CHIHUAHUA,
Chih. (proceso.com.mx).- El “levantón” y ejecución de una familia en el
Triángulo Dorado generó alerta entre ciudadanía y autoridades, debido a que sus
integrantes tenían relación con elementos castrenses y se dedicaban a la venta
de artículos militares.
Teresa
Escobedo Martínez, de 51 años; sus hijas Rita Cristina y Karina Estefanía
Gutiérrez Escobedo, de 25 y 19 años, respectivamente; así como dos sobrinos de
Escobedo Martínez, Marco Alberto López Martínez, de 29 años y Esvan Ponce
Escobedo, de 27, eran originarios de Atascaderos, municipio de Guadalupe y
Calvo.
Las
víctimas se dedicaban a la venta de artículos militares como boinas, uniformes,
cinturones, porta cartuchos, cascos, lentes, botas, cantimploras, equipos de
supervivencia, entre otros.
Karina
Estefanía Gutiérrez Escobedo estudiaba el séptimo semestre en el Tecnológico de
Parral y Rita Cristina era alumna de la Escuela Experimental “Miguel Hidalgo”
en ese mismo municipio.
Habitantes
y exrepresentantes seccionales de Atascaderos afirman que Teresa Escobedo
Martínez era conocida como La Coyota y tenía relación con integrantes de un
grupo delictivo del Cártel de Sinaloa.
Aseguran
que en aquella zona sólo opera esa organización que se ha dividido en los
últimos años y que enganchó por lo menos a dos jóvenes mujeres para ofrecer
servicios sexuales.
Sin
embargo, amigos de las víctimas las recuerdan como “buenas, trabajadoras y
serviciales personas”.
Escobedo
Martínez se dedicó durante un tiempo a la costura y siempre manejó negocios;
“entraba y salía del pueblo”, comentan.
Relatan
que Karina Estefanía y Rita Cristina eran consideradas buenas estudiantes.
Ellas pertenecían a una familia unida que vivía bien por el trabajo incansable
de su madre.
Hace
aproximadamente un año, dos integrantes de la familia fueron “levantados”: un
hermano de Teresa y otra persona.
De
acuerdo con el Observatorio Ciudadano de Prevención, Seguridad y Justicia, en
Guadalupe y Calvo hay cientos de mujeres viudas. El número se ha incrementado
en los últimos años, ya que ese municipio llegó a registrar una tasa de
homicidios casi del 300% por cada cien mil habitantes, la mayoría jefes de
familia productivos.
Con
ese panorama, policías de la región comentan que han surgido lideresas de
grupos en diferentes comunidades o seccionales, quienes son respetadas y hasta
temidas.
Los
pobladores destacan la relación de la familia asesinada con los soldados, por
la misma naturaleza de su negocio de venta de artículos militares que les
obligaba a ir de un destacamento a otro.
Indican
que ese pudo haber sido un motivo para victimarlos, aunque no hay una línea de
investigación firme.
La
versión oficial de la Zona Militar 42, con sede en Parral, señala que la
familia integrada por la mujer de 51 años, sus dos hijas universitarias y dos
sobrinos, fue privada de la libertad cuando transitaba en una camioneta
Chevrolet Avalanche, entre Atascaderos del municipio de Guadalupe y Calvo en el
estado de Chihuahua y Badiraguato, en Sinaloa.
Los
cinco cuerpos fueron localizados en un lugar conocido como La Cueva de los
Ramírez, de la comunidad Las Banquetas, municipio de Tamazula, Durango, aunque
no fueron ultimados ahí.
La
Zona Militar 42 explicó que familiares de las víctimas reportaron el lunes 11
su desaparición, por lo que colaboraron para localizarlos y enviaron un escrito
al Mando Badiraguato para que apoyara en la búsqueda. Dicho mando fue
implementado para operar en el Triángulo Dorado desde el 30 de junio pasado y
depende directamente del secretario de la Defensa Nacional (Sedena).
Los
cinco miembros de la familia fueron buscados durante tres días y localizados el
pasado jueves 14 por la mañana en territorio duranguense. Por lo menos dos de
los cuerpos (Teresa Escobedo y uno de sus sobrinos) tenían huellas de tortura.
La
última vez que se vio a la familia con vida fue cuando salía de una base
militar de Tamazula, Durango con dirección a Badiraguato, por lo que la Zona 42
afirma que pudieron haber sido asesinados en el camino de Atascaderos a
Badiraguato.
En
las corporaciones de la cabecera municipal de Guadalupe y Calvo afirmaron que a
unos metros de los cadáveres se encontraron los cuerpos de dos militares, lo
que fue desmentido por la Zona 42.
Sin
embargo, se desconoce si esos dos hombres estaban vestidos de soldados y sus
cuerpos rescatados por su grupo delictivo.
La
Zona 42 avisó del hallazgo a la 3ª Región Militar de Mazatlán, a la 20ª de
Colima, a la 10ª de Durango, al 51 Batallón Cuauhtémoc, Veracruz y al Batallón
66 de Delicias, Chihuahua, pero no existían reportes de elementos militares
desaparecidos en el Triángulo Dorado.
Los
militares sí acompañaron a los agentes ministeriales al lugar, por temor,
explicaron en la Zona 42.
Los
cuerpos de los integrantes de la familia fueron enviados al Servicio Médico
Forense (Semefo) de la Fiscalía Zona Sur en la ciudad de Parral. De inmediato,
los cadáveres de los dos sobrinos fueron enviados a Atascaderos el mismo jueves
y los otros dos permanecieron en la funeraria.
La
Fiscalía de Chihuahua se apresuró a entregar todo el expediente a la
Procuraduría de Justicia de Durango que investiga la multiejecución, ya que los
cuerpos quedaron en su territorio.
(PROCESO/
REPORTAJE ESPECIAL/ PATRICIA MAYORGA/24 DE AGOSTO DE 2014)
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