tres hijos,
Marcia replica las palabras de su madre. En donde puede habla del fenómeno
migratorio y los riesgos de llegar a México.
Su satisfacción es
saber que documentar historias, guardar expedientes, hacer trámites migratorios
o de repatriación es ayudar a las familias de los más de 600 hondureños
desaparecidos, al menos de los que tienen conocimiento.
En los últimos 15
años, el Cofamipro ha encontrado a 230 de sus compatriotas gracias a las
caravanas y el trabajo diario.
Esta tarde, Marcia y
las demás mujeres centroamericanas estarán en Celaya, Guanajuato. Después irán
al Distrito Federal, donde realizarán diversas actividades para difundir su
lucha por encontrar a sus hijos migrantes.
(PROCESO / ANAYELI GARCÍA MARTÍNEZ/ REPORTAJE ESPECIAL/
27 DE NOVIEMBRE DE 2014)
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