Los
jóvenes fueron colocados a menos de un metro de las paredes de una bodega y les
dispararon
La
escena ‘‘fue totalmente manipulada, con cuerpos sembrados y desaparición de
evidencias’’
Catorce
de las 22 personas abatidas por efectivos del Ejército Mexicano en el poblado
de San Pedro Limón, en Tlatlaya, estado de México, fueron colocadas a menos de
un metro de las paredes de una bodega y los militares les dispararon a corta
distancia.
‘‘Para
que un impacto de bala de ese calibre (de fusiles M-1) deje un boquete en la
pared luego de atravesar un cuerpo, se necesita que se dispare a menos de 30
centímetros de la víctima’’, afirmó el criminólogo José Luis Mejía Contreras al
analizar el material fotográfico de la escena del crimen, mismo que fue
entregado de manera anónima a la agencia de noticias MVT.
La
escena donde supuestamente las 22 personas perdieron la vida durante un
enfrentamiento con los militares, el pasado 30 de junio, ‘‘fue totalmente
manipulada; hubo cuerpos que fueron sembrados y se desaparecieron evidencias.
‘‘Si
la confrontación fue entre entre quienes estaban dentro y los militares fuera
de la bodega, había una distancia de entre 20 y 30 metros entre unos y otros,
por lo que cualquier disparo de los militares se tuvo que alojar en el cadáver,
ya que ningún arma es capaz de atravesar un cuerpo y luego impactar en la pared
y dejar un boquete.’’
Las
imágenes entregadas a la agencia de noticias MVT corresponden a momentos en los
cuales los cuerpos y las armas que supuestamente se utilizaron para agredir a
los militares no habían sido levantados por personal de la Procuraduría General
de Justicia del Estado de México (PGJEM), y en ningún momento los peritos
colocaron letreros que indicaran la existencia de casquillos de cartuchos
percutidos por las víctimas.
Ninguno
de los presuntos delincuentes abatidos durante el enfrentamiento, que según la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) duró tres horas, tiene disparos en
la cabeza; todos los impactos se registraron a la altura del pecho y el
abdomen.
En
el caso de las 14 personas que fueron llevadas hacia las paredes de la bodega,
el crimonólogo precisó que fueron colocados de pie, y en las fotografías se
observa que en cada caso se percutieron dos disparos a una altura de entre 1.20
y 1.40 metros.
‘‘Uno
de los datos periciales más reveladores es que las víctimas presentan, todas,
manchas de lodo en las rodillas, y otras más en el pecho, y luego aparecen los
cadáveres tirados sobre piedras en un terreno totalmente seco.
‘‘A
esas personas las sometieron, permanecieron más de media hora hincadas, algunas
más pecho a tierra; luego quizá los pusieron de pie y entonces les dispararon a
menos de 30 centímetros de distancia, lo que provocó que los cuerpos fueran
atravesados y las ojivas impactaran contra las paredes, dejando un gran
hueco’’, detalló Mejía Contreras en el análisis realizado a petición de la
agencia MVT.
Señaló
que nadie muere en un enfrentamiento con las piernas cruzadas, porque la
dinámica de movimiento que se presenta cuando alguien cae abatido en un
intercambio de disparos registra el llamado ‘‘trompo’’, es decir, el cuerpo
gira hacia el lado contrario del que recibió el impacto de bala.
‘‘En
la escena que observamos a partir de las fotografías y la manera en que fueron
fijados los cadáveres, más de cinco cuerpos cayeron totalmente de espaldas, uno
más de frente, pero ninguno observa el giro natural que se presenta al recibir
un impacto de bala de grueso calibre a más de 20 metros de distancia, lo que
evidencia que esas personas fueron sacrificadas en un sitio y luego arrastradas
al lugar donde se montó la escena, y a todos los tiraron de espaldas para hacer
creer que así cayeron, lo cual es imposible’’.
En
cuanto al sitio donde fueron abatidos los presuntos delincuentes, es una bodega
recién construida, el piso es de tierra y tiene materiales como grava y arena
en todo el terreno. No tiene puertas, para evitar que alguien observe hacia el
interior; solamente cuenta con dos accesorias sin cortinas.
Había
tres camionetas en el interior, marcas Ford, Honda y Chevrolet Cheyenne. A
pesar de que supuestamente fueron utilizadas para disparar contra los militares
y resguardarse de los tiros de éstos, las unidades no presentan daños graves.
Incluso tres de los cuerpos fueron colocados por delante de las puertas
abiertas de los vehículos, como si en lugar de protegerse trataran de impedir
que las balas perforaran la carrocería.
Sobre
el supuesto sitio para mantener a personas privadas de su libertad, consideró
que nadie tiene secuestrada a una persona en esas condiciones.
José
Luis Mejía Contreras señaló que ni siquiera existe una lógica en el tipo de
armamento que ‘‘plantaron’’ a los cadáveres, pues mientras las armas son
negras, los cargadores son grises, ‘‘y esos sólo los utilizan los militares’’.
En
muchos casos las armas aparecen colocadas perfectamente alineadas con los
cadáveres, aparentemente sostenidas, o hasta los cargadores extras que
supuestamente usarían las víctimas estaban en paralelo con los rifles.
(PERIÓDICO
LA JORNADA/ Gustavo Castillo García con Información de la Agencia MVT/ VIERNES
26 DE SEPTIEMBRE DE 2014, P. 3)
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